XV Aniversario del Ebrovisión (2015) – Multifuncional de Bayas (Miranda de Ebro)
Los últimos días de agosto suelen marcar el final del verano, al menos el emocional, ligado a las vacaciones, los días largos, la luz, el buen tiempo, las fiestas o el descanso. Por ello, es prácticamente inevitable que, comenzando septiembre, pueda aparecer cierta sensación de tristeza o desánimo. La mejor forma de retrasar la depresión es sin duda utilizar tratamientos de choque como dos días de alegría y buena música en el Ebrovisión.
Quince años lleva ya la cita de Miranda asegurando un excelente colofón para cualquier verano musicalmente interesante. Carteles que siempre dan guerra, precios razonables, la máxima comodidad posible para público o músicos, y toda una ciudad volcada en recibir a los forasteros, son los ingredientes que hacen posible que el Ebrovisión sea uno los eventos indie con más solera y tradición del norte de España.
Las principales novedades de esta edición, además de las numerosas sorpresas con la que se han celebrado el aniversario, han tenido que ver con el reforzamiento de la oferta diurna del festival, que ha llenado de música toda la ciudad con nombre y apellido. Se han programado más conciertos los escenarios urbanos (Casco Antiguo y en la Fábrica de Tornillos), y se ha ampliado la oferta culinaria de la comida popular del sábado con una completa muestra gastronómica.
En cuanto a resultados, tenemos que destacar como triunfadores de esta edición a La Habitación Roja, Sidonie y Jose Crepúsculo. A los dos primeros les correspondía cierto protagonismo sentimental ya que participaron en el primer Ebrovisión. Debían ser protagonistas y no han defraudado un ápice. Y aunque estaba programado el sábado a las 17:30 en el Casco Antiguo, a base de Jägermeisters a morro y taconeos de Tomasito, Joe Crepúsculo firmó una de las actuaciones más divertidas de la historia del festival. Por favor, si pueden vayan a verle, es el mejor directo nacional de los últimos años.
Viernes
The Hot Sprockets eran uno de los grupos extranjeros que dan color a un cartel fundamentalmente nacional. Representantes de la última hornada garagera, el sonido de moda actualmente, los irlandeses son los primos rockabillies de los Strypes. Descarados como MC5 o abrasivos como Jon Spencer Blues Explosion, el quinteto se centró en desgranar su segundo álbum, Brother Nature, derrochando energía ante un público aún adormecido. Quizás su propuesta termine oliendo demasiado a heno, pero es indudable que son un grupo a tener en cuenta.
Niños Mutantes comenzaron a caldear el Ebrovisión utilizando El Futuro, su noveno disco, como base de la actuación. Los de Granada quizás no lleguen nunca al nivel de éxito alcanzado por otros de compañeros de generación, pero a cambio ofrecen una fiabilidad a prueba de egos, es imposible salir descontento de cualquiera de sus conciertos. Sin aspavientos ni florituras especiales, ofrecieron una directo más que solvente y consiguieron el primer gran momento de la noche con “Errante”.
Pero hasta las 17:30 en el escenario al aire libre en el Casco Antiguo no estaba citada la verdadera sorpresa del festival, Joe Crepúsculo, que venía acompañado por Aaron Rux a los sintetizadores y Tomasito al taconeo, la animación, el nudismo y todo lo que hiciera falta para montar una fiesta sideral.
Después de lo del Crepus, cualquier otra cosa parecería aburrida. Menos mal que en formato banda, Anni B Sweet toca con una velocidad más que en el pasado. Así que disfrutamos con las virtudes de Chasing Illusions, y con un final de concierto con nueva sorpresa. Noni subió al escenario para cantar en acústico junto a Ana «Mi realidad» de Lori Meyers.
Los Allah-Las son uno de los grupos más prometedores de la ya mencionada nueva generación de garage, y una auténtica delicatessen difícil de ver en festivales en España. Exquisita sicodelia de la Costa Oeste, que evoca el surf, el beatnik y todos los tópicos californianos que a ustedes se les puedan ocurrir.
Tras ellos, la sobriedad de L.A. nos hizo aterrizar de forma súbita. Rock de cuidado corte clásico que fue bien recibido por los numerosos fans que llenaban las primeras filas del escenario.
Supersubmarina eran los cabezas de cartel del sábado. Una circunstancia comprensible porque no hay más remedio que vender entradas si queremos seguir disfrutando del Ebrovisión, pero desde cualquier otro punto de vista, absolutamente prescindible. Pop de tan fácil digestión que tiene un recorrido artístico tan limitado como el vocabulario de un tronista de Tele 5.