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Rodrigo Cuevas (Razzmatazz) Barcelona 25/04/25

Dos conciertos seguidos y todas las localidades vendidas. Por el entusiasmo desbordante y una ovación de casi cinco minutos al final del concierto, creo que el fenómeno Rodrigo Cuevas está sobrepasando cualquier expectativa prevista. Una de las cuestiones que se comentaban entre el público y que pude escuchar, es la fuerza que tiene el discurso del asturiano para aglutinar en un mismo concierto a gente de diferentes generaciones, y que todas ellas se identifiquen con un artista que escapa a cualquier etiqueta que se le quiera endosar.

Cuevas es un artista libre (espero que el estar en una multinacional no limite su talento), que no se circunscribe a manuales de estilo manidos, ni a convencionalismos. En su gira La Romería híbrida estilos con una naturalidad impactante, recogiendo la herencia del cuplé así como del cabaret cantante; se alía con el manierismo de las grandes cantantes melódicas y performa en el escenario una fiesta arrabalera que tanto fluye a ritmo de electrónica como al folklore popular; y de imprevisto estamos asistiendo a un numero de danza contemporánea como que nos pilla la noche bajo el  latido de una rave. Rodrigo Cuevas empieza a ser un estilo en sí mismo.

En este primer pase que se engloba en el festival Guitar Bcn, repasó canciones de Manual de Cortejo (2019) y Manual de Romería (2022) y estuvo, como siempre, muy simpatico  departiendo con el público, explicando anécdotas de su estancia en Barcelona en donde estudió música (hizo un bonito alegato en favor de los músicos callejeros: “a ver si se enteran que un Razzmatazz se llena así por así” dijo), y hasta incitó al público a desnudarse y tirarle ropa de todo tipo al ritmo del “You Can Leave Your Hat On”, aunque lo que más cayó al escenario fueron sujetadores de mujer.

Con cuatro bailarines en escena y cuatro músicos, abrió la velada con “Más Animal” y tintineo rítmico que ya puso a danzar al respetable, para después (tras una charla con el público sobre su experiencia con el idioma catalán), enlazar con la inmensa “Allá Arribita” con Cuevas tocando las castañuelas y una sinuosa sección rítmica. “Pa’ ver el mundo más bonito” cantaba todo el aforo como una suerte de mantra y era como una salmodia en tiempos oscuros.

Otros momentos para recordar fueron la versión de “Gitana Hechicera” de Peret, en una muestra más de su cariño a la ciudad condal, los contornos electrónicos de “Arboleda Bien Plantada”, y una emocionante “BYPA” junto a María Arnal. En los bises salió al escenario con un traje blanco con mucho brilli brilli para interpretar “Rambalín”, “Muiñeira Para Filla Da Bruxa”, y un broche de oro con “Romería”.

La fiesta debía continuar, así que empezaron  a sonar los compases del clásico de Juan Luis Guerra “Woman Del Callao”, y el Razzmatazz se convirtió por un momento en un improvisado sambódromo a las órdenes de un tipo que tiene mucho hot, tiene mucho tempo, y tiene mucho down. Grande como pocos.

 

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