Entrevistas

Ken Stringfellow

En los 90 hubo muchísima mierda. Desde entonces hasta ahora la naturaleza ha hecho su trabajo, seleccionando las bandas que realmente debían seguir adelante

El incansable Ken Stringfellow co-lidera desde hace más dos décadas The Posies, formó parte de la última formación de Big Star junto al mítico Alex Chilton y ha recorrido los escenarios más grandes del mundo ejerciendo como teclista de R.E.M., además de colaborar con bandas nacionales como Muy Fellini.

Ahora presenta Virgins Of Menace (Naked Man/ [PIAS], 11), su segundo disco al frente de la banda noruega The Disciplines, desatando su vertiente más salvaje en un consistente disco de rock y garage que supera a su predecesor.

Después del incendiario concierto que ofreció en la zaragozana Lata de Bombillas, tenemos la oportunidad de sentarnos con el vocalista en la terraza del local. Sorprende la calma con la que el estadounidense afincado en París responde a las preguntas tras la tormenta escénica dejada unos minutos antes, mientras autografía discos y se hace fotos amablemente con todo aquel que lo solicita. Durante más de una hora hacemos un repaso por las distintas facetas mostradas por el artista a lo largo de su dilatada e inquieta carrera profesional, obteniendo como resultado esta jugosa y sincera entrevista.

¿Cómo se da la posibilidad de juntarte con tres jóvenes noruegos y formar una banda de garaje-rock? En definitiva… ¿Cómo surge The Disciplines?

(Ken bromea y se hace el sorprendido con la supuesta juventud de sus compañeros de banda). Ellos ya tenían una banda de éxito en Noruega llamada Briskeby, pero nunca habían salido de allí y cuando los conocí colaborando en uno de sus discos estaban a punto de separarse. Era una pena que una banda tan buena desapareciese, así que les propuse juntarme a ellos pensando que así seguramente sería más fácil salir de Noruega y tocar en otros países. En cualquier caso todos ellos tienen sus carreras y viven profesionalmente de ellas.

Este segundo álbum “Virgins Of Menace” (2011) es más consistente que el primero “Smoking Kills” (2009). Suena mejor, más serio, está mejor producido y sobre todo cuenta con mejores canciones ¿Qué cambios destacarías entre ambos?

¡Gracias! (risas). La principal diferencia es que el primero se grabó en el local de ensayo y en nuestro propio estudio, por eso es más modesto pero también más honesto. El segundo está mejor producido y a la hora de grabarlo ya habíamos tocado mucho más en directo. Las canciones han mejorado en buena parte gracias a nuestro nuevo batería Alexander ´Ralla´ Vilnes. Nuestro anterior batería Claus Larsen es un músico muy fino pero no podía aportar la agresividad de Ralla, que viene directamente del Heavy Metal.

¿Cómo está funcionando el disco hasta la fecha?

El éxito es relativo. En una banda como esta en la que todos tienen sus trabajos profesionales y viven de ello, es muy difícil tener un éxito de estadio. Para mí la satisfacción de un concierto como el de hoy, con ochenta o noventa personas enloquecidas que responden dándome todo cuando yo les entrego todo… es un éxito. Tengo cuarenta y dos años y no es fácil hacer este tipo de conciertos, pero sigo poniendo toda mi energía al igual que cuando tenía veinte años… grito igual, sudo igual, bailo igual… así que conseguir la respuesta de la gente es el auténtico éxito.

El éxito está en lo que uno mismo quiere hacer y yo creo que tengo una misión en la vida, que es seguir haciendo música que llegue a la gente de la forma más sincera posible, y si cuando muera no he alcanzado un éxito de superestrella no me importará lo más mínimo. No puedes forzar nada, tienes que seguir trabajando e insistiendo. A lo largo de mi camino he tenido momentos de cierto éxito y estoy contento.

¿Cómo es el proceso compositivo en The Disciplines?

Es un proceso conjunto. Para el último disco nos juntamos una semana durante el verano en una Casa de Juventud medio vacía de Noruega, y allí hicimos juntos tanto letra como música. Normalmente sacábamos una canción al día, salvo algunas excepciones como “The War´s Not Over!!!” que la hicimos entera durante una prueba de sonido en un concierto de Suecia y “Some Kind Of Sickness” que salió del tirón.

¿Cuál es tu inspiración para ofrecer estos conciertos tan agresivos e intensos?

En realidad no me inspiro en nadie. Lo de saltar, botar e ir de un lado a otro en el escenario lo veo como una terapia pura y dura. Es la esencia del Rock & Roll, por eso hay gente que puede tenerme un poco de miedo al ver cómo actúo sobre el escenario, pensando que puedo ser una persona con mal humor, agresiva o incluso estar un poco loco. Pero en realidad es una forma muy sana de sacar estrés, frustraciones, mal humor… o simplemente ejercitarte para luego estar más tranquilo. Ese efecto terapéutico es toda mi inspiración.

Con R.E.M. has tocado en algunos de los escenarios más grandes del mundo, mientras que en solitario o con algunos de sus otros proyectos como The Disciplines actúas en pequeñas salas como esta ¿Cómo afrontas ese cambio? ¿No resulta un poco extraño? ¿Prefieres tocar en un pequeño escenario o uno gigantesco y qué sensaciones obtienes en cada caso?

Para mí realmente no hay diferencia entre tocar ante veinte mil personas o ciento cincuenta: todo se resume en un ejercicio de comunicación y es igual de satisfactorio, bonito y difícil que salga bien. En el momento que me subo al escenario soy un comunicador que debe conectar con la gente independientemente del número de espectadores que tenga delante. Es cierto que por ejemplo con R.E.M. es más sencillo porque la gente va a ver un concierto de una banda muy famosa, y ya está predispuesta a aplaudir pase lo que pase. He aprendido mucho de Michael Stipe y saliendo de gira con R.E.M. en cuanto a cómo comunicar, leer el concierto, observar y hablarle a la gente o incluso acelerarlo si es necesario.

¿Cómo es Michael Stipe en persona?

Michael es muy callado. Al igual que yo, es el típico escritor de canciones que lo absorbe todo a su alrededor, fijándose siempre en todo lo que le rodea para luego escribir canciones sobre sus vivencias. Es muy cordial pero también muy reservado. Cuando yo trabajaba para R.E.M. era considerado algo así como el más alocado, inquieto y salvaje, pero me gané el respeto artístico de toda la banda por mis virtudes como músico y multiinstrumentista. Nunca habían visto lo que yo hacía a parte de tocar el teclado con ellos, hasta que eligieron a The Disciplines para abrir algunos de sus conciertos. Antes de aquello, ellos tenían sus colegas y yo los míos, había ciertas distancias, pero cuando Michael vio lo que de verdad hacían Disciplines le encantó, porque siempre está muy interesado en la gente que hace cosas atractivas y sinceras. A partir de entonces nos hicimos amigos de verdad, y empezamos a estar juntos mucho más tiempo que cuando sólo era el teclista de R.E.M. De algún modo, pasé a formar parte su misma liga.

¿Cómo fue formar parte de Big Star junto a un mito como Alex Chilton?

(Ken parece especialmente emocionado hablando de Alex Chilton). Cuando pasas tiempo con alguien como Alex te das cuenta de que va a ser mítico y muy recordado. Escucho muchas cosas sobre él que en realidad no tienen nada que ver con cómo era realmente. Todos necesitamos mitos y a veces los creamos a partir de la música que hacen, pero a veces eso tiene poco que ver con la persona en sí. Alex era una persona increíble que siempre estaba metido en cosas alucinantes, era un gran amigo y lo adoraba, al igual que me pasa con Jody Stephens (batería de Big Star) que es como de mi familia. Compartir escenario con Big Star era una experiencia cada noche. Desde joven era fan de Big Star, al igual que de R.E.M., así que tocar con ellos era siempre un subidón.

¿Qué sientes sabiendo que The Posies fueron una de las bandas americanas más influyentes y respetadas de los 90?

No considero que sea muy saludable pensar demasiado en cuánto o cómo de popular, famoso o influyente eres. Uno de los mayores errores que puede cometer un artista es intentar cambiar las cosas para ser más popular. Puede servir como motivación hacia una mejora continua, pero no es un pensamiento que tenga constantemente, ni lo considero importante ni sano. Me considero afortunado de haber vendido entre diez mil y veinte mil discos de The Disciplines en el mundo, y aunque comparado con lo que vende Springsteen en un solo día es insignificante, para mí es muy satisfactorio que eso me permita tocar en países como España y ver que el público lo está dando todo y disfrutando. Eso es lo importante.

¿Cómo recuerdas la década de los 90 y cómo crees que ha cambiado la escena musical desde entonces?

Los 90 fueron un periodo en el que hubo muchísima mierda y muchos grupos penosos. Es algo heredado de los 70 que directamente habría que erradicarlos (risas) y también por la ignorancia que hay en Estados Unidos fuera de las grandes ciudades. En Estados Unidos en los 90 había bandas muy poco profesionales. Desde entonces hasta ahora la naturaleza ha hecho su trabajo, seleccionando las bandas que realmente merecían seguir adelante de entre las que debían ser olvidadas. Estoy satisfecho porque las bandas que más valoraba de aquella década han sobrevivido y han seguido adelante. Por ejemplo Kurt Cobain vio como la misma gente que le insultaba por su aspecto pasaba rápidamente a idolatrarle y decirle que era lo mejor que les había pasado en la vida, dejando en un segundo plano su inteligencia, las letras y el mensaje.

Blood/Candy (2010), el último disco de The Posies me parece espléndido, quizá lo mejor que habéis grabado en años ¿Sientes que The Posies están en forma?

Gracias. Estoy contento porque el proceso natural del que te hablaba antes nos ha permitido seguir adelante, y a los fans les ha gustado el disco, lo han comprado y han ido a los conciertos, pero ha sido complicado porque hemos tenido que forzar un poco las cosas para llegar al público. Ya no somos igual de jóvenes ni tenemos el mismo aspecto de antes, aunque yo me cuido mucho, pero los demás no tanto… y eso es determinante a la hora de conectar con un público que tiene ojos y nos tiene delante. Es una circunstancia que me resulta un poco extraña e incluso frustrante por momentos: ponerme delante de gente y hacer una vuelta al pasado, quince o veinte años atrás. Son las mismas canciones, incluso la media de de edad del público sigue siendo la misma gracias a las nuevas generaciones… pero nosotros no somos los mismos. Y ese es un sentimiento un poco extraño.

Has colaborado con bandas españolas como Paco Loco, Muy Fellini o Cecilia Ann a finales de los 90, francesas como Cheap Star, Super Ratones en Argentina, además de noruegos como los propios The Disciplines ¿Cómo llegas a contactar y establecer un proyecto o una colaboración con bandas de otros países? A priori puede parecer que contar con alguien con tu historial podría ser complicado o incluso inaccesible…

No es algo accidental, sino algo que siempre he buscado. Es muy fácil ponerse en contacto conmigo a través de Internet y me gusta colaborar con bandas pequeñas como Muy Fellini. Además, el hecho de tocar en bares pequeños me da la oportunidad de conocer sellos emergentes, bandas con las que colaborar si el proyecto lo merece o hacer cosas nuevas empezando de cero como con The Disciplines. El indie-rock es la música del mundo. Vayas donde vayas hay gente escuchando este tipo de música. Todo el mundo quiere ser un poco moderno y un poco especial.

Es algo que bandas más grandes como R.E.M. no pueden hacer, porque un encuentro entre una banda de veinteañeros y Michael Stipe sería muy intimidante y desnivelado. No habría comunicación, sino una admiración. Yo no me considero tan famoso y aunque he hecho cosas muy chulas en el pasado e intento seguir haciéndolas, soy muy accesible, me gusta trabajar con la gente y así me siento bien, así que quiero seguir haciéndolo.

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