Juana Chicharro y El Gobierno (Despensa Somos Tribu VK- San Diego) Madrid 13/06/21

Este pasado domingo 13, incluido dentro del catálogo de actividades comunitarias Somos Tribu; colectivos de despensa y autoayuda vallekanos y a modo solidario, realizando distintas actividades y conciertos, daban inicio y regreso a la programación musical más underground y de base, un instante de aire para respirar fuera de la interminable epidemia de todos los días y sus restricciones. Juana Chicharro y El Gobierno se subían a un escenario en su barrio. Solo el hecho, ya era un acontecimiento.

Porque los conciertos más profesionalizados, evidentemente, han comenzado a respirar, hace ya unas semanas, pero el limbo de la autogestión, del asociacionismo, del centro social, okupado… o no; la línea más combativa de la red de escenarios para la escena (sonoro redundo) de base más profunda, pues bueno, sobrevive como siempre: A pesar de todo.

Y duro y a la cabeza: Yo llegué con el concierto en llamas y a miss Juanita y secuaces perpetrando Juanitadas; no se puede decir ni más alto ni más claro, quizás sí con más dinero, pero… si no los has visto estás tardando. Intensisimos momentos de catarsis Folklorismo Trash en el supermercado; una surtida apisonadora de temazos, algunos convertidos en hits colectivos como “Mariví”, “Batalla Naval”, “Rayito”, “Dejad ya de chutaros”,… y los interludios a capela de inspiración clásica universal marca de la casa, de Violeta Parra a Lola Flores (por ejemplo) y tiro por que me toca. Un bis de instantánea obligación, por lo ajustado del tiempo, comenzando con la insuperable versión Nikis-Velvet, “Yo soy tu sombra» y dejando el concierto en todo lo alto, al compás épico del himno de orgullo de clase que es “Sueño Vallecano”. Pelos como escorpions.

Mínima parada y fonda necesaria, cuando el único Gobierno que mola, el poderoso, el regente, el despótico… El Gobierno del Rock toma al asalto las tablas para fundir, bajo un huracán de fuego, el ya de por sí hirviente medio día vallekano. Hipervitaminado Funk de herencia y esencia primitiva, negra como un tizón, cabalgando a ritmo locomotora de Gospel, Soul y mucho Rock’n’Roll; el power trío entregó su tanda con contundencia, arrojo y destrezas exaltantes, versión de la Sonic’s Rendezvous Band (creí reconocer) incluida y finalizando muy ajustados de tiempo y que nos supo a poco, sin ni siquiera la posibilidad del bis por la aparición de la policía, porque toda fiesta que se precie tiene que acabar con la intervención de las fuerzas públicas, si no pecaría de fiesta de té con pastas para especuladores de bolsa por tradición familiar.

A lo mejor es que en Colón molestaban menos. El barrio y el Rock no se paran.

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