Rufus T. Firefly + Maika Makovski (Tomavistas Extra) Madrid 17/09/2021
Tras el preludio sonoro del mes de mayo, el Festival Tomavistas Extra nos obsequia con una propuesta tan inquietante como arrolladora. Un binomio musical que tiene como denominador común la elocuencia melódica y el amor por los tiempos pasados.
Las luces se apagan. El insigne poema sinfónico de Strauss envuelve el anfiteatro, y con él comienza el viaje estelar. La veterana Maika Makovski aparece puntual en el escenario, ataviada con un vestido blanco con detalles en rojo y azul, apariencia que evoca al imaginario cósmico de David Bowie y se complementa brillantemente con la decoración del fondo del escenario.
La actuación empieza enérgica y con una sonoridad cercana al rock. Temas del MKMK, su nuevo disco, como “Scared of Dirt” o “Reaching Out You” remarcan el espíritu inquieto y agitado de la cantante, mientras que en otros cortes como “Lava Love” despuntan el personal protagonismo de la segunda voz de Mariana Mott y unos poderosos riffs de guitarra. Las gradas comienzan a llenarse paulatinamente, acudiendo hipnotizados por la brillantez musical que desprende la banda.
Maika apela al público, atenuando el frenesí que emana del escenario y ofrece un discurso optimista sobre la crítica situación que atenaza a la industria de la música. Mientras tanto, el resto del grupo se rota en los instrumentos para arremeter con otros temas que suenan abrumadores, tales como “The Gate” o “Number”.
La influencia rockera del artista está presente en otras canciones como “Iron Bells”, con una gran presencia vocal y un grito final arrollador, pero también deja espacio para explorar otros tipos de sonoridades, como es en el caso de “Your Reflection”, que recuerda al Elton John de la década de los 70, o de “Purpose”, usando una caja de ritmos y acercándose más al estilo de grupos como Blondie.
La atmósfera está cargada de energía y la banda abandona el escenario dejando sola a la líder únicamente con una guitarra. De esta forma arranca “Places Where We Used to Sit”, tema que consigue relajar el ambiente y sirve de puente para un momento más sosegado. Con unas claras influencias de la música folk americana, la canción se erige como la más emotiva del concierto y logra arrancar los silbidos de admiración del público.
El reposo se alarga con la melodía hipnótica a piano de “Language”, el acercamiento ochentero a la new wave de “Bulldog” y la sobresaliente sección percusiva de “When the Dust Clears”. Sin embargo, Maika recuerda rápidamente lo que han venido a hacer y la fuerza y contundencia regresa con “Pose” y “Nevermore”, canción muy frenética que llega al éxtasis con un solo de guitarra desenfrenado que roza al punk inglés más clásico.
Después de presentar a la portentosa banda que la acompaña, la artista exterioriza su sensación de comodidad con la audiencia y da paso a “Love You Till I Die”, una de las canciones más esperadas por su público. Las primeras filas no pueden evitar levantarse tímidamente y bailar con la artista, lo que crea una sinergia mágica entre las dos partes. Este espíritu animado alcanza su cénit en la última canción, “I Live in a Boat”, con todo el público coreando el pegadizo estribillo.
Por otra parte, la propuesta que presenta Rufus T. Firefly para el concierto de esta noche resulta llamativa. Presentar un disco inédito íntegramente en directo demuestra una valentía y una confianza demencial, solo propia de unos músicos de la categoría de los ribereños.
El escenario teñido de morado y azul arropa a la banda que, tras una introducción muy atmosférica y que logra estimular al público, se coloca sobre el escenario recreando una forma de pirámide invertida. “Templehof” abrió el concierto, dejando escuchar la armoniosa voz de Víctor Cabezuelo e introduciéndonos en el periplo que se nos presenta.
Antes de esta presentación solo podíamos haber escuchado tres canciones del nuevo álbum de la banda. “Torre de marfil” fue la primera de ellas que lanzaron como single y arremetió en el directo con el teclado electrizante de Víctor y unos armoniosos coros dominados por Marta Brandariz. Ambos sentados mirándose frente a frente, en la cúspide de la pirámide, de una forma muy íntima y sosegada, lo que intensifica el sentir etéreo del tema.
“El largo mañana”, canción que da nombre al nuevo disco, rompe con la quietud del anterior corte para introducir una mayor presencia de los sintetizadores y las guitarras eléctricas. Julia Martín-Maestro demuestra el control que posee sobre la batería acentuando el solo de guitarra y construyendo una base rítmica sólida que se ve apoyada sobre las congas de Juan Feo.
Las nuevas creaciones se suceden, dejando escuchar a la audiencia los temas que muy pronto podrán tener entre manos. Esta decisión supone para la banda una reivindicación del formato físico y una protesta contra la inmediatez a la que nos tienen acostumbrados las plataformas como Spotify. De este modo, sorprenden con temas como “Esta persona no existe” o “Me has conocido en un momento extraño de mi vida”.
El recio bajo de Miguel de Lucas avanza inexorable en la introducción de “Polvo de diamantes”, de forma muy fiel a lo que habíamos escuchado en el single. Las capas de los órganos y la guitarra con wah-wah van creciendo hasta que rompen con un fabuloso break de batería y Víctor empieza a cantar dulcemente.
Con este nuevo disco, Rufus T. Firefly pretenden alejarse de la psicodelia que ha marcado sus otros trabajos y acercarse a una sonoridad más próxima a la de artistas de la talla de Marvin Gaye. Este espíritu está presente en temas como “El hombre de otro tiempo” y en el profuso groove de “Selene”, que presagian de forma intuitiva el nuevo rumbo que quiere tomar el grupo.
El público se ve sorprendido por la presencia de Anni B Sweet, que sube al escenario respetando la formación de la pirámide para cantar “Lafayette”. La melancolía que irradia el indie de la malagueña contrasta a la perfección con las estrofas de Víctor, que encuentra refugio en la pareja cadenciosa que resuelven las congas y la batería.
Las cuatro últimas canciones se ofrecen al público como un auténtico manjar y aparecen unas tímidas gotas de lluvia que tampoco quieren perderse el concierto. La archiconocida “Nebulosa Jade” pone los pelos de punta a todo el auditorio y se convirtió en el momento más emotivo del recital, dejando paso a “Se dónde van los patos”, que invade el escenario con una puesta en escena sideral.
Para terminar, “Un Breve e Insignificante Momento en la Breve e Insignificante Historia de la Humanidad” se desborda entre el público, que no puede aguantar más y se levanta de sus asientos para seguir los ritmos más pop de este himno de la banda. Entre los aplausos fervorosos de una audiencia casi en éxtasis, la guitarra desgarradora y distorsionada de “Río Wolf” inyecta el último tema del espectáculo inoculando el riff más icónico del imaginario de la banda y la canción más potente de todo el concierto.
Rufus T. Firefly ha asumido un riesgo grande con este concierto, pero han sabido sortear el obstáculo que supone tocar por primera vez un repertorio dominado por canciones que nunca antes ha escuchado el público manteniéndose totalmente fiel a su sonido y estilo. Aunque la banda quiera abandonar la senda psicodélica, como bien han dicho ellos, es algo que llevan muy dentro.
La exploración de nuevas influencias que han experimentado es francamente palpable, pero la llama que encendieron con álbumes como Magnolia o Loto todavía no se ha apagado. Los de Aranjuez han brindado un concierto excepcional al público, que abandona el auditorio casi a la fuerza mientras suena el inconfundible “Sexual Healing” del gran Marvin Gaye.
Fotos: Adrián Álvarez
Maravillosa noche. Maika es una reina y lo de Rufus no tiene nombre. Presentar canciones nuevas y atraparnos de esa manera… Muy bien contado todo, gracias
El concierto fue mágico, y esta crónica también! Las fotos me vuelven a trasladar al momento del bolo. Maika fue un grato descubrimiento, su banda es magnífica y Rufus demostró que su nuevo disco también estará a la altura de sus trabajos anteriores. Enhorabuena!