Barzin – Notes To An Absent Lover (Monotreme)
No por recurrente, el desamor deja de ser un buen tema para un disco. Temática en torno a la cual Barzin construye su nuevo trabajo. Más concretamente en el punto mismo en que el artista mira hacia atrás con absoluta resignación por lo perdido, pero también hacia delante con un atisbo de melancólica esperanza.
Barzin se olvida de la crudeza de sus discos anteriores y hace un acercamiento elegante al pop a través de cuidadísimas melodías y unos arreglos elaborados pero sutiles, que le acercan por momentos al sonido de Ron Sexsmith (no en vano Don Kerr está detrás de la producción de ambos) o Josh Rouse. Así, con una base eminentemente folk, la pura tristeza se transforma en melancolía y la desesperación parece que se dulcifica a base de añadir un sutil piano aquí (“Soft summer girls”) o un bonito juego de voces allá (precioso en el caso de “Nobody told me”).
Mucho más compacto, más accesible y por momentos más inspirado que sus trabajos anteriores, en este disco Barzin le ha pillado el punto exacto a las melodías y ha conseguido algunas canciones de una belleza arrebatadora y un excelente sonido, más íntimo que tristón, más poético que dramático. Con reminiscencias del blues (“Queen Jane”) o inspiración country (“When it falls apart”), este Notes to the absent lover tiene momentos para la ensoñación (“The dream song”) pero también para subir un poco el tempo (“Look what love has turned us into”).
A ratos puede invadirnos el temor a que el acercamiento evidente de este disco al pop despoje a Barzin de esas peculiaridades y características con las que se ganó adeptos en sus dos trabajos pasados, pero, para qué engañarnos, con lo bien que suena este álbum, ya nos preocuparemos en el futuro, si es que se hace necesario. Ahora mismo es momento de disfrutar de uno de los aciertos del año.