Entrevistamos a Ana Curra
Meses intensos para Ana Curra. Por un lado revisa su pasado con la reciente reedición de Volviendo a las andadas (1987) que Warner recupera en vinilo, y por otro anuncia nuevas canciones y una serie de conciertos que la llevarán a diferentes puntos de la geografía.
Y es que la que fuera parte importante de Pegamoides, Parálisis Permanente o Seres Vacíos sigue de actualidad y mucho. Basta con escuchar su nuevo sencillo, “Activista de la idiotez”, en la que toma partido a favor del pueblo palestino y lanza una arenga frente a la pasividad general. El tema, producido junto al francés François Xabier Forfait “IKKI” y con Iván Santana en la batería, combina bases electrónicas con una escala árabe que refuerza su carácter inquietante
Este será el primer adelanto de un álbum muy especial que llegará el próximo año. Hasta entonces, la tendremos repasando su repertorio en varias fechas auspiciadas por el ciclo AIEDeNuevo, incluyendo las de ese debut que acaba de reeditarse.
Aprovechamos para hablar con ella de todos estos proyectos, para ahondar en su siempre interesante pasado y mirar hacia delante.
«El nacimiento del post-punk en España fue una búsqueda. Empiezas en tu desmarque de rebeldía, buscando un sitio en el mundo»
Estos días se reedita tu primer disco en solitario, tras el paso por Alaska y los Pegamoides, por Parálisis Permanente, por Seres Vacíos… ¿Cómo recuerdas el momento en el que decidiste lanzar tu carrera como solista?
Fue un poco producto de dos cosas. Por un lado, estaba en Seres Vacíos, que es una etapa que a mí me gusta mucho porque refleja un momento anímico mío muy veraz, de tristeza, de ausencia de Eduardo, pero me costaba mucho tirar de los músicos. Llevaba tres discos y respondía un poco aún a lo primero que había hecho con él, pero donde yo era la protagonista de todo, la que componía y la que cantaba… Tras tres cambios de grupo llega un momento que digo, mira, voy a continuar con mi nombre porque al final la única que permanece soy yo.
Y por otro necesitaba un impulso, y los que me ayudan a darlo son Hispavox , que quieren un contrato conmigo como Ana Curra. Sentía que tenía que dar el salto e impulsarme anímicamente, como sabes en el disco hay canciones con otro ímpetu, con más color, más armonía, más melodía.
Es un disco un poco de su época, aunque ha envejecido bien y sigue siendo sonando actual gracias a todo el revival que hay de sonidos de los 80.
Sí, aunque tampoco me parece un disco muy ochentero. Tiene un sonido más americano, algo diferente en aquella época. Suena como se producían los discos americanos de pop rock. Y yo fui la primera sorprendida porque mis canciones, si hubiera dirigido yo la producción como en Seres Vacíos, hubieran sido más sucias y más oscuras. Es gracias a Sergio Castillo que optamos por este tipo de producción.
Y aparte es muy variado.
Sí, aunque en su momento me costaba admitirlo porque lo veía como demasiado perfecto.
En 1985 habías lanzado ya como Ana Curra “Una noche sin ti” y “Volveré”, que fueron tu debut en Hispavox. Quizá la gente esperaba algo más siniestro viniendo de ti.
Ya estaba eso un poco superado. Sobre todo yo, anímicamente tenía que superar mi etapa de duelo. Por eso te digo que Seres Vacíos fue etapa muy veraz porque responde a los años posteriores a la muerte de Eduardo y al cierre de Parálisis Permanente. Seres Vacíos fue un proyecto interesante que visto en perspectiva podría enmarcarse en ese proto-indie. Aunque por entonces no sabíamos que vendría el indie, pero siempre lo he pensado así.
El disco es un poco despedida de La Movida, con esa “Rien de rien (Non, je ne regrette rien)” tan desencantada.
Soy siempre un poco premonitoria con mis letras. Esa la tenía hecha desde el 86 que es cuando la Movida empieza a pervertirse. El PSOE ya está arriba y los ayuntamientos empiezan a contratar masivamente a grupos por unos presupuestos astronómicos. Es un bluff. Se engorda todo muchísimo.
Y ves que todo ha terminado.
Empiezo a intuir que todo este movimiento juvenil que empezamos a vivir en el año 78, 79, 80, 81 está terminando con su veracidad, con su electricidad natural. Está empezando a ser absorbido y utilizado. Y lógicamente aquí viene el desengaño. Es cuando entramos en la OTAN. Es cuando empieza a haber normas en todos los sentidos. Los bares cierran a una hora. Hay que sacar permisos para esto y para lo otro.
Es que España estaba sin hacer. Había muchísimas cosas que no eran iguales. Y ese salvajismo. Esa ciudad sin ley… En los tiempos del Penta era una ciudad realmente divertida porque por entonces no había normas. Tendrá su parte buena y su parte mala. Pero a mí me tocó vivir esa efervescencia y esa noche sin fin. Porque era una noche sin fin.
Siempre me ha sorprendido lo insultantemente jóvenes que erais cuando empezasteis en la música. Eduardo fallece con apenas 20 años y ya llevabais un tiempo tocando…
Sí, en Pegamoides éramos unos niños. Y Parálisis Permanente fue un año o dos más tarde. Éramos muy jovencillos. Y además nos emancipábamos muy pronto, yo vivía con Eduardo. Tuvimos dos casas. Nos dio tiempo incluso a mudarnos. Estuvimos viviendo primero en Malasaña y luego nos mudamos a Ríos Rosas cuando tuvimos el accidente.
En ese sentido ha cambiado mucho la vida porque ahora se permanecen en casa con los padres bastante más tiempo. Yo en mi caso enseguida volé.
Me parece muy curioso cómo se pasa de ese hedonismo del principio de la Movida, de ese ansia de libertad y de ese color que dices, a que de repente entra el post-punk y muchos os volvierais siniestros. ¿Cómo se oscurece la música de repente en 1982-1983?
Yo explico mi caso personal en el prólogo que hago en ese libro maravilloso que es Temporada de Brujas. El Libro del Rock Gótico (Contra) de Cathi Unsworth. Esa transición que llega a Inglaterra y a Estados Unidos, pero también aquí. Fue una búsqueda. Empiezas en tu desmarque de rebeldía, buscando un sitio en el mundo. Si buscas un camino como la música que es bastante incierto, comienzas con el punk. Todo el mundo sepa o no, puede hacerlo. Pero una vez tomada la decisión tienes que ir buscando tu identidad. Todo eso unido a que ya tienes otra edad. Porque cuando eres joven, un año y dos años cuentan mucho.
Empiezas tocando como Ramones, con tres acordes; imitas y ya está. Pero luego empiezas a contar lo que a ti te ocurre. El sexo, el descubrimiento del sexo, las primeras muertes que te toca vivir y descubrir que existe la muerte. Porque cuando eres joven, te crees que eso no va a existir nunca.
Y vuestros viajes a Londres, que siempre se citan.
Sí, pero fue una época de tránsito que es cuando nace Parálisis Permanente, unido a que sí que vamos a Londres, evidentemente. Y vemos que allí se está haciendo lo mismo. Eso te da seguridad en que vas por el buen camino. Pero yo tengo que decir que vengo impregnada por El Escorial, que es donde nazco. Algo que ha marcado muchísimo mi destino musical y todo el giro que hicimos Eduardo y yo hacia el post-punk por otros derroteros más hedonistas, más de búsqueda.
Lo mismo ha pasado a partir de la pandemia, en ese momento incierto donde muchas bandas jóvenes se planteaban ¿seguimos con la música o lo dejamos? ¿por qué tengo que trabajar? ¿por qué tengo que buscar un curro? Algo como el virus te hace ver que somos vulnerables y se nos puede caer el mundo encima. Yo veo una analogía con nuestra época, en la que el mundo también era muy incierto. Recuerdo con mis padres que yo había estudiado música en el colegio desde pequeña y luego en el conservatorio pero decían, hija mía, no tienes futuro ahí ¿quién vive de eso en España? pues ahora ha pasado lo mismo.
Aquí aprovecho para contarte el nuevo proyecto que he puesto en marcha, Ana Curra y los Trece Apóstoles. La última cena de Parálisis Permanente. Estoy acompañada de trece artistas de nuevas generaciones que conoces, y que recogen la herencia de Parálisis, asumen su influencia y su admiración. Y yo, de hecho, les vampirizo y les robo también su entusiasmo y energía.
Bueno, ejerces máxima sacerdotisa.
Ahora que dices esto vas a flipar cuando veas la portada (risas).
¿Y este proyecto cómo surge?
Fue cuando escucho las grabaciones de Ana Curra Presenta El Acto en la sala Kapital (aquí la crónica) y me sorprende cómo suena, esa visceralidad, esa fuerza que he querido utilizar para estas nuevas versiones que se presentarán el 23 de enero en el Teatro Eslava.
Volviendo a esos orígenes del post-punk con la escena actual, parece que compartimos esa incertidumbre que comentas, pero también la precariedad, por no hablar de los genocidios, guerras, el auge del fascismo…
Totalmente. Fue igual entonces con Reagan y con Thatcher, la fobia por el mundo homosexual que había… Estamos viviendo una involución con estos personajes tan dañinos que tenemos liderando el mundo como Trump o Putin o toda esta gente tan loca como Bolsonaro o Miley. No puedo comprender lo que está pasando y de ahí una canción como esta «Activistas de la idiotez» que habla refleja toda mi ira y mi cólera ante esta idiotez que nos está invadiendo.
Al final esto demuestra que eres una artista del momento, que canta a los problemas del momento. Tiene todo el sentido la reedición de tu debut que demuestra que tu figura sigue siendo influyente y admirada por nuevas generaciones.
Regresemos a ‘Volviendo a las andadas’, que fue un paso adelante, pero está también ligado con tu pasado porque hay una versión de “Unidos” de Parálisis con más teclado. ¿Por qué la incluyes?
No recuerdo bien si te soy sincera, supongo que porque la tocaba en directo con Seres Vacíos y la quise hacer un poco más como yo la sentía en ese momento.
“En esta tarde gris” tiene un toque Pegamoides.
Es una canción muy glam, muy Glitter muy rollo Marc Bolan y la letra está dedicada a mi querido Alberto García Alix.
El llamado «fotógrafo de la Movida» y de la portada.
Es el fotógrafo y quien hace el diseño entero del disco. Se estrena conmigo en color, porque ya sabéis que es un fotógrafo de blanco y negro y es en esta portada cuando empieza a trabajar el color.
Podríamos decir que las fotos más icónicas de Ana Curra son suyas.
Sí, en esta época éramos pareja, salíamos juntos. Desde entonces no ha dejado de hacerme fotos. Creo que soy el hilo conductor de la obra fotográfica de Alberto, y a mí no se me puede entender sin Alberto. Si miras ahora Nómadas, su segundo libro, hay un montón de fotos que corresponden precisamente a los años en los que vivíamos juntos. Alberto es de los que salía todos los días con la cámara a la calle y la que tenía que ponerse ahí o ahí era yo. Era su musa.
Manolo UVI, Sabino Méndez y José Battaglio participan en el disco, pero eres tú quien compones.
Sí, yo soy de componer en el local tocando directamente. Entonces no había ordenadores ni podías llevar una maqueta. En el local yo decía “toca esto que quiero saber cómo suena” y bueno pues como siempre he sido muy generosa con las autorías tengo “Amor odio” con Manolo Uvi que además hace los coros y la hice con Joseé Battaglio aunque aquí ya él no graba este disco, la tenía hecha de cuando estaba en Seres Vacíos, él después se va a La Frontera. “Envuelta en Ron” por ejemplo la hice con Sabino.
“Soñé que no hay sol” es quizás es la más siniestra del disco.
La más oscura, a mí me encanta. Y hay otra muy oscura, que es “Crimen perfecto”. Aunque como ves en el disco hay un cambio, yo hago un esfuerzo por salir adelante, por ver el mundo más de color y optimista.
Fue el inicio de algo nuevo, pero después llega un largo silencio.
Cuando acabo este disco es cuando paro realmente y caigo en la cuenta de que me falta Eduardo. Es que no había parado, había seguido adelante y era demasiado joven. Aún no había digerido nada.
A partir de ahí sigues en la música, pero ya vinculada a la docencia, que has estado muchos años.
Exacto. Me preparo la oposición, termino, y estoy unos años dedicada a eso.
Con el tiempo se reactiva todo, llegan nuevos proyectos, el disco de Digital 21, etc. Encajas muy bien en ese barniz electrónico. Seguro que si Eduardo hubiera seguido aquí se hubiera dejado influir por toda esa riqueza de nuevos sonidos que llegó en los 90, hubiera hecho un disco tipo los que hizo Bowie por entonces.
Yo creo que sí, Eduardo era una esponja, le gustaba mucho escuchar música y no se hubiera quedado en la misma fórmula de siempre. Nunca hemos sido nada puristas, y hemos sido muy eclécticos, muy dados al cambio. Para mí cada disco es un reto nuevo, y a lo mejor tus puntos cardinales que te preocupan, o en los que profundizas, o en los que van a ser genéricos a lo largo de tu vida, los mantienes. Pero necesitas cambios, porque es que sin cambio no hay arte tampoco.
Esta reedición coincide con nueva música y con el ciclo AIEDeNuevo, ¿Cómo van a ser estos conciertos?
Pues aquí voy a ir probando en directo canciones nuevas mías y canciones de diferentes etapas. Habrá himnos de Parálisis Permanente que estoy encantada de seguir tocando, porque tienen absoluta vigencia. Son canciones con las que me siento rejuvenecida cada vez que las hago y porque han pasado muy bien el paso del tiempo y no te sientes ridícula con sus letras, porque están muy de actualidad. Haré también alguna de Seres Vacíos.
Estos ciclos están muy bien porque aparte son repertorios vigentes y que actualmente están en boga.
Próximos conciertos de Ana Curra
31 de octubre – OVIEDO (Sala Gong Galaxy – AIEDeNuevo). ENTRADAS
1 de noviembre – PONFERRADA (Sala H – AIEDeNuevo). ENTRADAS
6 de diciembre – VALENCIA (16 Toneladas – AIEDeNuevo). ENTRADAS
7 de diciembre – MURCIA (Garaje Beat Club – AIEDeNuevo). ENTRADAS
23 de enero – MADRID (Teatro Eslava – Festival Inverfest). ENTRADAS
Escucha ‘Volviendo a las andadas’ de Ana Curra
Foto Ana Curra: Alberto García Alix

