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Sunny War – Armageddon in a Summer Dress (New West Records)

No se me ocurre un título más adecuado para alguien que se hace llamar Sunny War que el de este, su último disco, Armageddon In a Summer Dress. Esa guerra soleada pedía un armagedón en vestido de verano, diga usted que sí. Y la verdad es que, ironías aparte, hay además algo de esa dicotomía en el que es ya el octavo disco de la cantautora de Nashville, de nombre real Sydney Ward, que con su anterior disco, de título también contradictorio –Anarchist Gospel(2023)- nos dejó ya encandilados. Una especie de maridaje extraño entre la oscuridad y la luz, los demonios y los ángeles, que hace de esto algo realmente especial.

En este nuevo trabajo de Sunny War sigue estando todo lo que nos gustó del anterior, pero con sorpresas. De tendencia mucho más pop, parecen disipadas muchas de las tormentas interiores que campaban por sus respetos en su anterior trabajo. Hay un colorido, un gusto por la melodía, una instrumentación profusa y una producción pulida, que seguramente chocará a quien buscara en ella toda aquella crudeza que la erigió en la enésima renovadora, a través de un perfil con aires punk, de la música denominada “americana”, ese género del que ella se empeña en renegar: “No sé qué es la música americana. [El marketing] creó las listas de música americana para mantener separada la música country”.

El que se sorprenda ante este cambio que se observa en su nuevo álbum, quizá no entiende que el de esta mujer siempre ha sido un culo de lo más inquieto. A  los 13 años se escapó de casa por primera vez, tomando un tren de Tucson a El Paso y más o menos a esa edad, tomó la guitarra, convirtiéndose en música callejera y tomando de la calle, igualmente, todo lo malo que ofrecía. Las drogas duras y el alcohol, que aún hoy la persiguen, no fueron impedimento para que la música martilleara de forma constante su vida. Nunca ha parado de tocar, ni de componer, ni de grabar. Es normal que busque otros horizontes en su música. Sobre todo, si lo hace tan bien.

De hecho, ha sido una huida de sus viejos demonios a través de la música la que la ha traído justo aquí, hasta este disco. Enclaustrada en la vieja casa de su padre en Chattanooga, Tennessee, creía escuchar extraños susurros, pequeños ruidos que ella identificó como fantasmagóricos y que la llevaron a componer la fantástica (y algo bizarra) “Ghosts”, una de las canciones que ahora encontramos en el disco. Al final, aquellos ruidos resultaron ser fugas de gas, pero el caso es que había encontrado el camino. La ausencia de esos fantasmas y la huida de los propios la hizo ahondar en las melodías, buscar la luz.

Tal vez por eso uno tiene la sensación, al escuchar “One way train” (de nuevo los trenes), el espléndido trallazo pop que abre el disco, de estar contemplando un cielo en el que se disipan las nubes y sale el sol. Es, por tanto, todo lo contrario que Anarchist Gospel, un trabajo que parecía cabreado consigo mismo. Aquí todo parece brillar y sonreír, pero eso no es en absoluto malo. Tal vez Sunny War haya perdido por el camino algo de su característica crudeza, pero estas canciones lo valen.

El disco ha sido grabado en su tierra, Nashville, en el estudio The Bomb Shelter y de la mano de un productor de lujo: Andrija Tokic, que ha trabajado, casi nada, con Alabama Shakes, Hurray for the Riff Raff o Margo Price. Y ha sabido sacar un brillo inédito en la obra de Sunny War que constituye a todas luces un refrescante giro de timón, sobre todo contando con un repertorio excelente. Canciones tan rutilantes como “Rise”, “Bad times”, “Cry baby” (a dueto con la gran Valerie June) o “Gone again” (con John Doe) establecen puentes naturales entre el folk, el blues, el pop y el soul de una forma fresca y carente de constreñimientos que demuestra, una vez más, la capacidad de su autora para situarse en los márgenes de los géneros o lo que es hype en cada momento. Todo lo contrario: despliega una personalidad que hace que gires los ojos y los oídos hacia ella y hacía nadie más. Por eso, aunque parecía inicialmente improbable que tras siete discos -y el anterior, tan bueno- aún nos dejara la boca abierta esta mujer, lo ha hecho de nuevo. Y de qué modo.

Escucha Sunny War – Armageddon in a Summer Dress

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