Chad VanGaalen – Soft Airplane (Sub Pop)
Chad VanGaalen tiene nuevo disco. Un trabajo creado, compuesto, grabado e ilustrado por él mismo, del que se necesitan varias escuchas para pillar el punto. Nada obvio, nada fácilón, pero un poco demasiado disperso. Y es que esta nueva entrega del de Calgary tiene una definición bien clara: es ecléctico. Sea esto bueno o malo, lo es.
Soft airplane arranca con “Willow tree”, una preciosa canción que podría haber firmado un Sufjan Stevens más pragmático y oscuro en Seven Swans. De ahí, VanGaalen da un salto a “Bones of man” y la sombra de Neil Young aparece para sobrevolar todo el disco. A partir de ese momento, el canadiense va dando tumbos por el folk (“Molten Light” o “Rabid bits of time”), el indie-rock (“Inside de Molecules”), las influencias sesenteras de Mama’s and The Papa’s o Beach Boys (“Cries of the dead”, “City of Electric Light”), la psicodelia setentera (“Poisonous heads”), el ruidismo pop de Sonic Youth (“Frozen Energon”) e incluso se atreve con la electrónica en “TMNT Mask”, que podría haberse incluido en el disco de Hercules and Love Affaire. Todo aderezado por su característica voz y ese mundo imaginativo y un poco bizarro que se cuela en sus letras.
Ojo, no es un mal disco. Más bien lo contrario: es muy disfrutable. Los cacharros analógicos de los que VanGaalen se ha rodeado para grabar le dan un sonido precioso y retro que acaba enganchando. Y algunas de sus canciones son verdaderas perlitas. Pero le falta centrar un poco su discurso, compactar sus ideas, focalizar su imaginación. Y entonces estaremos ante uno de los compositores más interesantes del planeta.