Crass – Tienen Una Bomba. Manifiestos, Declaraciones y Arte (Editorial La Felguera)
La banda Crass se formó a finales de los setenta en plena oleada de la fiebre punk en Essex, al este del Reino Unido. Fueron una de las bandas más combativas del llamado anarco-punk, que de alguna manera ellos mismos acuñaron a base de letras politizadas, happenings, conciertos en pro del pacifismo, la subversión a través del arte, el colectivismo, etc.
La cabeza más visible del grupo era Penny Rimbaud (batería del grupo), activo fundamental de esta manera de subversión que propuso una mirada caustica hacia la realidad socio-política del momento, principalmente las atrocidades cometidas por el gabinete de Margaret Thatcher.
Al habla Penny Rimbaud: “Cuando en 1977 los Sex Pistols insistían con la anarquía en el Reino Unido, me quedó muy claro que no les interesaba la revolución, sino su saldo bancario. ¿Anarquistas en los EMI? No me cuadra. Por otro lado, ¿cómo podía ser que The Clash afirmaran que estaban muy hartos de los EE. UU mientras estaban muy liados reservandos vuelos a la tierra de la abundancia? Lo siento, chicos, pero fuisteis un chiste desde el principio, y no muy gracioso” Así de taxativo se mostraba en 1982, y que recoge este compendio de escritos incendiarios recolectados a lo largo de la actividad de la banda, Tienen Una Bomba. Manifiestos, Declaraciones y Arte (Editorial La Felguera, 2021), que llevaba muchos años sin ser publicado.
Si el punk, según Crass, se vendía al sistema que fagocita todo a su paso, solo queda la posibilidad de la lucha desde un posicionamiento en clara oposición al opresor, plantando cara a un Estado que constriñe las ideologías hasta anularlas, y que solo insta al ciudadano a que sea una mera mercancía sometida al poder. En las páginas de esta recopilación se pueden leer diatribas a favor del colectivismo (Rimbaud y Gee Gaucher mantienen en la actualidad Dial House, una comuna en Essex), avisos sobre la incipiente militarización de la vida civil, el poder destructor de las armas nucleares, loas a la defensa animal, recuerdos sentidos al hippy Wally Hope (personaje fundamental por ser el promotor del festival Stonehenge Free Festival) que fue arrestado y que, según afirma el batería de Crass, fue asesinado por la policía, aunque la versión “oficial” diga que se suicidó en la cárcel), y feroces criticas a la política neoliberal thatcheriana.
Un libro fundamental para entender que hubo un reverso al punk que acabó siendo portadas en las revistas y que proclamaba aquello del “no future”. En el ideario de los autores de Penis Envy sí que había un futuro esperanzador, un horizonte borroso para cambiar un sistema corrupto y egoísta. Una lectura en clave pacifista de la subversión, pero que incluye cierto desaliento y autocrítica ya que el propio Rimbaud tensa el diálogo sobre si es posible o no la revolución sin el empleo de la fuerza tal y como en su momento ellos promulgaban desde una visión tardía del devocionario sesentayosista. Si el sistema utiliza la fuerza sin contemplación cuando lo cree conveniente, ¿qué valor añadido tiene no emplearla contra el aparato opresor? ¿La fuerza tiene una razón de ser si es para acabar con las injusticias?
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Una banda imprescindible.