Conciertos

Doug Paisley + Parson Red Heads – Sala Loco Club (Valencia)

Los más jóvenes del lugar no lo recordarán (ni siquiera sé si sabrán qué era un cine de barrio), pero hubo un tiempo en que los cines de barrio ofrecían un programa doble. Es decir, por el mismo precio veías dos películas. Y atención, porque las dos películas eran en principio igual de buenas (o malas, era cuestión de suerte, entonces la películas y los discos se veían/compraban con poquísima información previa). Bueno, pues anoche los que ya tenemos una edad pudimos rememorar aquellos programas doble de domingo por la tarde, ya que pagamos por un concierto pero pudimos presenciar dos, y además ambos impresionantes. El resultado: una excepcional velada por un precio irrisorio. Sí, amigos, ir de concierto a veces es caro, pero también puede ser barato; o simplemente, como en este caso, el coste monetario puede convertirse en irrelevante en comparación con la sensación de plenitud y felicidad que te puede proporcionar tener los ojos y oídos bien abiertos y acertar con la elección. Es cuestión de saber escoger.
No cabe pues hablar de telonero y artista principal, esa era la idea que os quería transmitir. Doug Paisley y los Parson Red Heads; los Parson Red Heads y Doug Paisley. Pero como dijo Jarvis Cocker, I had to start it somewhere, so I started there, así que comentaré el doble concierto en orden estrictamente cronológico.
Doug Paisley - Valencia
A la hora más o menos prevista salió al escenario el canadiense Doug Paisley, a solas con su guitarra acústica. Esta desnudez escénica suele ser consecuencia de la precariedad económica a la hora de montar una gira, por lo que no es raro que artistas con discos notables acaben aburriendo en directo al tener que presentarse ante el público en condiciones que les frenan a la hora de ofrecer su propuesta musical. Anoche, sin embargo, se produjo el milagro: las canciones de Doug Paisley, en contra de lo que podría parecer, ganan muchísimo con esa escueta vestimenta. Ganan en emoción, en cercanía y en calidez, en contacto con el público y en sensación de estar ante un artista trascendente y atemporal. Escuchándole allí, con su voz susurrante pero totalmente audible y clara, con sus dedos moviéndose a toda velocidad por la guitarra, en ese silencio (tan difícil de inducir) en el que casi se notaba la vibración de cada cuerda, seguro que muchos tuvimos la sensación de que, aunque sus ojos azules mirasen a un punto indeterminado del fondo de la sala durante todo el concierto, cada canción que cantaba iba dedicada a uno de nosotros, personalizada y firmada. El propio Paisley pareció notar esa conexión y, aunque parco en palabras, agradeció varias veces el silencio con el que la sala (con intermitencias, el ritual de apareamiento del macho valenciano exige que el cortejo no se detenga más que el tiempo imprescindible para echar un trago de cerveza o soltar un «wwwwooooooooo» al final de alguna canción que probablemente no ha escuchado) recibía sus salvas emocionales.
Doug Paisley - Valencia
Picando de sus tres discos, aunque deteniéndose más en sus dos últimos (Constant Companion de 2010, Strong Feelings de 2014), los pequeños pero grandes temas se iban sucediendo: «Song my love can sing», «What I saw», «Bluebird»… Concretamente tres de ellos, «Radio Girl», «What’s up is down» y «Come here my love», principalmente las dos primeras, me hicieron pensar en clásicos como Jim Croce o James Taylor, y por un momento soñé que «Radio Girl» sonaba en un futuro en las radios oldies junto a «Time in a bottle» o «Fire and rain». Eso sí, en la versión acústica que ofrece en directo, conmovedora y nostálgica. La original es más eléctrica y vigorosa, pero a algunos nos gustan más las canciones que parece que vayan a romperse en cualquier momento.
Doug Paisley con Parson Red Heads - Valencia
Lo más cerca que estuvimos del Doug Paisley de sus discos fue cuando salieron los Parson Red Heads para acompañarle en sus dos últimas canciones: «No one but you» y «End of the day». Fue una colaboración brillante, pero algo de la magia que llenaba la sala se fue diluyendo para ser sustituida por otra clase de hechicería más terrenal: la de la brillantez instrumental y las armonías perfectas. Pero es difícil olvidar esos momentos de contacto casi espiritual que habíamos vivido hasta entonces. Cambio sus tres álbumes de estudio por uno que refleje estos directos espartanos, crudos, sensibles, livianos y envolventes.
Parson Red Heads - Valencia
Lo de los Parson Red Heads es otra historia completamente distinta. Tocaba abrir los ojos, salir de nuestras ensoñaciones y disponernos a disfrutar del mejor folk-rock escuela The Byrds y continuada por herederos ilustres entre los que, a tenor de lo escuchado anoche, seguro que para el Sr. y la Sra. Way están The Jayhawks e incluso Teenage Fanclub. Más de un vinilo rayado de los grupos mencionados se podrá encontrar en sus estanterías, apostaría por ello. Con dos guitarras, bajo y batería, técnicamente impecables y con gran presencia escénica, sus armonías vocales me recordaron los mejores momentos de los Jayhawks de Olson y Louris. Mención especial para Sam Fowles, su guitarra de doce cuerdas (¿se habrá inventado un instrumento más delicioso?) y la cantidad de pedales que manejaba sin descanso.

Parson Red Heads - Valencia
Canciones como «Hazy dream» tienen ese gusto a años 60, a tiempos de inocencia juvenil y búsqueda de sonidos celestiales. Otras como «Punctual as usual» suenan más actuales, a cierto rock alternativo de universidad americana mezclado con indie pop, al estilo de grupos como Papas Fritas o los Replacements más melódicos. En cualquier caso, con los de Oregón se vivió un fenómeno similar al de Doug Paisley, hablo por supuesto de su mejora en directo respecto a sus grabaciones, pero en sentido contrario: el sonido campestre y bucólico de sus álbumes se endurece sobre el escenario, seguramente por la ausencia de guitarras steel, de pianos y de armónicas. Las canciones, obligadas por las circunstancias por el fortalecimiento del papel de las guitarras, de alguna manera se acercan algo más al rock y se alejan del folk. Temas como «Another chance», aparentemente inofensivos, se vuelven algo más oscuros y dramáticos, por no hablar de algún ruidoso final que la banda nos regaló, tanto al acabar la primera parte de su actuación como durante los bises. Su magnífica «Seven years ago», por su parte, no necesita ninguna mejora: es tan maravillosa en directo como en estudio.
Parson Red Heads - Valencia
Hacia el final del concierto tuvo lugar uno de los momentos más esperados por los que mejor conocían la trayectoria de los Red Heads: su versión prácticamente a capela del «Surfer Girl» de los Beach Boys, con Brette Marie Way abandonando la batería para unirse a su marido Evan (increíble voz, y no solo por esta canción sino durante toda la noche) y al guitarrista en una interpretación magistral, emocionante hasta poner el vello de punta, perfecta técnicamente y aportando la personalidad de la banda pero con un respeto casi religioso por la belleza de la original. Uno de los momentos cumbres de su actuación, sin duda. Me impresionó tanto que ni siquiera me paré a pensar en la ausencia de su otras versiones conocidas (alguna de los Fleetwood Mac, quizás el «Mr.Soul» de Buffalo Springfield) o en lo estáticos que habían estado durante toda la velada, sin esos cambios de instrumentos entre los músicos ni los solos de armónica que había visto en algunos de sus vídeos. De todos modos no era el momento para pensar en lo que había faltado, sino en lo que habíamos vivido. La comunión alcanzó su clímax en la despedida de los músicos, que parecían tan estupefactos ante los estruendosos aplausos como sinceros en sus agradecimientos. Una banda que volverá al Loco Club, estoy casi seguro. Y yo volveré a estar allí, de eso estoy más seguro todavía.
Dos grandes descubrimientos en una sola noche, dos enormes conciertos por el precio de uno. Un nuevo amigo que de virtual pasa a convertirse en real. Una lluvia fina, como a mí me gusta, que caía al salir de la sala. Conduciendo de vuelta a casa escuchando los discos recién adquiridos a los propios artistas tras su actuación. Hoy es fiesta en Valencia. ¿Se puede pedir más?

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