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Magdalena Bay – Imaginal Disk (Mom + Pop)

En el último libro de Simon Reynolds titulado Futuromania (White Rabbit, 2024), que pronto saldrá traducido al castellano por la editorial Caja Negra, el ensayista inglés recopila artículos de una serie de personajes que, a su parecer, han desarrollado músicas que se expandían hacia un futuro. Desde Kraftwerk pasando por estilos como el Jungle, pasando por el acid house hasta reconocer los signos del pasado hauntológico de Boards Of Canada. Pues bien, en uno de los apartados habla de Pete Bellotte y Giordio Moroder cuando estos se aliaron con la gran Donna Summer. De esa fórmula maestra nacieron hits incontestables del que destaca por encima de todos “I Feel Love” que en 1977 supuso un rompepistas absoluto, e incluso llegó a hacer sombra a los sencillos que se publicaban en la  emergente escena punk de la época. Entre las interesantes reflexiones de Reynolds sobre el tema de futuro y maquinismo, comenta que la voz de Summer es como la de una especie de androide en ese tema, algo que la cultura rock dominante criticó al no ver el sesgo “femenino” que de ella se esperaba. Por otro lado, Moroder dio unas declaraciones a NME exponiendo la complejidad que supone componer con máquinas (sintetizadores, cajas de ritmos, secuenciadores, etc.) para, de esta manera contundente, acallar las críticas que desde cierto sector del público y crítica ya se hacía a la música pop electrónica por ser “antinatural” o poco “autentica”.

La voz de Mica Tenembaum, la mitad del dúo Magdalena Bay junto a Matthew Lewin, se desliza sobre un entramado de arreglos orquestales y de sintetizadores que incluso llegan a ensombrecer la voz de esta, pero sin ello dejar de ser un elemento primordial para reforzar los innumerables estímulos de la música de esta pareja de Florida. Por otro lado, creo que pocos grupos de synthpop en la actualidad pueden sacar pecho por recrear un espacio muy cercano al futuro. Su música es lo más parecido a crear paisajes sonoros que intentan (y consiguen con creces) aprehender un simulacro de asincronía que choca frontalmente con el ethos del pop actual que vive anclado en la nostalgia desde hace años.

La producción en este segundo disco Imaginal Disk (Mom + Pop, 2024) es desbordante. Son canciones cinceladas a base de torrentes de sintetizadores, loops, orquestación ampulosa, guitarras saltarinas, y aceleración desenfrenada. De esto saben mucho gente como A.G Cook y su hiperpop, aunque podríamos ver un antecedente en Rustie, y ese clásico del maximalismo electrónico como fue Glass Swords (2011), en donde se instauraba la idea de que con talento uno puede crear, desde su habitación, (y con la ayuda de programas de tipo Ableton) cascadas de sonido que se apoderan del oyente por su envergadura totémica: bajos gruesos, murallas de sonido sintetizado a trote alocado que definen los tiempos en los que vivimos, ni más ni menos, así como referencias al pasado manierista de Daft Punk (soft rock o emopop).

Esto es un poco, a grandes rasgos lo que ofrece este disco que, desde mi punto de vista, es uno de los más brillantes ejercicios de pop de este año. Casi una hora de música sin tregua: andanadas de ritmos adictivos como “Image” (hablando de Donna Summer, ¿no suena esto a una producción de Moroder?), los arreglos soft pop de “Killing Time” son una delicia, la infalible “Vampire In The Corner vira hacia el K-pop con azúcar emo y teatralidad en la voz de Mica, los guiños a factoría PC Music en la preciosa “Tunnel Vision”, y hasta le dan al soul con claras influencias del city pop nipón en la canción que cierra este álbum “The Ballad of Matt & Mica”. Un trabajo repleto de momentos mágicos y llenos de plasticidad. De cuando las máquinas activan los resortes de las emociones en el Armagedón de la vida.

Escucha Magdalena Bay – Imaginal Disk

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