Bonnie «Prince» Billy – The Letting Go (Drag City)
Basta una escucha de la preciosa “Love Comes To Me” para darse cuenta de que alguna cosa ha cambiado. Algo de luz se cuela por las ventanas de Will Oldham y eso siempre es una buena noticia.
The Letting Go es uno de esos discos que transpiran magia desde la primera nota hasta la última y el mérito no es sólo de Oldham (de nuevo bajo el alias de Bonnie “Prince” Billy), también lo es, y en muy buena medida, de los músicos de los que se ha rodeado. Grabado en Islandia por Valgeir Sigurdsson, con Jim White (Dirty Three) a la percusión, su hermano Paul Oldham al bajo, un espléndido cuarteto de cuerda y la capital aportación de Dawn McCarthy, vocalista de Faun Fables. El celestial contrapunto de McCarthy a la áspera voz Oldham es tan importante para el desarrollo del disco que su nombre debería haber aparecido en la portada.
Armado con su guitarra, Will Oldham le canta al amor y, para sorpresa de todos, se muestra radiante e infalible en temas como la citada “Love Comes To Me”, la genial (y muy Nick Drake) “Cursed Sleep”, la hermosa “Big Friday” o el aroma celta de “Strange Form Of Life”. Algo de luz decía al principio y es que algunas estancias siguen en la penumbra. En ese reverso oscuro se sitúa la tensa “The Seedling”, la etérea “God’s Small Song” o la doliente canción sin título que cierra el disco.
Si a todo eso le sumamos la belleza infinita de “Lay and Love”, el blues rural de “Cold & Wet” o la serena elegancia de “Wai” nos hallamos frente a un álbum de estremecedora belleza y, muy probablemente, lo mejor que haya firmado Will Oldham desde los tiempos de I See a Darkness (99).