Q Festival. Asistimos a la nueva edición del festival celebrado en Alzira

El Festival

El Qfestival, un pequeño gran milagro organizado por un puñado de entusiastas agrupados en el colectivo QFem!, cumplió el sábado su tercera edición. En un momento complicado para el mundo de la música, plagado de propuestas mercantilistas, quejas y utopías, ellos se sacan de la manga un festival que, con humildad pero también con constancia, lleva camino de convertirse en una referencia para la Comunidad Valenciana y que, además, destina todos sus beneficios para ayudar al Tercer Mundo. ¿Se puede pedir más? Pues sí. Puestos a pedir, que todo salga redondo y que la gente disfrute al máximo. Y yo diría que, a pesar de los inevitables retrasos en un evento de esta magnitud, ambas cosas se cumplieron.

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A las 17:30 estábamos citados para una rueda de prensa que empezó algo más tarde de lo previsto y que se celebró en una sala adyacente al propio recinto del festival. Aparte de los organizadores estaban presentes el concejal de cultura de Alzira, un representante de Save The Children, Virginia Díaz de Radio3, Jaime de Sexy Sadie y Paul y Tracy de The Primitives. Todos ellos dirigieron unas palabras a la prensa y  posteriormente respondieron a algunas preguntas. Nosotros contribuimos pidiendo a Virginiasu opinión sobre la polémica Ley Sinde, a lo que la locutora de RNE respondió de manera amable pero ambigua, reflejando sus palabras esos sentimientos encontrados que muchos tenemos al respecto. Tanto Jaime como los componentes de The Primitives, interrogados sobre la posible continuidad de sus respectivas reuniones, ofrecieron como respuesta el clásico “no podemos descartar nada”.

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El local donde se celebra el festival, el Casal Jove, está situado en un polígono a las afueras de Alzira. Al ser fin de semana no había problemas de aparcamiento, aunque de todos modos la organización puso a disposición de los asistentes todas las facilidades para desplazarse en transporte público. El recinto principal está cubierto y tiene capacidad para más de 1500 personas, un aforo que en ningún momento llegó a completarse ni siquiera a medias, y además dispone de un anexo exterior donde la gente salía a fumar, a comprar algo de merchandising, comida o bebida, y también a escuchar a la genial Furgo Rock Band, que desde su furgoneta-plataforma-escenario amenizó a la gente la espera entre actuaciones con sus divertidas versiones de clásicos del rock´n´roll como “Johnny B. Goode”,“Summertime Blues” o el “Rock´n´roll radio” de los Ramones. Una genial idea y todo un descubrimiento hasta tal punto que, a ratos, había más gente fuera que dentro. El recinto cubierto también disponía de una barra para el público, y es de agradecer las facilidades ofrecidas a la prensa: una valla dejaba espacio suficiente delante del escenario para poder realizar fotos cómodamente.

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El único inconveniente de un recinto tan grande es precisamente su tamaño, que hacía casi inaudible la música desde una cierta distancia por lo elevado de un volumen que resultó excesivo en algunos momentos.


 

Grupos locales

La organización apostó fuerte por grupos locales emergentes, que ocuparon el escenario en las primeras horas de festival. Abrió el fuego la cantautora Lupe Catalá, de la vecina localidad de Sueca, que sorprendió con una actuación más poderosa de lo esperado al contar con una completa banda de acompañamiento que dotó a sus canciones de más nervio respecto a las versiones que ya conocíamos. Lupe presentó temas de su disco Saltar Al Vacío, además de alguna que otra composición nueva. Destacaron sus interpretaciones de “Ojalá” y “No serà igual sense tu”. Solvente sobre el escenario, se nota que la suecana tiene tablas además de voz, presencia, calidad y un buen grupo de fieles seguidores que no dejaron de animar en todo momento. Seis canciones en media hora de actuación que dejó con ganas de más.

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A continuación salieron al escenario los integrantes del grupo local Ron Jinchico, que animaron a la gente con una propuesta rockera y un carismático cantante que supo meterse al público en el bolsillo. El grupo, formado por músicos con experiencia en otras bandas, interpretó las canciones de su disco Media Vida. Se ganaron el puesto con su rock vitaminado y enérgico, algo que sería una constante durante todo el festival. Nos quedamos con su “Perfecto equilibrio”, una canción que gana muchísimo en directo. Cumplieron con la siempre difícil misión de mantener al escaso público en acción en unas horas todavía tempranas.

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La siguiente actuación fue la del grupo Shining Crane, banda cuya base está formada por un valenciano y una inglesa, curiosamente también llamada Tracy, que se conocieron en Tenerife. Ante un auditorio que iba en aumento, desplegaron su arsenal de canciones eclécticas y bailables, visitando el rock y la electrónica. Aunque visualmente recuerdan mucho a Oblique, sus canciones remiten a grupos más orgánicos como Elastica o Republica. Como no podía ser de otra manera, el punto culminante de su actuación fue la composición que da nombre a su EP: “The Queen of Disco Pop”, un temazo que debería sonar en todas las emisoras y pincharse en todos los garitos. Realmente Tracy mereció de sobras tal galardón con una actuación que fue muy jaleada y que invitó al baile. Merecen otra oportunidad más tarde y con más público.

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Posteriormente le tocó el turno a Limbotheque, otro grupo que jugaba en casa y, por tanto, contaba de antemano con el favor de un público entregado. Suya fue la propuesta más original de la noche: un pop de aires cabareteros que mezcla sonidos americanos y folklore europeo (mediterráneo principalmente) a partes iguales, con presencia de vientos y acordeón acompañando a guitarra, bajo y batería. Su cantante, Carol, llenó el escenario de glamour con un estilo pícaro y una seductora interpretación cuidadosamente retro; de haberse podido fumar en la sala nos hubiese hecho retroceder en el tiempo hasta un humeante cabaret de los años 30, un igualmente nicotinizado club de jazz o un plató de TV en el que actuara alguna mítica orquesta de boogie con dama al frente. Su personalidad es tan fuerte que no dudan en llevar a su terreno, con éxito, el “Still loving you” de los Scorpions. Una versión que, al igual que el resto de canciones que interpretaron, puede encontrarse en su reciente disco The Way, The Wind, The Van

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Los valencianos Fuzzy White Casters llegaban al QFestival con el aval de haber sido teloneros de los Arctic Monkeys en el MTV Winter 2010 y con la etiqueta de grupo festivalero, puesto que próximamente se les podrá ver en el Vinalopop, el Low Cost Festival o el Sonorama. Su indie rock bailable, con unas canciones efectivas pero muy similares entre sí, puso las pilas a un público que, aunque a cuentagotas, iba ya en aumento. Impetuosos y visualmente atractivos pero bastante limitados rítmicamente, su actuación nos recordó en varios momentos a abanderados del estilo como The Killers o, principalmente, Franz Ferdinand. El hecho de que el cantante tocara indistintamente la guitarra y el teclado ya no debería sorprender a nadie, pero el recurso sigue siendo práctico para animar a la gente a moverse. Cerraron a lo grande con sus dos mejores canciones: “Neon Prisma” y “George”.

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Una actuación estimulante cuyo objetivo, que claramente era hacer bailar a la gente, fue sobradamente conseguido. Jóvenes y prometedores, han escogido un camino transitado en que les hará falta encontrar su propia originalidad.


Cabezas de Cartel

La conocida locutora y pinchadiscos de Radio 3, Virginia Díaz, fue la encargada de realizar la transición entre las actuaciones de los grupos locales y los platos fuertes del festival. Un grupo de incondicionales se quedó frente a su set bailando las canciones que iba pinchando, entre las cuales no podía faltar el “Lisztomania” de Phoenix. Muchos otros aprovecharon para reponer fuerzas en el restaurante anexo, en el caso de los músicos y la prensa, o en las barras que la organización puso a disposición del público tanto en el interior como en el exterior del recinto.

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Llegó entonces el momento esperado por muchos de nosotros. The Primitives salieron al escenario ya cerca de la medianoche, con una Tracy Tracy que, sin intentar ocultar que han pasado veinte años, lucía tan atractiva como de costumbre y parecía muy a gusto. El grupo inglés realizó un recorrido por su breve carrera, retomada hace poco, con parada principalmente en su primer disco (Lovely,1988) del cual sonaron bastantes temas entre los que reconocimos “Stop killing me”, “Spacehead” y, como no, la inevitable “Crash” que fue muy vitoreada y saludada por el público con multitud de gusanitos fluorescentes que aparecieron de repente en sus manos. Aprovecharon también para presentar algunas canciones nuevas que, sorprendentemente, no tienen mucho que envidiar a sus clásicos de finales de los 80. Una reunión afortunada, en este caso. No sabemos sin tendrá continuidad, una duda que ellos mismos, en la rueda de prensa previa al festival, no quisieron despejar. Nos quedamos con su buena forma actual, sus nuevos temas que esperamos cristalicen en un nuevo disco, y con lo bien que lo pasamos anoche tanto los nostálgicos de los 80 como los seguidores del buen pop de ahora y siempre.

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El otro cabeza de cartel era también un grupo en gira de reunión: los mallorquines Sexy Sadie. Se les volvió a ver con ganas y sueltos, a pesar de que tampoco dejaron claro si regresaban para quedarse o para matar el gusanillo de manera puntual. Su actuación resultó de gran valor sentimental para los fans de siempre, mientras que el resto simplemente disfrutamos del aquí y ahora. Eso sí, alguna lagrimilla asomó con “Someone like you”. No les hizo ningún favor lo exagerado del volumen que atronaba la sala y distorsionaba el sonido en exceso, pero conseguimos encontrar un buen lugar desde el que escucharles con la nitidez imprescindible y sin que se nos saliera el corazón del sitio. Robustos y decididos, ofrecieron la energía de costumbre con intensos desarrollos instrumentales que elevaron la temperatura de la sala. Deleitaron a sus seguidores y a los otros nostálgicos, los de los 90, con sus temas más clásicos, pero en mi caso particular disfruté tanto o más con su enorme versión del “American girl” de Tom Petty, un punto de parada obligatorio en mi universo musical particular. Los Sexy Sadie estuvieron y están enormes, así que hay que aprovechar para verles por si acaso resulta ser, definitivamente, la última oportunidad de hacerlo.

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El resto de la noche resultó terreno abonado para que los más jóvenes y marchosos dieran rienda suelta a sus ganas de bailar. La banda Reverend and the Makers volvía al QFestival, pero esta vez en formato soundsystem (Reverend Soundsystem), una faceta más electrónica y cercana al hip hop. Repasaron algunos de sus éxitos y prepararon el terreno para que posteriormente la banda santanderina Estereotypo, con su indie rock eléctrico y electrónico, pusiera la sala patas arriba con sus saltos, sus movimientos estudiados, su energía y sus mágicos y repetitivos estribillos. Hiperactivos, un espectáculo por sí mismos. Acertó la organización al colocarlos en una hora tan golfa.

Ya muy entrada la madrugada nos batimos en retirada después de 12 horas al pie del cañón, así que nos perdimos la actuación final de A2A2 DJs y Bubble & Bobble DJs. No obstante ya los hemos visto otras veces, así que estamos seguros de que lograron que el cansancio no hiciese mella en los aguerridos y bailongos resistentes que suponemos aguantaron hasta que empezó a asomar el sol por el horizonte. Un horizonte en el que ya se vislumbra, esperemos, una cuarta edición de un festival al que le estamos tomando mucho cariño por la “terreta”.

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