Cocorosie – Sala Apolo (Barcelona)
Por lo general, basta llegar con antelación y echar un vistazo al escenario para hacerse una idea de por dónde va a ir un concierto. En este caso, nada de guitarra, bajo y batería. Más bien un piano, un arpa y un arsenal de cacharrería infantil bajo la pantalla de proyecciones. Más difícil de adivinar a simple vista, que abriera el concierto una sesión de Human Beatbox a cargo de un pintoresco personaje que, con la única ayuda de su garganta y los límites de su integridad física, se atrevió incluso con Prince y D.J Shadow.
Llegó el turno de Cocorosie y las hermanas Casady no venían solas. Acompañadas por un pianista, un bajista y la caja de ritmos humana, se disponían a presentar su flamante nuevo trabajo, The Adventures of Ghosthorse and Stillborn (07). Con ayuda de múltiples juguetes y haciendo gala de un gran sentido de la teatralidad (acrecentado tanto por sus atuendos como por las evocadoras imágenes que se iban sucediendo en la pantalla), fueron sonando nuevas composiciones como “Werewolf”, “Rainbowarriors”, la preciosa “Promise” o la algo deslavazada pero muy divertida “Japan”. Por extraño que pueda parecer viniendo de un grupo que surgió del folk de alcoba, en directo se evidencia lo que en disco se intuye, lo que ahora les va es el Hip Hop.
Hubo tiempo también para el recogimiento, con momentos acústicos gracias a alguna joya de sus discos anteriores como “Terrible Angels”, “By your Side” o “Beautiful Voice” e incluso para una interpretación del himno norteamericano que no cayó demasiado bien en parte del público.
Resulta curioso observar cómo las dos hermanas Casady se reparten los roles sobre el escenario. Mientras Sierra entiende la música de manera más académica y saca punta a su formación clásica, tocando varios instrumentos y haciendo uso de una prodigiosa voz operística; Bianca parece acercarse a la música de forma mucho más libre e intuitiva y opta por la heterodoxia de su sugerente y quebradiza voz aniñada.
¿Deliciosamente naïf o empalagosamente arty? Consideraciones estéticas al margen, dejarse llevar por la belleza absoluta de temas como “Sunshine” o “Houses” en directo es una de esas experiencias que merece la pena vivir. Pura magia.