Alexander – Alexander (Community music )
Si hace dos años nos sorprendimos, nos animamos y sonreímos con Up From Below (Vagrant Records, 2009), de Edward Shape & the Magnetic Zeros (por lo menos a mí me golpeó así), el líder de la banda Alex Ebert publica ahora su disco en solitario Alexander. Los primeros temas del disco son bastante similares a la esencia de su banda y presenta un álbum de folk pop con algo de country, pero sin esas melodías hippies de Up From Below. Y todo ello revestido por belleza y positivismo. Es fácil y de cajón darse cuenta escuchando solamente «Let´s win!»: «In the dream I saw the kingdom we would lose / And everybody singing love, sweet love», canta Ebert (miembro también de Ima Robot), en uno de esos temas que no te puedes quitar de la cabeza y que no te importa que así sea, a diferencia de los últimos «experimentos» de Coldplay (perdonad pero alguien tenía que decirlo).
El buen rollo y las dulces melodías sin estridencias predominan en los 10 completos temas de Alexander. No hay ni una distorsión y todas son en su mayoría acústicas, acompañadas por múltiples coros. Algo que (¡por fin!) suena a muchas cosas (en parte a los Sufjan Stevens por ejemplo), pero tiene ese toque genuino que te hace exprimir al máximo el álbum. Experimental y libre dando pié a múltiples estilos.
A pesar de esa esencia de los Edward Shape & the Magnetic Zeros, Alexander también tiene su parte más tranquila sobre todo en la segunda parte del álbum a partir del tema «Bad Bad Love», que recuerda tanto en el sonido como en el modo de cantar a la esencia del clásico Blonde on blonde, de Bob Dylan. El disco se va relajando más sobre todo con las más íntimas «Old Friend», «Glimpses» (una acústica soul, preciosa y con una dulzura desgarradora) y «Let´s Make A Deal To Not Make a Deal». Sin embargo, en la octava canción está una de las joyas del disco: «Remember Our Heart», con un suave ritmo y una melodía que es difícil no engancharte a ella ni repetirla una y otra vez (de nuevo, no me la quito de la cabeza). Un soplo de aire fresco.
De momento, Alexander, entre los mejores discos del año. Una apuesta segura. Una grata sorpresa.