The Raveonettes – Pe’ahi (The Raveonettes LTD)
Hace un par de años charlaba con Sune Rose Wagner a propósito de las canciones de Observator (2012) quien nos comentaba que no entraba en los planes de The Raveonettes volver a grabar un álbum porque era un formato en el que ya no creían. Para sorpresa de todos y sin promoción alguna llega Pe’ahi, el ya séptimo disco de los daneses.
La nueva entrega de la banda surge tras unos meses convulsos en los que Wagner perdió a su padre, al que le hace varias referencias a lo largo de sus diez canciones en las que vuelven a mostrar una evolución en su sonido, algo a lo que nos tienen acostumbrados desde que debutaran con el recomendable EP Whip It On (2002).
Aún no hemos asistido a su obra cumbre, pero poco a poco han ido construyéndose una identidad que bebiendo de los clásicos del rock and roll, el garaje y la psicodelia, les sitúa como una de las bandas más estimulantes de su generación. Aparte ellos, siempre han mostrado una inquietud por no quedarse anclados en un sonido y sin perder su estilo, explorando diferentes parajes en cada una de sus entregas de manera acertada. Desde su debut, en el que rendían pleitesía a Everly Brothers, The Jesus & Mary Chain, Phil Spector o The Cramps, con Pretty in black (2005) se adentraron de lleno en el sonido de los 50, se enfundaron el traje más ruidista en Lust lust lust (2007), abrazaron el pop sin complejos en In And Out Of Control (2009), el afterpunk en Raven The Grave (2011) o los dejes del C86 en Observator (2013).
Pe´ahi es un nuevo paso al frente. -en él sus letras oscuras con continuas alusiones a la muerte se engalanan de arreglos electrónicos, muros de distorsión, arpas, cuerdas… Hay muchos momentos que destacar en este disco, desde un arranque tan redondo como «Endless Sleeper» donde Sharin Foo congela lo que en principio nos parecía una melodía casi surfera a las bases machaconas de la angustiosa «Sister» el pop agridulce de «Killer In The Street» y «Z-boys», los arreglos de «Wake Me Up» que bordea el dreampop y nos regala unas guitarras majestuosas, la placidez de «The Rains Of May», ese puñetazo en el hígado que es «Kill!», una de las cumbres de su discografía o «Summer Ends», la guinda de un conjunto que lustra un poco más su ya de por sí impecable discografía.