Johnny Kidd, el genuino pionero del Rock & Roll británico
El 7 de octubre de 1966 la carretera se llevó la vida de uno de los músicos clave en la historia del Rock & roll. Johnny Kidd fue un visionario que ató los cabos necesarios para propiciar el estallido que cambió el panorama musical en la década de los 60. Su música estableció un corredor sonoro que enlazó el primer R’N’R británico de la era pre-Beatles con el Beat y el Rhythm & Blues que acabarían detonando la British Invasión.
Frederick Albert Heath nació en uno de los Londres más grises que se recuerdan. El Londres de fondo gris, perenne y plomizo, quintaesencia natural británica. Pero también, el grisáceo panorama de posguerra, con sus grises escombros y sus grises racionamientos.
La escasez dio paso a la esperanza a mitad de los 50. Como muchos otros teenagers, el joven Fred estaba inmerso en la fiebre de la música skiffle, otra quintaesenciada, que fue la cuna de muchas de las grandes estrellas británicas posteriores.
En fila india y por orden cronológico, fue pasando mientras hormonaba por diferentes bandas skiffle; Bats Heath & the Vampires, Frantic Four, Five nutter, The Nutters, hasta llegar a The Fabulous Freddie Heath band, en la que ocurrieron dos cambios importantes. En primer lugar, Freddie Heath dio un paso al frente y se erigió como vocalista principal de la banda, a la par que empezó a desarrollar su labor escribiendo canciones. En segundo lugar, adiós skiffle, hola rock & roll. El repertorio empezó a inclinarse hacia el lado oscuro del Rock & roll, dejando atrás el DIY del skiffle.
30 en 3 meses. No es un slogan publicitario. Es el nivel de dedicación del prolífico escritor, que tuvo que esperar a la canción número 31 para empezar a tomar buen rumbo. El 18 de abril de 1959, entraron en los estudios Abbey road como Freddie Heath & the Nutters, otro baile más en el nombre, y grabaron «Please don´t touch me».
La canción, según confesó el autor, fue compuesta de manera bastante inusual, empezando la casa por el tejado. Eddie quería que tuviese un nombre impactante y, tras la elección final, construyó el resto de la letra en función del título. De una manera u otra, la canción es una auténtica joya, versionada por, nada más y nada menos, que Lemmy y sus Motorhead.
El sello discográfico encargado de lanzar el sencillo fue HMV, quien solamente contrató a Freddie Heath, quedando el resto de miembros como músicos de sesión. Una vez acabada la grabación, fueron entregados los cheques y la banda se llevó un sorpresón. Sin previo aviso, y cuál lluvia de estrellas, la compañía les rebautizó como Johnny Kidd and the Pirates. Nunca se les dio explicación alguna sobre el motivo o el autor de tal cambio, aunque el grupo sospechaba de Guy Robinson, quien era el manager en ese momento. Él fue también el que propuso la idea de los disfraces, parches, espadas, y toda la parafernalia bucanera por la que han pasado a la historia.
Con parche en el ojo y a gusto con su nuevo alter ego, la nueva tripulación empezaba a rivalizar con el que, por el momento, era la auténtica Rock & roll star en las islas; Cliff Richards. Lejos de querer imitar la manera de cantar de Elvis y sus sucedáneos, Johnny Kidd desarrolló un estilo personal con dejes de Buddy Holly, R’N’B negroide y guitarras cortantes. «Please don’t touch me» no lo hizo mal en las listas, y las apariciones en la BBC y Radio Luxemburgo propulsaron la popularidad de la banda.
Por aquella época, es cuando Johnny Kidd empezó a utilizar aparatos para reproducir eco en directo, tratando de emular el sonido de estudio. Fue pionero en el uso de esta técnica y su maquina transportable copicat se hizo, igual o más, inseparable que su parche.
Con los vientos claramente a favor, era el momento de soltar amarras y zarpar a toda vela en busca de la consagración. En mayo de 1960 tenían prevista la grabación de un cover de Ricky Nelson, y la compañía les propuso que trajesen material propio para colocarlo en la cara B. En el tiempo de descuento, la misma mañana, bosquejaron antes de ir al estudio el que sería su mayor éxito ever: «Shakin’ all over».
Mr. Kidd declaró en varias entrevistas que la letra responde al espasmo que uno experimenta cuando se cruza con una señorita atractiva por la calle. La música, sin embargo, es más sofisticada. No se había escuchado hasta la fecha nada parecido en Inglaterra. Crearon una atmósfera pesada, misteriosa y envolvente, que incita a reproducir la tonada compulsivamente, una y otra vez. En esta ocasión, es vital la importancia de actores secundarios, como la segunda guitarra de Joe Moretti, quien agarró un mechero deslizándolo arriba y abajo, para crear una de los riffs más emblemáticos.
Directo al Nº 1 de las listas en UK y confirmando el momento más dulce de la formación, la canción tuvo un fuerte impacto en el mundo musical británico, siendo coverizada en numerosas ocasiones. Uno de los más anonadados fue Pete Townshend, quien junto con The Who, realizaron una potente versión incluida en Live At Leeds de 1970. Para algunos críticos es junto con «Move it» de Cliff Richard, los exponentes más genuinos del Rock & roll británico.
Lamentablemente, la miel se agotó pronto. Los siguientes lanzamientos de la banda no funcionaron bien en las listas y esto provocó un motín. Varios miembros saltaron por la borda para posteriormente ser rescatados por Joe Meek y sus Tornados. Johnny Kidd no iba a dar su sable a torcer y reclutó nuevos grumetes, entre ellos, el joven y excelente guitarrista Mick Green.
Una de las grandes facetas de Johnny Kidd y sus diferentes tripulaciones fue la adaptabilidad a los vertiginosos cambios de estilos que acontecieron en los sesenta. El nuevo single de la banda estaba compuesto por las geniales «A shot of rhythm and blues» y «I can tell». Aquí se puede apreciar como en el mismísimo 1962, año debut de The Beatles, ya habían virado a sonoridades más beat, convirtiendo a unos Londoners, en poseedores del Merseybeat Liverpooliano.
Sus directos cada vez adquirían más fanfarria y los juegos de luces y sonido eran uno de los espectáculos más completos de la escena. Junto con los contemporáneos Screamin Lord Sutch and the Savages y Nero and the Gladiators, fueron pioneros en el uso de la performance y la teatralidad, del que buena nota tomaron grandes figuras como Alice Cooper o David Bowie.
Para 1964 la British Invasion ya se había colado en todos los rincones del planeta, y Johnny Kidd and the Pirates fueron engullidos por el tsunami que ellos mismo ayudaron a crecer. En un último movimiento camaleónico por la supervivencia, abrazaron el pujante soul, dejando alguna joya del calibre de «It’s got to be you».
Pero cuando parecía que estaba llevando su carrera de nuevo a buen puerto, la fatalidad irrumpió de manera trágica. El coche en el que iba de pasajero colisionó de manera frontal con otro automóvil, provocando su muerte instantánea.
Su corta, pero intensa carrera dejó un legado musical y visual enorme, al alcance de pocos artistas. El puente que Johnny Kidd and The Pirates y sus diferentes formaciones levantaron, fue clave para el desarrollo de las dos tendencias que provocarán la revolución musical de los sesenta. Tanto el Beat, con The Beatles o Gerry and the Peacemakers al frente, como el Rhythm & Blues, encabezado por Rolling Stones, Yardbirds o The Animals, siguieron el camino trazado por ellos. Pero su carrera es de fondo, ya que han servido de inspiración a numerosas generaciones posteriores, amantes de su sonido único y personal.