Ryan Adams – Palacio de Congresos (Madrid)
Esperada era la visita a Madrid del pijo macarra (de estos hay muchos en este país) de Ryan Adams. El Palacio de Congresos de la capital fue el lugar elegido para la celebración de la cita. Un acierto (sonido excelente; además, el público mostró un gran respeto por los artistas) y a la vez un desacierto (el rock no está hecho para teatros o auditorios, debe ser accesible y popular).
Jesse Malin presentó los temas de su nuevo trabajo, «The Fine Art Of Self-Destruction», acústica en mano y sin parar de contar anécdotas entre tema y tema. Algunos yankees son así, no pueden pasar sin relatar las historias que les suceden.
A eso de las diez y media el nuevo exponente de lo que se ha denominado Americana, Mr. Ryan Adams, con una gorra bien calada, hizo presencia sobre el escenario y sin mediar palabra, no dijo absolutamente nada en toda la actuación, comenzó su set. Tres fueron
las escenas donde el mudo de Ryan dio buena cuenta de su saber hacer. Al piano, sentado y con guitarra acústica, y de pies con electro-acústica en mano.
El ex Whiskeytown, pecó de mala educación para variar, y fue incapaz de saludar y agradecer al público su presencia. No le vendría mal un poco de humildad al muchacho. Y más teniendo en cuenta que su música nos ganó descaradamente. Ryan posee una excelente voz y lo demostró sobradamente.
Destacamos los momentos en los que se hizo acompañar, estando él en el piano, por una violinista, una violonchelista y un guitarra, y uno de los bises finales, «New York, New York», incluyendo la armónica.
Varios de los asistentes entre tema y tema le pidieron que dijera algo, incluso «¿Puedo fumar Ryan?», y nada. Adams se dedicó a fumar, cantar y tocar. Ya lo dijo con motivo de la promoción de su último trabajo. «Si vuelvo a vuestro país haré lo que me de la gana». Pues, vale.