Anni B Sweet – Oh, Monsters! (Subterfuge Records)
Parece increíble que este sólo sea el segundo disco de Anni B Sweet. Todo en Oh, Monsters! insinúa que podría ser uno más dentro de la ya dilatada carrera de la cantante malagueña. Sus precoces pasos por festivales y su alígero ascenso (posteriormente con un disco, reeditado por cierto) pueden tener la culpa. Pero también el sonido de su segundo disco.
Oh, Monsters!, producido por ella misma con la ayuda de Guillermo Galván (Vetusta Morla), Javier Doria y Ángel Luján, deja en completa evidencia a aquellos que, tres años después, aún siguen adornando sus análisis con Russian Red. Como el día y la noche. Anni B Sweet es la noche. Y más con este disco (“there’s a hole in my room made of darkness and silence… now is full of shit”, canta en la lóbrega “Hole in my room” que cierra el disco).
Repleto de oscuridad desde el principio, el segundo disco de la andaluza perturba en sus mejores momentos. Las atmósferas melancólicas de “At home” (“one day I am feeling high, the next I’m feeling down”), “Catastrophe of love” (posiblemente el mejor tema del disco) y “Getting older” (rock) hacen que, con un comienzo así, uno se acuerde del Libre Asociación de The New Raemon. Vaya usted a saber por qué.
En estos tres años, Anni B Sweet ha tenido tiempo para coleccionar emociones e influencias. De ahí que en Oh, Monsters! destaque el folk con la excepcional “Locked in verses” (y la mejor voz del disco), la Tarantiniana “Monsters” (acercándose por momentos inéditamente a Skin) y la vitamínica “Goodbye child”; pero ese ya clásico eclecticismo de la malagueña hace viable también un hueco para la electrónica y las programaciones de “Missing a stranger” o la psicodelia hindú de “Ridiculous games 2060”.
Arropada por una elegante producción (la sección de viento y cuerda durante todo el disco es sutilmente maravillosa), Anni B Sweet firma un segundo disco notable, oscuro y personal; un trabajo único cuyo pero son esos casi sesenta minutos tan exigentes tanto para el listón del disco como para el que escucha al final de la cadena.