Sarah McCoy (Insituto Francés) Madrid 14/04/23
Sarah McCoy ofrecía en Madrid la segunda y última fecha de su gira peninsular, tras actuar días antes en la barcelonesa Sala Apolo dentro del ciclo ‘Caprichos de Apolo’. Su concierto se ubicó en un marco atípico como es el auditorio del Instituto Francés de la ciudad, resultando, a la postre y dadas las peculiaridades de su música, un emplazamiento adecuando para disfrutar con la propuesta de la norteamericana, que venía con su segundo y recomendable disco (portadón incluido), High Priestess (Gold Leaf Productions, 23), bajo el brazo.
La vocalista se presentó ante la audiencia interpretando un tema a capella, mientras acontecía una pequeña bronca con un espectador que, por algún extraño motivo, se empeñaba en hacerle fotos con flash a un palmo. Un percance que, en cualquier caso, dejó claro que nos encontrábamos ante una intérprete intensa y con personalidad, algo que desarrollaría a conciencia a lo largo de los siguientes noventa minutos. Ya ubicada tras el piano, McCoy probó una y otra vez la fuerza de su voz, arma infalible cuando se trata de materializar esas historias que albergan canciones como “Take It All”, “Go Blind”, “Long Way Home”, “Sometimes You Lose”, “Weaponize Me” o la magnífica “Sorry For You”, presentadas sin los adornos incluidos en su versión de estudio y ganando así en calado. Una empresa en la que la auto-reafirmación resulta temática recurrente en varias piezas, las mismas que ella misma se encarga de introducir y explicar al público –en inglés o francés, según el momento– con generosidad, gracia, sinceridad y un chispeante punto de histrionismo.
Por momentos, Sarah McCoy puede llegar a parecer una punky atrapada entre corsés clásicos que apuntan al soul y el jazz, y es en esa lucha interna entre ambos mundos en donde prende el mayor de sus atractivos. Unas peculiaridades que, en la práctica, dejaron un concierto con momentos intensos y otros más prescindibles, pero sin duda interesante tanto en contenido como en continente. Y que, de paso, finalizó con la reconciliación entre los protagonistas de la trifulca inicial con la ovación de los presentes, en lo que fue atípico cierre para un espectáculo de por sí un poco marciano.