Catpeople – Love battle (Autoeditado / December)
La revista Mondosonoro regalaba, con su número de abril, el último disco de CatPeople. Desde ese momento, antes de su lanzamiento oficial en tiendas, la red se ha llenado de comentarios cruzados: que si estos no son CatPeople…que me los han cambiado…que si en el tercer disco la han cagado…que si es lo mejor que han hecho nunca…que si vaya portada horrible…que si la portada es chulísima… Lo que es evidente es que este Love Battle no parece haber dejado a nadie indiferente, lo cual en estos tiempos de saturación informativa y musical ya es decir mucho.
¿Y por qué tanta controversia? Pues porque CatPeople han dado una pirueta mortal con triple tirabuzón que todavía los mantiene en el aire, siendo difícil saber si se elevarán hacia cielo abierto, si caeran en la red o si se estrellarán estrepitosamente contra el suelo. Hartos quizás de que les comparasen con Joy Division, Echo and the Bunnymen, Interpol o Editors, han dado un giro de 180º grados (nota repipi: los giros de 360º dejan a uno en el mismo sitio donde estaba) y han pasado a mirarse en espejos más de moda como el africanismo o Animal Collective, potenciando la percusión, los teclados y los coros en detrimento de las guitarras. También aquí la gente no se pone de acuerdo: algunos alaban su acercamiento a unos intocables Talking Heads, mientras que otros les acusan de pasar de imitadores de Interpol a serlo de Vampire Weekend.
Pero ustedes están esperando a que les dé mi opinión, supongo, así que me pongo a ello: a mí su mirada a los sonidos tribales me recuerda, más que nada, a China Crisis por un lado y a las bandas sonoras de la Disney ambientadas en el continente negro (Tarzán, El Rey León) por otro. “Safari” es buena prueba de ello. Por otro lado no se puede negar que “Sorry”, el single de adelanto, es una canción fresca, interesante y divertida. Tampoco puede negarse, y olvidemos ya el síndrome del tercer disco, que CatPeople han obrado con valentía al alejarse de un sonido que era marca de la casa para abrazar otro en el que se encuentran algo más verdes. Mi problema principal con este disco es que los cuatro temas siguientes suenan tan parecidos al single y entre ellos (todos con similar inicio, con casi idéntica percusión, los mismos coros, melodías vocales casi intercambiables) que es difícil quedarse con uno en la memoria (bueno, es difícil no recordar los “ooooooooés” de “Rana”, habrá que preguntarles por su significado). En “Fat rat” recuperan por unos momentos su pasada identidad guitarrera, pero no es hasta la sexta canción (“Secret life”, sus sonidos orientales y su agradable parsimonia) donde se encuentran ciertas aportaciones nuevas respecto a lo ya escuchado hasta ese momento. El resto del álbum sigue por la misma senda: “Fishes with big mouth” pero sobre todo “She was an astronaut” parecen construidas con retazos de los temas anteriores; “The horse parade” es un instrumental que no aporta nada y resulta algo aburrido; para finalizar, “I’m so sorry” cierra el círculo abierto con “Sorry”, supongo que intencionadamente.
Con ocasión del FIB’09, comenté que CatPeople deberían mostrar más en sus directos la oscuridad de sus discos. Como era de esperar no sólo han ignorado mi consejo sino que han hecho justo lo contrario: trasladar a su nuevo disco la luminosidad y fulgor de sus actuaciones en vivo. No es mala cosa evolucionar, la historia está repleta de grupos que triunfaron tras cambios radicales: Fleetwood Mac, Genesis, Steve Miller Band… Lo malo es que el ejemplo más cercano que tenemos en nuestro país es Döver, y ya sabemos como ha ido. El tiempo dirá en qué saco metemos a CatPeople. De momento no parece buena señal que pidan perdón al empezar y al terminar.