Thom Yorke – The Eraser (XL Recordings / Pop Stock!)
A Thom Yorke le sucede lo que a tantos otros artistas de nuestro tiempo. Piensa que, para ser moderno en esto de la música, la única salida viable es la electrónica. ¿Acaso no se puede ser moderno con una guitarra? En fin, tampoco caigamos en lecturas superficiales ni en juicios peregrinos porque, con The Eraser, a Yorke le ha salido bien la jugada.
Sorprendiendo a propios y extraños, el líder y vocalista de Radiohead, como ya hiciera el guitarrista Jonny Greenwood con la banda sonora de Bodysong, prueba fortuna en solitario. Para ello deshace el camino que llevara a la banda de Oxford hasta Hail to the Thief para retomar la senda electrónica abierta con Kid A. Aunque en esta ocasión lleva la filia por las programaciones hasta donde Radiohead no se atrevieron a llegar con su disco del año 2000, cuando la sombra de OK Computer era todavía demasiado alargada.
Thom Yorke se ha erigido, por méritos propios, en el abanderado del angst existencial y urbano del nuevo milenio y en The Eraser está más cerca que nunca de plasmar en música esa desazón vital, esa alienación del hombre moderno tan presente en su obra pretérita. No cabe duda entonces de que este trabajo es más un exorcismo personal que una artimaña comercial.
Para montar el armazón musical de The Eraser, Thom Yorke ha vuelto a confiar en las sabias manos de Nigel Godrich, el arquitecto sonoro detrás de OK Computer, que ha sabido dotar al disco de una producción detallista que no sobrecargada.
El protagonismo en The Eraser se lo lleva la inconfundible voz de Thom Yorke, por lo demás el disco se compone de beats esquivos, sintetizadores, líneas de bajo y algún puntual arreglo de guitarra. Rayan a gran nivel temas como “Analyse”, “Atoms for Peace” o “Black Swan” donde Yorke articula su discurso a partir de utilizar varias pistas de voz (tónica general durante el disco), una programación sobria, un arpegio de guitarra y un bajo hiperkinético. En “Harrowdown Hill” combina un bajo casi funk con beats oblicuos, una gran línea de voz y unas texturas granulosas como las de Boards of Canada pero en versión malrollista. El álbum se cierra con “Cymbal Rush” canción de ritmo sofocante donde, curiosamente, aparece por primera (y última) vez el sonido de una batería acústica y Yorke recupera la melodía vocal del tema “There There” de Hail to the Thief.
En definitiva, quizás The Eraser no sorprende tanto como cabría esperar pero siempre es un placer escuchar nuevo material procedente de las filas de una de las bandas más influyentes y respetadas de los últimos años.