Disfruta del jazz con Lorenzo Azcona
Lorenzo Azcona es un música de jazz que lleva 30 años en el mundo de la música, un dotado multi-instrumentista capaz de tocar con solvencia instrumentos como el saxo, la flauta, percusión, el violonchelo, la guitarra o los teclados, aunque básicamente se le puede considerar saxofonista. Además, todo eso lo hace moviéndose entre diferentes estilos sin encasillarse en un solo. Su currículo es apabullante: fue fundador del grupo U.H.F. , ha participado en diversos festivales de jazz, uno de sus discos (1+1=4, de 1996) fue elegido mejor disco nacional de jazz por el diario ABC, y desde hace años compagina sus propios proyectos con la participación en las giras de bandas como La Unión, llegando a tocar de manera habitual o puntual con Burning, Miguel Bosé, Marta Sánchez, Joaquín Sabina, Mercedes Ferrer, Javier Krahe, Hilario Camacho, Hevia y muchos artistas más.
Más currículo: ha formado parte de los grupos África Tama y África Kuntak, bandas con ritmos y melodías de Senegal y Sierra Leona, con el percusionista Seidu. También ha estado en Al-Mansur, (Irán-Irak), Urubú y Batá-Kum-Tum (música brasileña), Hijos del Caribe y Merensalsa (música caribeña) y ha colaborado con músicos de blues como Tim Hudges y Richard Ray Farrel. Actualmente compagina su propio proyecto musical con la gira de Hevia “El son del Indianu”, los directos de Hermanas Sister, Klezmer Orchestra (música judía), A Quarter of a Dozen Band, Miguel Vigil y Rock Confónico. Con el proyecto Fusión con Ñ, da un repaso a este estilo de música instrumental española desde sus comienzos hasta nuestros días. Como podéis ver, no andamos desencaminados cuando decimos que estamos ante un músico que domina muchísimos estilos.
Por si fuera poco, todavía le queda tiempo y espacio a Lorenzo Azcona para grabar discos a su propio nombre. El último es de 2017 y se llama Soplo de Vida. Un álbum variado y exuberante en el que hay cabida para los ritmos latinos, aproximaciones al funk, el jazz más canónico, el más sedoso y también el que rompe costuras en busca de la libertad expresiva. Es admirable como puede pasar de la fusión y el jaleo salsero y carnavalesco de «D’abuty» a dibujar melodías con su saxo que, aunque alguno pueda rasgarse las vestiduras, recuerdan por su emotiva sencillez a las baladas de Kenny G. aunque con más matices y riesgos, por supuesto. Alternando con igual maestría el saxo soprano y el tenor, Lorenzo demuestra su versatilidad con todo tipo de ritmos y texturas. Sumamos una banda notable que mencionaremos al final, y estamos ante una notable combinación de talentos y acierto compositivo e interpretativo que puede atraer por igual a fans de John Coltrane en ciertos momentos, o de Santana en otros.
En «El influjo del 31» la estimulante interacción entre el saxo y el bajo se interrumpe durante unos instantes para dar paso a unos versos de Ángela Bautista Palacios recitados por Benjamín Prado con percusión y saxo sonando de fondo, lejanos. La pieza que cierra el álbum es, como su nombre indica, un «Capricho de un minuto» en el que se repiten los diálogos entre instrumentos, en este caso entre la guitarra y el saxo. Para finalizar el repaso al disco quisiera mencionar que, aunque en Spotify no aparezca (supongo que por motivos legales), el disco incluye una excelente revisión jazz de «En el lago», el clásico de Triana, que pone los pelos de punta. Una versión grabada en directo en la Sala Manuel de Falla de la SGAE.
Para este disco Lorenzo Azcona se ha rodeado de reputados y experimentados músicos como Sebastián Rubio (percusión), Peter Oteo (bajo), Rubén Rebolleda (teclado) y Jonatan Temprano (percusión).