Grande Amore (Sala Siroco, Radar Joven) Madrid 25/10/22
Me bajé del metro en Plaza España. Bonito atardecer para semejante día de mierda, pensé. Me habían echado del trabajo esa misma mañana. Pero tenía una cita con “Radar joven”, la primera edición de un festival organizado por Madrid en Vivo y la Comunidad de Madrid. Soy muy madrileña, pero recuerdo los mejores atardeceres, en verano y en Galicia. Esto viene porque precisamente me dirigía a la Sala Siroco a ver en directo a los gallegos Mundo Prestigio y a Grande Amore. Claramente, mi ‘mood’ empezó muy “Esta pena que a veces teño”.
Os adelanto que Grande Amore, el alter ego de Nuno Pico, es lo único que necesitáis si os despiden del trabajo. Es regenerador, es rock, es punk, es underground y es revolucionario. Es esa persona que te cae bien solo con mirarle un nanosegundo en el metaverso.
Grande Amore empezó compartiendo escenario con Mundo Prestigio y con Carlangas, el exlíder de Novedades Carminha. Era fácil teletransportarse a Galicia, todo muy “miña terra galega”. Nuno Pico es cercano y su música también, te sientes identificada. Incertidumbre vital, pero siempre dispuestos a “vamos enchernos (e vamos a falar de cousas)”.
Cabe destacar que fue conocedor de mi despido laboral (antes del concierto) y tuvo el detalle de pedir a la sala Siroco una ovación para servidora. Un buen tipo. No mentía cuando decía que Nuno Pico era lo que necesitabais si la precariedad laboral os acecha de nuevo.
Desde “Papando / Mudo Nuno” a “Lucia Hidalgo”, el público fue entrando en calor. También estuvo presente “El tren de la bruja”, colaboración con Joe Crepúsculo. También sorprendió con una versión de la canción “La quiero a morir” de Muchachito Bombo Infierno.
Pero sin duda, empezaron los pogos al final de “Vemonos No Baño” y acabaron en sauna. Sudamos bastante, pero mereció la pena y tuvimos que gritar “Perdón por ser tan sexy”. Y acabamos culminando con “Vamos a enchernos ( e vamos a falar de cousas)”. Un tema para celebrar, con lxs amigxs, un tema que te hace creer que estás en los 80 sin haber vivido nunca en los 80. pero con ganas de haberlo hecho. Ese “lololo” del final, ese desasosiego lleno de energía en equipo, ese “me da igual”. Quizá ese es el poder de un buen directo, quizá Grande Amore, en ese concierto, consiguió recordar que no solo en Galicia se ve un buen atardecer y que nada es tan importante mientras sigamos… con ese “lololo” resonando en nuestra cabeza.