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Crónica del jueves del Bilbao BBK Live 2019

Perdido entre brumosas montañas del norte del país, resiste una aldea indie a la invasión del imperio Live Nation. Sin tener que vender su alma al reggaeton para sobrevivir, y confiando todavía en algo tan demodé como las guitarras, sigue defendiendo que los festivales no son solo una cuenta de resultados. Y mientras el Bilbao BBK Live siga ofreciendo intangibles que van más que un buen y variado cartel en Bilbao, hay festival para rato. La organización sigue milimetrada, con la novedad de que las pulseras este año se entregan en San Mamés, lo que luego agiliza la entrada al recinto.

Sleaford Mods

LASAI

Los conciertos suenan como truenos, y Basoa, el arbóreo escenario reservado para la electrónica, tiene entidad y público propios desde primera hora de la tarde. No descarten un futuro spin off de uno de los escenarios con más carisma de la escena festivalera. Su hermano tímido, Lasai, sirve de refugio tropicalista e inmejorable mirador en altura sobre la postal de un Bilbao del que nadie recuerda cómo antaño tuvo fama de feo.

BASOA

Entre el público, predomina una variada juventud nacional, colorida por ingleses y franceses encantados de que les den vino en copas de cristal que pasean como un tesoro por todo el recinto. Ayer jueves predominó el pop británico, así que se pudieron ver banderas de Gales o Escocia al mejor estilo FIB, pero a 15 grados menos y sin que hubiera que habilitar sección de grandes quemados en ningún hospital cercano.

Vetusta Morla

Comenzamos el día con Vetusta Morla, que van a firmar un verano histórico con fecha en prácticamente todos los grandes festivales de la península (incluido el NOS Alive). Quizás la cita más interesante sea la del próximo FIB, donde tocarán íntegro su debut, Un lugar en el mundo (2008). Para el resto, ofrecen un repaso de su último trabajo Mismo Sitio, Distinto Lugar (2017), aderezado con los hits del resto de su discografía. Briosos y agradecidos hasta en euskera, Pucho y los suyos desnudaron una vez más sus virtudes y sus defectos. Nunca han sido plato de mi gusto por exceso de épica y falta de equilibrio, pero si me los pones al lado de otros insignes representantes del indie oficialista (Izal), me compro tres camisetas de la tortuga de La Historia Interminable. Las canciones suelen empezar con el tono perfecto para invadir Polonia o asaltar los cielos, pero en seguida se pierden en recovecos y giros sin sentido para terminar perdidas en sí mismas. Algo así como la historia de Podemos, pero cantada en varios discos. En fin, los hits siguen funcionando y el escenario grande del Bilbao BBK Live se calentó a tope con un enérgico final compuesto por “Sálvese quien pueda”, “Valiente”, “Te lo digo a ti”, “El Hombre del saco” y “Los días raros”.

Sleaford Mods

Sleaford Mods siguen obteniendo energía nuclear de fusionar punk y hip hop en las condiciones más austeras posibles. De hecho, es la primera vez que vero a Andrew Fearn tocar (bueno, contonearse delante de su pc) con un aburguesado botellín de cerveza en la mano, olvidando su tradicional lata de medio litro. Están presentando su último disco Eton Alive (2019, Extreme Eating Records), con el que superan el pequeño frenazo que supuso English tapas (2017, Rough Trade). Rapeando contra todo el establishment británico, incluida la izquierda snob e inútil, rezuman tanto talento como orgullo obrero.

Liam Gallagher

No hace falta ser psicólogo para adivinar que Liam Gallagher está empeñado en que se reúnan Oasis. Como Noel parece hacerse de rogar, la metadona de Liam es tocar cada vez más canciones de Oasis, hasta quizás convertirse él mismo en su obsesión. Ayer en Bilbao tuvo tiempo para diez canciones, ocho de aquel grupo llamado a ser más grande que The Beatles y dos suyas. Por lo demás, lo mismo que el año pasado y el anterior. Impecable actitud chulesca, ropa de Pretty Green y una banda siempre inapelable. Empezando por “Rock ‘n’ Roll Star” y terminando con un combo insuperable “Wonderwall”, “Supersonic” y “Champagne Supernova”, Liam destila nostalgia de tiempos musicales superiores a los actuales. El ambiente animado pero light en comparación con lo que hubiera sido si los hijos de Albión hubiera sido mayoría.

Slaves

Y si alguien puede competir en abrasividad mininal con Sleaford Mods, son sus compatriotas Slaves. Punk huracanado y musculoso, pero refinado con toques de garaje y blues. Repasaban el notable Acts of Fear and Love (2018, Virgin EMI), y literalmente arrasaron el escenario Txiki con su mezcla de ironía y esteroides. Slaves Idles (que también tocan este año en el Bilbao BBK Live), Shame, Dream Wife, el punk es el nuevo pop británico.

Thom Yorke

Thom Yorke llegaba a Bilbao pocos días después de publicar Anima (2019, XL), un disco que sirve también como banda sonora de un corto con el mismo título de Paul Thomas Anderson para Netflix. Sonidos oscuros y algo obsesivos, se mezclan con capas y capas de producción inane y robotizada. Claro, luego aparece la voz de Yorke y su total entrega sobre el escenario, y aquello se ilumina, al menos para hipnotizar un rato al público que asiste en sepulcral silencio al espectáculo. Pero poco a poco la melancolía se apodera de cualquier que no sea fan total del nuestro querido Thom y el escenario se va vaciando, mientras suenan también canciones de Tomorrow’s Modern Boxes (2014) y dos versiones de Atoms for Peace (“Amok” y “Default”).

Slaves

De camino a casa, algo tristes e introspectivos, nos paramos en Ms Nina y aquello nos explota la cabeza. Ritmos voluptuosos, rimas, reggaetón y toda la juventud del festival que no sabe ni le interesa quiénes fueron Radiohead pasándolo teta. El amenazante posible futuro en pequeñas dosis, no sienta mal a nadie.

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