What is this thing called SONG? Mes 6
Mes 6
Corbera
Tal y como escribí el mes pasado, en lo alto del Parque Natural la Murta me obsesioné con «Loor a la gente». Desde la terraza de la casa se veía Corbera, Sueca, Cullera, la montaña y el mar. El horizonte y los lugares donde no apreciaba movimiento ni presencia humana me servían para sentar mi mirada y buscar las notas o palabras desde el fondo de mi inconsciente. Toda esta obsesión fue muy placentera, porque así disfruto de las profundas inmersiones en lo más recóndito de mi cabeza y, al fin y al cabo, es como conocerme mejor. Me detuve en «Loor a la gente», pero mi cuerpo estaba presente y latiendo en la montaña de Corbera, con la Morena y los niños, lo cual me hacía muy feliz también. Fue como estar en dos dimensiones paralelas y que ambas, juntas y por separado, me inundaran de felicidad.
Y estas sensaciones tan absolutas y puras tienen un efecto estimulante y, a su vez, relajante, como cuando vuelo en sueños. Y de ahí no podía salir otra cosa que una nueva canción.
Mis amigos Jose y Adrián vinieron a pasar un par de días, hablamos, bebimos vermú y escuchamos Mina y Black Metal. Lo pasamos bien, no obstante, en algún momento eché de menos la tranquilidad de estar a solas con la Morena y nuestros hijos. No me siento culpable por ello, porque no es que deseara que se fueran, sino que añoraba la tranquilidad de mi voluntaria soledad familiar.
Tocaba la guitarra con Jose leyendo muy cerca y entonces me pasó, me acordé de días anteriores, la Morena y yo, solos, hablando tranquilos en la oscuridad, con los niños ya dormidos y el ruido de los animales salvajes a nuestro alrededor. Con ese recuerdo en la memoria me surgió una melodía sencilla sobre la que encajé milimétricamente el texto «La montaña se acerca en la oscuridad, solo se oyen los ruidos de los animales que salen a cazar«. Era un La menor seguido de un Fa y me evocaba a Nick Cave aliñado con un poco de sal mediterránea. Esa fue la primera visión hecha verbo. Me daba un poco de pudor continuar con Jose tan cerca, puesto que considero la composición como un proceso totalmente íntimo y privado al que se le debe máximo respeto. Paré y toqué cualquier otra cosa, no recuerdo cuál. Pero apunté en mi libreta lo principal para poder retomarlo después.
Poco más avancé de esta idea en las siguientes semanas. Acabé de componer, grabar y producir «Loor a la gente» y me dispuse a trabajar la canción que había planeado que acompañaría a estas líneas, una canción que estaba ya grabada y que le faltaba solo el trabajo de mezcla y producción. Pero se cruzó de nuevo la sensación de la montaña, de mi amor por la Morena, de que toda mi vida gira, felizmente, alrededor de ella y de mis hijos. Retomé la canción y decidí priorizarla y lanzarla este mes en vez de la que tenía preparada (la cual escucharás en la siguiente entrega).
La Morena y yo en Corbera, enfrente la montaña, detrás, el mar. La felicidad (y mi suéter favorito).
Así que de una obsesión a otra, mi vida es así y, sinceramente, la disfruto de esta manera. Repasé los apuntes que hice en Corbera, encendí el piano y me tiré semana y pico hasta que la redondeé. Prácticamente no toqué la guitarra en ese lapso de tiempo, algo que, en cierto modo, me liberó. Me pude centrar en aprender mejor piano y, espoleado por mi entusiasmo, decidir que fuera el instrumento principal de la canción.
Respecto a la letra, escribí un par de estrofas de más, con el propósito de escoger entre los mejores textos. Buscaba centrarme en la sensación de soledad voluntaria y la complicidad con la Morena. Probablemente recuerde siempre la sensación de amor que estoy viviendo ahora y el perfecto ejemplo que fue sentirlo en la montaña de Corbera. De esto va la canción, de que ahora todo encaja y que con esto me basta. Me interesaba que el texto tuviera una conclusión para dar el paso a una melodía final que evocara un baile esotérico, así que busqué, escribí y reescribí hasta que di con el «y conspiran, de noche, en connivencia con la Osa Mayor para que todo baile a tu alrededor«. Sencilla, como es mi vida ahora.
Y aún quedaba el plato fuerte. La canción estaba acabada, tenía su estructura, sus arreglos de cuerdas y solo quedaba ponerse a grabar. Y en un bendito momento pensé en cuánto ganaría con un bajo flirteando en agudos, y eso, para mí, tenía nombre y apellidos: Tucson Trucker (David Campillos) con quien compartí escenario en Trinidad. Se lo propuse y aceptó de buenísima gana, escuchó y compuso casi a tiempo real. Fue enchufar el bajo y pareció que estuviera grabando la línea de bajo más sencilla del mundo, así lo hizo, casi con los ojos cerrados. En una única toma, grabó sobre la guía una vibrante línea mccartiana que doblaba, armonizando, la melodía final. Sin errores. Voilà. Y vosotros tan tranquilos en vuestras casas. Grabé encima la toma de piano y de voz, ecualicé, comprimí, situé las cuerdas a un lado, los pianos en otro y poco más. Hay canción, y además, me siento muy orgulloso de ella.
Tucson Trucker grabando en mi casa.
Llevamos 6 entregas de esta bonita historia de amor entre Muzikalia y El Ser Humano, y está siendo la manera más particular y satisfactoria de presentar mis canciones. Gracias, gracias, gracias. El método convencional de centrarse en grabar canciones en un corto período de tiempo para lanzarlas, al cabo de meses, concentradas en un solo disparo lo veo tan lejano como Detroit. Además, tener la oportunidad de escribir acerca de ellas es otro gran regalo. En resumen, las canciones son algo así como las fotografías acústicas de la vida, y tiene sentido, aunque luego se recopilen, disponer de un espacio para contar todo lo que pasa alrededor de ellas, una a una y al tiempo que se crean. Para esto me sirve escribir canciones, para dejar mis migas de pan imborrables mientras caemos rodando por la cuesta.
Y como siempre, en el siguiente enlace puedes escuchar todas las canciones que El Ser Humano nos ha ido mostrando hasta la fecha en esta sección.
Mola todo esta sección
Muchas gracias!!
Precioso texto. La canción me encanta.
Muchas gracias, Luis!