Pequeño Circo: Historia oral del indie en España
Hace aproximadamente una década caía en nuestras manos Por favor, mátame: La historia oral del punk de Legs McNeil y Gillian McCain. Un texto obligatorio en la estantería de cualquier amante de la música que se precie, que cruzando el océano a lo largo de varias décadas, repasaba la historia de algunas de las bandas seminales del género. Historias de The Velvet Underground, The Stooges, Ramones o Sex Pistols contadas a través de la boca de los implicados.
Siguiendo esa misma estela, Contra Ediciones saca a la estos días luz un más que recomendable complemento centrado en nuestra escena, Pequeño Circo: Historia Oral del Indie en España, que siguiendo una estructura similar a la de aquél, desgrana, de la mano del periodista musical Nando Cruz 942 páginas con las vivencias y confesiones de sus protagonistas, en base a más de 100 entrevistas.
El «Chup chup» de Australian Blonde, el Noise Pop, Radio 3, la sala Maravillas, Los Fanzines, Getxo, Subterfuge, el Donosti sound, Malasaña, Luis Calvo, Xixón, «Mi hermana pequeña» de Los Planetas, Los hermanos Morán, Acuarela, Le Mans… nada o casi nada, falta en un libro dividido en tres partes, una primera centrada en cada una de las localizaciones en las que surgió el movimiento, una segunda que ahonda en algunos de los sucesos más notables y una tercera de reflexión y análisis dos décadas después.
Con Pequeño Circo nos reiremos gracias a las anécdotas de Antonio Luque (su primer viaje al FIB es impagable) o Eric Jiménez hablando de su prematura boda. Fliparemos con los tejemanejes de algunas distribuidoras y sellos o con las consabidas zancadillas de algunos locutores de Radio 3. Nos sorprenderá la crudeza de artistas como Fernando Alfaro, como siempre sin pelos en la lengua, admiraremos la labor incansable de personas como Luis Calvo empeñadas en hacer (y conseguir) algo diferente y podremos sacar ciertas conclusiones de dónde y cómo han terminado ciertos «matones» y popes de la escena 20 años después, gracias a su reputación.
Y ahí es donde radica realmente el encanto de estas memorias colectivas, en las distintas percepciones de situaciones similares, en las contradicciones y en los muchos navajazos al contrario, que también abundan (y mucho). Todas esas vivencias que ahora se recuerdan con nostalgia y que en parte cambiaron o dieron un nuevo aire a la música de nuestro país.
Una obra necesaria, muy completa y tremendamente entretenida, que viene a llenar un hueco que hasta ahora nadie había abordado con tanta profundidad. Más indicada para quienes lo vivieron en primera persona que los neófitos o recién llegados, que pueden terminar algo perdidos entre tanta historia.