Coldplay – Mylo Xyloto (EMI)
A nadie le sorprenderá a estas alturas la lógica progresión de Coldplay hacia el firmamento del rock. Cómo una modesta banda que con un agradable debut se situó entre los Radiohead y Travis más accesibles, pasó a mirar de tú a tú a dinosaurios con el culo pelado de llenar estadios como U2.
Estamos ante una nueva burbuja, (como la inmobiliaria, sí), que en pocos años ha alzado a lo más alto a formaciones como los de Chris Martin, The Killers o Muse. Grupos que hace unas décadas hubieran quedado relegados a una medianía casi anecdótica, pero que hoy, ensimismados de lleno como estamos en la cultura de la construcción de ídolos con pies de barro, la sobreinformación y el consumismo exacerbado, entra dentro de la lógica.
Coldplay querían convertirse en la mejor banda del mundo y de momento no lo han conseguido. Vender millones de discos y colgar el cartel de no hay billetes allá por donde actúan no te da ese privilegio, como tampoco lo hará abrazar el mainstream sin concesiones como han hecho con su nueva referencia, el impronunciable Mylo Xyloto.
Que nadie se alarme con esto. El nuevo disco de los británicos no es más que una evolución de su sonido que terminará haciendo las delicias de sus seguidores y captando muchos nuevos adeptos para la causa. Un trabajo que a pesar de contener algunos momentos de vergüenza ajena, como ese single de buenrollismo extremo que es “Every Teardrop Is A Waterfall” con su polémico sampleo del “I go to Rio” de Peter Allen –valga también “Ritmo de la noche”– (antes sampleaban a Kraftwerk), la desconcertante “Princess Of China” a dúo con Rihanna, canción que dentro de unos meses tendremos hasta en la sopa, o toda esa colección de tics, falsetes heredados y épica vacua que contienen otros pasajes (“Paradise”, “Charlie Brown”, «Major Minus»,…), que terminan por dejarnos un producto de cartón piedra, con un envoltorio muy bonito y un contenido vacío.
Aún así, contiene algunos momentos a destacar, como el papel en la composición de Brian Eno (sus arreglos y teclados son incontestables) y como canciones como las intimistas “Us Against The World”, “U.F.O.” o la cristalina “Hurts Like Heaven».
¿Volverán sus fans a escucharlo dentro de 5 años o cuando se pinche la burbuja? Veremos.