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Asistimos al cierre del Festival Sinsal SON Estrella Galicia 2024

Butler, Will Butler. Rápidamente el apellido salta a la vista al llegar a la isla de San Simón en la tercera y última jornada de esta edición del festival Sinsal. El hermano pequeño de Win, líder de Arcade Fire, visitó el festival Sinsal nueve años después de que lo hiciera Owen Pallet, el virtuoso violinista que también participó en la banda de los canadienses. Es la estrella y la gran expectativa.

Pero el cartel, como siempre secreto, revela muchas más propuestas interesantes. Los únicos concertos coincidentes en el tiempo, entre los que hay que elegir, son los dos primeros, los de la escocesa Brìghde Chaimbeul, sola este domingo en el escenario de Santo Antón, y la palestina Haya Zaatry, aclamada en tiempos que exigen libertad.

Chaimbeul desplegó su folk de vanguardia, experimentación desde Escocia, con ecos de Mercedes Peón en plena ría de Vigo. Los sonidos superpuestos de la gaita eléctrica hechizaron pero faltó algo de chispa en este breve recital, si bien fue suficiente para abrir boca en la larga sucesión de músicas siempre innovadoras y sugerentes que llenan cada verano esta maravillosa isla. Quienes escucharon a Zaatry, junto a los buxos, hablan de uno de los mejores conciertos de esta edición.

A continuación, Maestro Espada presentaron los temas del que será su primer álbum, todavía sin publicar. De nuevo renovación desde la tradición, en este caso de Murcia, la región que en los últimos años ha exhibido talentos como el de Marcelo Criminal. El de Álex Juárez y Víctor Hernández fue para muchos el proyecto más original y portentoso del día. Los graves de la batería, la guitarra eléctrica y el autotune confieren al grupo un sonido propio que adquiere su verdadera particularidad con un instrumento cómo la castañeta y letras del cancionero popular murciano.

Más convencional, pero igualmente disfrutable, fue el pop de guitarras delicadas y sonido envolvente de la portuguesa Maria Reis. Nada que ver con lo que estaba por llegar: desde Ciudad Real, Lapili y «las piligrosas». Un espectáculo entre lo urbano y lo paródico con mucho de reivindicación y mensaje en forma de baile contra la gordofobia, ausente eso sí de los niveles de calidad musical a los que tiene acostumbrado el Sinsal a su público.

En la que confesó que era su primera vez en Galicia, Lapili hizo un llamamiento a la sororidad y al poder femenino. Con mucha presencia del mundo téxtil del que proviene, las coreografías y las letras se caracterizan por su simpleza («Mejor que venga la Pili a que venga la poli», «Con este cu», «Guarrindonga», «Tremendo mujerón, «La moda soy yo»). Tras un final aposeótico con la canción «Gorda», de los mejores temas y quizá digno de considerarse trap, subió al escenario a cantar con ella a una niña y después a muchos otros fans, para acabar la performance con el público coreando su nombre.

Desde Uganda, el sonido de los sintetizadores DIY de Afrorack resultó solo apto para adeptos de una electrónica muy experimental.

Will Butler abandonó Arcade Fire en aras de dar rienda suelta a sus propias melodías y letras. No obstante, es inevitable encontrar un enorme parecido en las atmósferas que crean los teclados, las palmas y las sonajas que manejan con desparpajo las Sister Squares, a su lado. El tan esperado concierto del amigo de Spike Jonze fue de menos a más, a la par que él iba dejando la guitarra, sudando la camiseta, bailando, cada vez más desatado. Para cuando tocó la genial «Anna», ya tenía a todo el mundo en el bote.

Por último, el keniata Kabeushé, brutal, acabó lanzándose encima de la gente para poner el broche de oro a esta edición del Sinsal.

Fotos Sinsal: Pedro Galbán

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