Alcalá Norte (Sala La Trinchera) Málaga 10/11/24
Se presentaban Alcalá Norte en Málaga con esa vitola de banda del momento en el panorama independiente, tras muchos meses a sus espaldas rodando las canciones de su ya célebre debut, que si bien parece que haya sido editado hace mucho tiempo, vio la luz este mismo año. Sin duda podemos decir que 2024 está siendo su año: irrupción frenética con el lanzamiento del disco en abril tras un ep y varios sencillos previos, posterior asentamiento y generación de unas expectativas que no han parado de crecer en este periodo.
Con algún cambio temporal en su formación (Conrado de la banda Dharmacide en lugar de Juanpi a las seis cuerdas que está centrado ahora mismo en sus estudios), la banda de Ciudad Lineal ha ido ganando en solvencia a la hora de desplegar su potente sonido sobre las tablas, con una base rítmica bien engrasada y unas líneas de guitarra que tanto recuerdan a The Cure, Joy Division o Parálisis Permanente. En La Trinchera sonaron aguerridos, combativos y sin duda, viscerales. Desplegaron un discurso que atesora contenido trascendente y que invita a la reflexión, y dieron rienda suelta a ese entramado de melodías tan incisivas como subyugantes. Podríamos decir que se dieron un baño de masas en toda regla, logrando abarrotar una de las salas más importantes de la capital malagueña a pesar de tratarse de un domingo. Salieron puntuales y atacaron “Los Chavales” metiéndose a la audiencia en el bolsillo y calentando motores de cara a unos bailes desenfrenados, empujones incluidos, que no tardaron en llegar. La gente tenía ganas de quemarse en las brasas de los ritmos oscuros y abrasivos de un combo que ha venido para quedarse en el circuito del pop-rock estatal, consiguiendo crear de lo suyo una especie de religión en la que sus fieles se sienten identificados con sus melodías epatantes y su imagen poderosa, señas de identidad que les distingues del pelotón de bandas emergentes que tratan de despegar cada día en cualquier rincón del país.
Es justo decir que la voz de Álvaro Rivas mostró algunos síntomas de cansancio (no olvidemos que están en medio de una gira larguísima) y no acababa de empastar del todo con la muralla de sonido que trataba de envolverla siendo a veces avasallada por la misma, pero esto careció de importancia cuando nos sentimos arrastrados por la corriente imparable de esos himnos atemporales que son “La Sangre Del Pobre”, “Arteligencia Intificial” o “Westminster”. Como ya es habitual, Jaime Barbosa, su batería, ejerció de portavoz con sus descacharrantes historias y su innegable capacidad de liderazgo. Rescataron canciones antiguas como “Barbacoa En El Cementerio” y atacaron una versión del clásico del heavy-metal “I Care” antes de que “Supermán” , “La Calle Elfo” o la triunfal “La Vida Cañón” acabaran por desencadenar la locura generalizada, funcionando como diario de a bordo de una generación que abarca a jóvenes que no se identifican con el patrón estandarizado de la sociedad que les ha tocado vivir, y gancho adictivo para una cada vez más importante masa de seguidores de más avanzada edad que abrazan con alivio el nacimiento de bandas capaces de resucitar a algunos de sus referentes con talento y sangre joven. Tanta fue la insistencia del respetable para que tocaran un bis, que volvieron a interpretar “Los Chavales”, sin que importara su todavía escueto catálogo de canciones. Podría haber sonado tres o cuatro veces más que la hubiéramos vuelto a disfrutar como quien descubre un tesoro, con ímpetu e impaciencia. Fue una noche de celebración del excelente estado de forma de una banda que, sin que nadie les regalara nada, ha ido acaparando interés y aplausos al mismo tiempo que iba consolidando su personalidad y encontrando su camino. Uno que siguen cada vez más y más adeptos a una causa que engancha por su honestidad, vigor y credibilidad.
Foto Alcalá Norte: José Megía