Charnego – Regreso Al Futuro (Repetidor)
De Charnego me gusta todo. Desde el nombre del grupo (nombre despectivo que interpelaba a la migración que venía a Catalunya a trabajar en los 50 y 60, y que me llega, ahora, como una oda que el grupo hace a la enunciación de un estado limilar en el que uno se encuentra en tierra de nadie), esa portada con guiño a Los Enemigos de un chucho callejero sin pedigrí, y hasta llegar al título del disco (sí, parece que lo de la película es evidente) que es una especie de presagio de poder vislumbrar un futuro, aunque esté emborronado por un sistema que cancela cualquier esperanza.
Charnego lo tienen todo. Su música es de una electricidad reptante que satura el oído y no deja respiro al oyente, sentido del humor, concisión, y un détournement en donde cohabitan lo popular con la acción política sin rodeos, directos siempre a la yugular.
Este cuarteto está formado por viejos conocidos: Pablo Garnelo (Biznaga, Ardora), Marco Lipparelli (Being Berber, Gut Derby), Álvaro Marcos y David Moralejo (ambos de Atención Tsunami. Como en muchas ocasiones las mejores obras se finiquitan en poco tiempo, y ellos lo grabaron en directo en tan solo tres tomas en el estudio, y de ahí salió este fabuloso Regreso Al Futuro (Repetidor, 2023).
En esta escasa media hora se encuentran vibrantes canciones: “Frágil (El Niño De Leche) es una patada en el estómago con homenaje incluido a Chimo Bayo. Hardcore furibundo, al límite del colapso. “Macho Beta” lanza pullas a esas masculinidades tóxicas que nos rodean a un ritmo a todo trapo que recuerdan a Fugazi. En la “Ruta Del Pelotazo” hacen un repaso a la corrupción española del pelotazo (“España es una gran barra libre”), y en “Cuerpos (La Fuerza De Los Bares) un muro de electricidad a lo Pissed Jeans sirve de ofrenda a la hospitalidad de los bares, sus gentes, y sus mitos.
Aquí no dejan títere con cabeza. “Enric Swang Jualiana” se la dedican al periodista de verbo sosegado entre un manto de guitarras posrock de milimétrica precisión, anuncian a todo trapo la llegada de “Fernando Arrival”, y terminan con “Nueva Movilidad Urbana” que arranca como si de una danza chamánica se tratara, para luego ir hibridando fríos ritmos teutones a lo Horse Lords y la impetuosidad de unos Lisabö. Discazo enorme.