Pau Riba (Teatre Joventut) L’Hospitalet. Barcelona 12/04/19
Cumplir 50 años y continuar siendo un referente intergeneracional es un mérito que pocos artistas consiguen, y se tenía que festejar como el personaje, el grandísimo Pau Riba, y su obra maestra Dioptria merecían. Ahora Pau vuelve a estar en boca de mucha gente. Por un lado Munster Records acaba de editar, con todo lujo de detalles, en vinilo el mítico disco, y por otro lado, pronto tendremos noticias editoriales nuevas junto a la Orquesta Fireluche tal y como nos comentó el artista en la entrevista del pasado febrero.
Mientras esperaba entrar al Teatre Joventut, mítico escenario donde se fijó el concierto en el marco del Festival Barnasants, un señor de de pelo cano sujetado con una coleta me pidió si quería colaborar en una web multidisciplinar que gestionaba. También me pidió permiso para grabarme. Le contesté que, vale, bueno, aunque eso de que me graben no lo llevo bien, al igual que odio que me fotografíen. Me preguntó si era fan de Pau, y que era lo que destacaría de su carrera, a lo que un servidor respondió que lo que más apreciaba de Riba era su estética salvaje, torrencial, libertaria, siempre en el filo de navaja, siempre cuestionando el status quo de las cosas y su afán de destruir lo establecido. El hombre me miro con una cara un poco extraña, para añadir acto seguido si sus fans sabían apreciar esa estética. Hombre, tendríamos que preguntarles le dije, pero mucho me temo que la música folk y pop no sería lo mismo si no existiera “Dioptria” desde hace décadas, y en la actualidad más de grupo y artista catalán son lo que son gracias a las extraños, poéticos y alucinados surcos de esta obra.
Entré en el teatro. El público era muy variopinto, y me encantó ver a gente que peinaba canas y melenas asilvestradas, y a otros jóvenes con tote bags de The Jusus & Mary Chain. “Dioptria” es capaz de unir a estas generaciones en lo que sería una hermosa verbena galáctica. Una puente de unión en donde unir a los veteranos contraculturales y a jóvenes indies que descubren en el poeta a un alquimista lisérgico más peligroso que Jason Pierce.
Introducen el espectáculo Memi March y el escritor Marius Serra, y después sale al escenario un gracioso Sisa, con un sombrero de colores y pensé que se parecía a cazador galáctico o a un turista accidental que viene de ver la Sagrada Familia. Su monólogo nos hizo reír con sus referencias a Pau y su surrealista verso. De entre uno de los laterales, y mientras las luces aún no se habían apagado, salía Pau, acompañado de Pepino Pascual, Carles Belda y Joan Garriga como si de unos juglares se trataran. Interpretaban, entre el entusiasmo y el silencio respetuoso del público, el tema “Sabates”, y Pau interactuaba con el público con una sonrisa cómplice.
Con tejanos, una camisa con simbología libertaria, y descalzo, Pau Riba interpretó junto a una banda excelente que iban cambiando de miembros, casi toda la totalidad del “Dioptria” con momentos excelentes como las tomas de “Kithou” y “Rosa d’Abril (L’amor s’hi posa)” junto a Anna Rossi doblándole en las voces. El autor de “Taxista” se le veía cansado pero en su salsa, y donde su voz no alcanzaba, allí estaban todos (público incluido) para ayudarlo y estar a su lado.
Otro de los artistas invitados, Enric Casasses, permitió un respiro para que Riba descansara mientras el poeta barcelonés interpretó una Sinfonía de los dioses con mensajes republicanos que aplaudió con entusiasmo el respetable (yo incluido).
Después de este intersticio de aguerrida poesía y sonido rockero musculoso junto a la banda Mortimers, salieron al escenario Herois De La Katalunya Interior (grupo que ya está disuelto) haciendo match up entre New Order y “Noia De Porcellana” que no entendí demasiado, y solo sirvió para epatar de forma simplona.
Con Pau en el escenario después del descanso, y junto a la banda Mú, interpretaron una versión muy metalera de ”Vostè” cuyos nuevos ropajes le sentaron de maravilla, y la sinpar “L’home Estàtic”, una canción eterna que coreamos a grito pelado.
Hubieron bajas de última hora en este homenaje, sobretodo la des su hijo Caïm, operado de urgencia hacía unos días, y por ello le dedicaron “Mareta Bufona”. En los bises, hubo una toma a pelo, solo con guitarra y voz de “Noia De Porcellana” que puso la piel de gallina, “El Matí Just A Trenc d’Alba” junto a Mau Boada, y una versión del “Killing In The Name” de Rage Against The Machine que sonó caótica, física, y catártica a la vez. Un canto a la desobediencia. Una noche en la que nos teletransportamos a ese mundo paralelo en donde habitan soles cegadores y las flores crecen entre las cuencas de los ojos. Un mundo extraño y mágico.