Abraham Boba
De momento puedo ir tirando con la música, porque hago muchas cosas relacionadas con ella. Es muy difícil que un solo proyecto musical te dé lo suficiente para vivir, por eso voy buscando otras alternativas
Los días desierto es ya el tercer disco de Abraham Boba, también conocido por su trabajo como teclista en la banda de Nacho Vegas. Obra tras obra, Boba continua labrando su espacio personal, reafirmándose en un territorio que conquistó desde su disco debut y sobre el que sigue hundiendo canciones de raíz clásica.
Parece que con este tercer disco es un paso más en tu evolución como artista.
Espero que sea así con cada disco. Algunas personas dan mucha importancia al tercer disco. Yo, por mi parte, espero que sea uno más de los muchos que me gustaría hacer. En cuanto a evolución musical, no me gustaría repetir siempre el mismo disco, por eso intento introducir pequeñas variantes en cada uno, aunque no dejen de ser canciones que hace la misma persona.
De todos modos, pese a tener arreglos más complejos que los de tu debut, quizá resulta menos barroco que “La educación”.
Puede ser. En “La educación” usamos muchos colchones de teclados y guitarras acústicas y además hay un cuarteto de cuerda sonando en casi todas las canciones. En este disco hay canciones con más espacio entre los instrumentos y otras que están más cargadas de capas. Pero no hay prácticamente guitarras rítmicas y las capas van apareciendo y desapareciendo. De todas maneras yo creo que lo ves menos barroco sobre todo porque hay menos arreglos de cuerda, que es algo que suele llevar a una canción a que se le ponga ese adjetivo.
Cuéntame de donde nace este disco, ¿cuál fue su punto de salida?
Me apetecía mucho hacer un disco pop. Intentar llevar hasta el extremo, al menos hasta mi extremo, algunas fórmulas de canciones pop. Por eso muchos ritmos son reconocibles y las melodías son más abiertas. Hacer “La educación” fue bastante duro y tampoco me habría salido un disco en esa misma línea. Lo que sí quería desde un principio es que todas las canciones se pudiesen sostener sólo con un piano o una guitarra y una voz. De esta manera es mucho más fácil jugar con la canción y llevarla a diferentes sitios.
Además, lo has producido. ¿No es meterse en demasiados asuntos el producirse uno mismo?
No si tienes bastante claro el disco que quieres hacer. Producir un disco conlleva muchas cosas. Yo creo que alguien produce un disco cuando coge al compositor y a la canción y construye todo lo que hay alrededor, desde los músicos que van a participar en la grabación hasta el arreglo final que se escucha. Esto lo llevo haciendo desde el primer disco con más o menos ayuda. En “La educación” Paco me ayudó mucho y aportó muchas ideas. En “Los días desierto” conté con la ayuda de César Verdú, que me echó una mano con los ritmos de batería y tuvo algunas ideas geniales en grabación y sobre todo en la mezcla.
Tus letras son siempre parte fundamental de tus canciones. ¿Cómo las trabajas?
Normalmente parto de alguna idea que se vaya repitiendo o de un título que me dé una imagen para desarrollar. Me gusta incluir frases de conversaciones que haya tenido o de algún libro o película. A partir de ahí voy construyendo la letra al mismo tiempo que la canción. Alguna vez he hecho letras adaptándolas a una melodía, pero cada vez lo hago menos. Creo que en este disco no lo he hecho en ninguna canción.
Sueles encontrar pliegues líricos a conceptos sencillos. ¿De donde nace ese interés por darle una vuelta de tuerca a lo cotidiano?
Para mí es muy necesario. Las letras muy poéticas están muy bien, pero corren el riesgo de que nadie se sienta identificado con ellas, que es de las cosas más grandes que puede pasar cuando escuchas una canción. Por eso se me hace necesario no hablar de conceptos demasiado rebuscados, porque si no ni yo mismo me lo creo.
En tus discos siempre hay una atmósfera tensa. Algo muy Lynch si hablamos de películas como “Terciopelo azul”.
Bueno, me encanta esa película y en general todos los ambientes enrarecidos de Lynch. Sí, puede ser, no sé a qué se debe.
Precisamente tus obras tienen cierto espíritu cinematográfico.
Sí, me encanta el cine. No tengo televisión desde hace muchos años, pero los días que estoy en mi casa veo una película cada noche. Soy muy fan de algunos directores e intento aplicar algo de lo que me enseñan a las canciones. A veces a través de diálogos y otras veces a través de ambientes. Creo que es más esto que las canciones suenen a banda sonora.
A veces el concepto de rock parece demasiado rígido. Evidentemente eres un song writer pero a nivel emocional me pareces totalmente rock and roll. Tocas sentimientos fuertes e intensos. Al fin y al cabo el rock and roll significa emocion, incluso sentimental.
Sí, bueno el rock and roll es un término demasiado amplio como para mojarme, pero coincido con lo que dices.
Por ejemplo, Nick Cave, Tom Waits o PJ Harvey son puro rock en esencia.
Y Randy Newman también, y sin hacer ruido.
¿Que estás aprendiendo de tu experiencia como teclista de Nacho Vegas?
Sobre todo a tocar mejor el piano y a cómo tiene que sonar una banda en directo.
¿Cómo conociste a Nacho?
A través de David de Limbo Starr. Nacho buscaba un teclista para la grabación y la gira de “El Manifiesto desastre” y le gustaban los discos que había hecho. David nos presentó y ahí seguimos.
¿Qué puntos en común dirías que tenéis tu y Nacho como autores?
Ambos componemos canciones, cantamos en castellano y compartimos algunos gustos musicales.
Él ya no está en Limbo Starr, aunque tu sigues en la compañía. ¿Acabarás acompañándole en su nuevo sello?
Acabo de sacar mi tercer disco con Limbo y estoy contento. Además no pienso casi nada en el futuro.
Eres un artista joven que continua haciéndose su hueco, ¿puedes vivir de la música?
Tengo 35 años. Sí, supongo que todavía soy joven, pero llevo ya unos cuantos años en esto. De momento puedo ir tirando con la música, porque hago muchas cosas relacionadas con ella. Es muy difícil que un solo proyecto musical te dé lo suficiente para vivir, por eso voy buscando otras alternativas.
La actualidad seguro que la conoces muy bien, ¿pero si pudieras elegir, en qué época te gustaría vivir a nivel musical? Hablo en lo que se refiere a ver conciertos y a dar con un ambiente adecuado para la creación.
Me quedo con la que estoy viviendo, porque, aunque hay muchas cosas que no me gustan, las otras no he podido vivirlas y conocerlas por referencias no es igual que vivirlas.