Crónica del viernes del FIB Benicassim 2018
Segunda jornada de un festival que gira hoy descaradamente hacia el indie clásico, dejando atrás un jueves con bastante hip hop y rematado por una sesión de trap (los djs de Fuego del Razzmatazz), en lo que tradicionalmente fue la carpa pop del FIB. La verdad, ni fu ni fa.
Hemos empezado el día, junto a miles de británicos escuchando a Catfish and the Bottlemen que han llenado el escenario Las Palmas antes de las 8. Los galeses se han dado un pequeño baño de masas, jaleados en todo momento por un público rendido desde la primera canción. Han dedicado el concierto a repasar el ya conocido The Ride (Capitol, 2016), sabiendo aprovechar con habilidad y cierta contención el viento a favor que se les ha presentado. Hoy el escenario Las Palmas va a estar caliente, tras los galeses tocarán The Vaccines y The Killers.
En el escenario Visa, Tulsa ha dado uno de esos conciertos bañados de luz crepuscular que merecerían formar parte de un recopilatorio titulado, «Atardece en el FIB». Belleza y amargura a partes iguales servidas por un grupo que recibe mucho menos de lo que ofrece y merece.
Indie que bordea el hardcore, Cuchillo de Fuego electrificaron la carpa española apabullando con su segundo disco Megavedra (Humo, 2017). Los gallegos, primos sucios de Triángulo de Amor Bizarro y compañeros acelerados de Nudozurdo, competirán con Vulk en el premio al concierto más potente de este FIB.
Lo de The Vaccines ha sido un huracán. Rápido, divertido y sin contemplaciones, los londinenses no han dado ni un segundo de respiro a las miles de personas de que les han acompañado en el Las Palmas. No hay sitio comparable al escenario grande del FIB para ver grupos británicos hiteros. El nivel de diversión, adrenalina y desenfreno que la música desata a decenas de miles de personas es siempre imponente. Lo he visto decenas de veces, con Oasis, con Two Door Cinema Club, con Prodigy, con Franz Ferdinand o con Arctic Monkeys y nunca me canso de volver a vivirlo.
Han dejado los hits para el final, por lo que cuando ha sonado «Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra)», cerca ha estado de caerse el escenario.
He disfrutado el concierto de La Plata como un niño. Indie nuevaolero de actitud punk y canciones como templos. El 7″ de Un Atasco (Sonido Muchacho, 2017), se agotó hace tiempo y me arrepiento demasiado de no haberlo cogido. Golpe tras golpe, han firmado un concierto rotundísimo, con un Diego Escriche desatado (aunque con algún problema para ajustar la voz por culpa de los monitores).
Mientras tanto, Sleaford Mods, más tranquilos de lo habitual (se rumorea que han dejado bastantes de sus vicios), volvieron a demostrar que son un grupo único al que hay que ir a ver siempre.
The Charlatans ha sido uno de los momentos más emocionantes de este FIB. Los de Manchester han ofrecido un grandes éxitos delicioso para unos centenares de fans. El ambiente era el de una sala de conciertos cómoda y poco concurrida. Tim Burgess ha estado encantador y además se ha emocionado cuando buena parte del público le ha coreado. Pelos de punta cuando ha sonado «North Country Boy».
Como colofón masivo a otra gran noche en Benicassim, The Killers, otro grupo visto hasta la saciedad, pero que cumple su papel de atracción de feria como ninguno. Han comenzado en un ambiente euforia parecido al de The Vaccines, pero han sustituido el sutil macarrismo de los londinenses por elegancia en forma de chaquetas y purpurina. Cómodos en su papel, Brandon Flowers controlan el entorno (han llegado a subir a un fan para tocar la batería) y los tiempos como nadie. In crescendo (salvo «Somebody Told me» que ha sonado al principio), han terminado desatando la apoteosis («Human» y «Mr. Brightside»). ¿Le habrá gustado al Presidente del Gobierno? Pedro, quizás te lo hubieras pasado mejor en La Plata.
Pero aún quedaba por actuar otro de los triunfadores de la noche C. Tangana, la cuota rapera del día. No había actuado nunca en el FIB y ha venido ya convertido en una incipiente estrella, lo que se ha notado en un escenario Visa que ha congregado y entusiasmado a la mayor parte de los españoles del festival. Precisión de cirujano, puesta en escena demoledora (motos, bailarines y lanzallamas), hits para enterrar a cualquier dubitativo («oye chicos, ¿Qué habéis venido a escuchar en un concierto de C. Tangana»), y otro paso más en una carrera, para bien o para mal, tan marcada por éxito como por la ambición. Por cierto, ¿soy yo, o se le está poniendo una pinta de Alejandro Sanz jovencito que no puede con ella?
Y aún queda el sábado, que va a ser el mejor día.
C. Tangana cojonudo. Este tío llegará donde quiera en el urban mundial