Discos

Wilco – The Whole Love (dBpm)

Wilco es una de las bandas de rock alternativo más brillantes que hay en la actualidad que ha conseguido sobrevivir a su propio mito. Y no es fácil. Después de siete discos y ser aclamado como grupo revelación y casi de culto, ha publicado este año el consistente The Whole Love con su propio sello dBpm. No es su mejor obra y, de hecho, será muy difícil superar a los extraordinarios Yankee Hotel Foxtrot (2002) y A ghost is born (2004), pero en The Whole Love, Wilco, además de no perder ni un ápice su esencia, se permite jugar e impactar en los 12 temas del álbum. Y los mejores ejemplos están en el inicio y el final. Arranca con la distorsionada, abrumadora y experimental «Art of a Almost», 100% Nels Cline, y termina con la intimista y acústica «One Sunday Morning (Song for Jane Smiley’s Boyfriend)», en la que Jeff Tweedy susurra una melodía que como los mantras ancestrales se repite una y otra vez durante unos 12 minutos. Es envolvente. Todo suena familiar, pero en ningún momento parece repetitivo y viejo, sino nuevo y valioso.

Hay quien habla de una trilogía musical y que Wilco cierra un ciclo después de sus discos anteriores Sky Blue Sky (2006) Wilco (The Album) (2009). Yo no diría tanto. No hay duda de que el álbum tiene ese sonido Wilco que parece no agotarse y que recuerda a temas de sus anteriores discos, pero no lo definiría como una continuación de una etapa en concreto, sino que es la simple evolución de una banda que cada vez se siente más segura componiendo y tocando en directo, tal y como demostraron recientemente en Madrid y Barcelona este año con unos conciertos apoteósicos.

The Whole Love es, eso sí, uno de los discos más completos de la banda por la pluralidad de estilos que abarca. En el LP hay melodías pop que te atrapan como la esperanzada «I might», «Born Alone», la intensa «Dawned On Me» y la cañera «Standing O», que finaliza con un giro hacia acordes acústicos; canciones con un toque Paul McCartney como «Capitol City»; así como otras melodías más melancólicas como las oceánicas «Sunloathe» y «Black Moon». Wilco muestra en este disco tres caras: la de las guitarras atronadoras de Cline, la del folk de Tweddy y el camino pop que hay entre esos dos. No hay tiempo para quedarte pensando en lo triste que puede llegar a ser una canción sin que te despierten las distorsiones del siguiente tema y al revés. 

Wilco lo ha vuelto a conseguir. The Whole Love tiene que estar entre los mejores.

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