Ornamento y Delito – Adorno (Limbo Starr)
A un año escaso de la publicación de su más que recomendable Rompecabezas de Moda y Perfección Moral (2010) Ornamento y Delito, de nuevo editados por Limbo Starr, presentan su último trabajo que los confirma como a una de las bandas más estimulantes del momento. Feroces, agrios, rabiosos contra muchas cosas, sus letras no se dejan olvidar fácilmente. Critican y se burlan de las relaciones humanas, las miserias de la sociedad, las tonterías del amor y hasta les da tiempo a expresar su desprecio por los U2. Quizás tanta cita exquisita y sarcasmo de altos vuelos puedan cansar un poco pero seguro que se aprende algo por el camino.
Con el nuevo disco se han deslizado hacia extremos bien definidos, por un lado practican un sonido un poco más oscuro, grave y acelerado; donde las guitarras han ganado en dureza, la batería sigue contundente, las líneas de bajo reciben, con toda justicia, mayor protagonismo y la voz de Gari reverbera con una crudeza que a veces hace difícil entender las letras. Pero también queda tiempo para suavizar el disco con canciones sorprendentemente pop en las que dejan protagonismo al sintetizador y hasta añaden segundas voces femeninas al más puro estilo escuela escocesa. En general, y dada la excesiva duración del disco, esta faceta más comedida en el continente quizás se note algo de más. En líneas generales se puede admitir un mayor respeto por la primera parte, aún cuando se pondere la balanza con la extraordinaria canción que cierra el disco con una letra cautivadora y unos pasajes instrumentales maravillosos.
A Ornamento y Delito afortunadamente las etiquetas no se les enganchan. Cuando crees conocerles se escapan por el lugar más insospechado. Algunas veces estos giros no cuajan o simplemente gustan menos pero cuando enhebran con éxito otra versión suya, a uno solo le queda aplaudir su talento y valentía. Este disco en particular quizás les ha quedado demasiado exigente como para estrenarse con ellos, seguramente empaparse antes de su anterior disco deja el poso necesario para entenderlo mejor. Además queda la incómoda sensación de haber quedado el disco entre dos aguas, casi como si se hubieran juntado dos trabajos cada uno con su propia historia. Pero dejando de lado estas menudencias queda la enorme calidad de uno de los pocos discos verdaderamente imprescindibles de los últimos meses. No queda más que disfrutarlo.