Clap Your Hands Say Yeah – Some Loud Thunder (Wichita / Sinnamon Records)
Empieza a sonar “Some Loud Thunder”, el tema que abre y da nombre al segundo disco de los neoyorkinos Clap Your Hands Say Yeah, y lo primero que viene a la mente es que estos chicos se han equivocado de productor. ¿Qué habrá ido a buscar la banda más fresca y deliciosamente amateur de la temporada pasada en Dave Fridmann, productor del exceso al servicio de The Flaming Lips o Mercury Rev? Tras superar un susto inicial (¿broma perversa o experimento con gaseosa?) en el que llegas a pensar que se te ha jodido el reproductor, las cosas vuelven a la normalidad. Con “Emily Jean Stock” recuperamos a los CYHSY de antaño aunque con algunos matices de consideración. Some Loud Thunder no es, ni de lejos, un disco tan inmediato como su predecesor y precisa de unas cuantas escuchas en profundidad para mostrarse con todo su esplendor.
El quinteto de Brooklyn ha querido acallar las bocas que ponían fecha de caducidad a su trabajo, tachándolo de hype de temporada y han apostado por un (moderado) riesgo que se traduce en composiciones más complejas y cambiantes. Volverán las comparaciones con Talking Heads pero esta vez parecen haber aumentado la paleta de referentes. En el estribillo de la densa “Love Song nº7” puede rastrearse el David Bowie de mediados de los 70. En “Arm and Hammer” dan cuerda a su vertiente más psicodélica. El desaliño general y el perezoso fraseo de Alec Ounsworth en “Yankee Go Home” recuerda a los Pixies de Surfer Rosa. “Upon Encountering the Crippled Elephant” es el interludio circense que sigue a “Satan Said Dance”, lo más parecido a un hit que puede encontrarse en Some Loud Thunder. Por su parte, en “Mama, Won’t you Keep them Castles in the Air and Burning?” y “Underwater (You and Me)” la banda se muestra perfectamente engrasada, regalando así los mejores momentos de un trabajo que se cierra con los intensos siete minutos de “Five Easy Pieces”
Superado el siempre comprometido examen del segundo disco, Clap Your Hands Say Yeah han optado por no dar la espalda a la independencia militante, siguen sin sello en Estados Unidos y distribuyen al amparo del ADA (Alternative Distribution Alliance). Un ejemplo de compromiso y autonomía artística que viene acompañado por otro puñado de buenas canciones.