David Byrne – Teatro Lope de Vega (Madrid)
David Byrne es un mago que frecuentemente presenta trucos inesperados en sus conciertos. Esta vez se ha inclinado por reivindicar casi exclusivamente su último largo compuesto junto a Brian Eno, Everything that happens will happen today (08). Es el resultado de una conjunción astral: la del carácter innovador de Eno con la prosa inteligente del propio Byrne. Sin tirar de nostalgia, ofreció argumentos sobrados para disfrutar de su propuesta. Ese es un lujo que no todo el mundo se puede permitir.
La excepcional acústica del teatro Lope de Vega, la excéntrica puesta en escena, su natural teatralidad sobre las tablas y el entusiasmo de un auditorio rendido, fueron los elementos que constituyeron esta combinación infalible. La banda (bajo, teclados, coros, percusión, batería y tres bailarines) envuelta en un riguroso vestuario blanco exhibió en todo momento un sonido pulcro, confortablemente sometido a las instrucciones de su gurú, obsequiándonos con lecciones de infecciosa rítmica. Los esporádicos detalles coreográficos, el elegante muestrario de luces y los saltos en las posiciones dotaron de agilidad al show.
Los temas se sucedían a ritmo lento pero seguro, “Stange overtones, Help me somebody» del álbum My life in the bush of ghosts (1981), «I zimbra», «Heaven”. La sencillez folk aparentemente desprovista de ambición de la parte inicial mutaba sin artificios hacia tendencias electrónicas más hipnóticas. En este caso, la reiteración de ritmos no se traduce en monotonía. El espíritu de Eno esta presente.
Al final, con todos los asistentes en pie, hubo tiempo para recordar temas pretéritos de su etapa Talking Heads del calibre de “Once in a Lifetime», «Life During Wartime» y «Burning Down the House». Logró hacerme bailar, pero hacia dentro. La tregua llegó al final con la luminosa: «Everything that happen will happen today».
Un viaje sin indicios de añoranza, una ojeada hacia atrás para mirar hacia delante.