The Walkabouts – Travels in the Dustland (Glitterhouse records)
Resulta difícil que después de quince trabajos de estudio una banda como The Walkabouts vaya a conseguir el reconocimiento que injustamente nunca ha tenido.
Mientras año a año otras bandas coetáneas de raíz norteamericana como The Jayhawks, Cowboy Junkies o Wilco acaparaban portadas y reseñas lustrosas, los de Seattle parecen haber vagado a la sombra de otros. Y esto es injusto y merece una denuncia.
De la misma forma que merece el aplauso más unánime una obra como Travels in the dustland: extensa, infranqueable, elevada y difícil. De belleza abrupta y esquiva, este conjunto de canciones narran un imaginario viaje a las entrañas de esas tierras polvorientas y enigmáticas que son los desiertos; unos desiertos geográficos metáfora de la devastación que abrasa los corazones resecos por la decepción, anhelantes por encontrar esa gota de agua que les permita latir de nuevo.
Esa imagen tan poderosa es la que abre la jornada con “My diviner”, hermosa pieza oscura montada sobre la personalísima voz de Carla Togerson y un sutil cello que, junto al slide, me retrotraen a su arranque más glorioso, una de las canciones más importantes de mi vida, “The light will stay on”, publicada en su disco Devil’s road (96).
Tiempo después para el contraste árido que la voz de lija de Chirs Eckman imprime a “The dustlands”, llevada a lo más alto del gótico americano a través de unos arreglos de cuerda magnos.
Y de esta forma, mediante réplicas y contrarreplicas, pasando por la electrificada “Soul thief”, el piano comatoso de “They are not like us” o la cima absoluta que supone “Wild sky reverly”, continuamos el avance por terrenos agrestes a los que aferrarnos con uñas y dientes en el hambre por encontrar un asidero de verdad, dignidad y arte puro en un mundo de engañifas y vacíos.