Devendra Banhart – Smokey Rolls Down Thunder Canyon (XL Recordings)
Devendra Banhart jamás volverá a ser el mismo de Niño Rojo (04) y Rejoicing in the Hands (04). Eso pareció quedar claro en Cripple Crow (05) y, con Smokey Rolls Down Thunder Canyon (07), el espigado barbudo californiano no hace más que confirmarlo. El que muchos eligieron como salvador del nuevo folk se ha vuelto a salir por la tangente y no parece estar demasiado por la labor de reivindicar a figuras totémicas de su país como Dylan o Seeger, más bien es el momento de acordarse de Atahualpa Yupanqui o Víctor Jara.
Se acabaron los tiempos de la guitarra y la voz susurrada. Esto es una comuna hippie en toda regla, poblada por viejos y peludos amigos como Noah Georgeson, Luckey Remington o ese genio en la sombra que es Andy Cabic (Vetiver). Aunque a la fiesta están invitados un total de 25 músicos entre los que no faltan nombres de excepción como Gael García Bernal o la gran Vashti Bunyan. Y, claro, ante semejante despliegue de medios el resultado no podría ser otro, dispersión (demasiados registros) y exceso (16 temas y 72 minutos). Pero que nadie se asuste, el talento de Banhart sigue intacto y, tras esa esquizofrenia creativa a la que le falta un hilo conductor que nos haga disfrutar del disco como conjunto, se esconden grandes, grandísimas canciones. De la exquisita candidez de “Samba Vexillographica” a la psicodelia acústica de “Bad Girl”, de los años 70 (“Tonada Yanomaminista” o la monumental “Sea Horse”) a los 50 (“Shabop Shalom”), del gospel (“Saved”) al reggae (“The Other Woman”).
Con todo, los momentos más inspirados y conmovedores parecen esconderse en el tramo final; cuando el cachondeo y el ambiente de sana camaradería dejan paso a una introspección marcada por la ruptura amorosa con Bianca Casady (CocoRosie). Es entonces cuando Devendra Banhart se desprende de su disfraz de entertainer para regalarnos los momentos más bellos y sinceros del disco. Inmenso, otra vez.