Cuéntame una Canción: Stairway to Heaven
Lo digo en serio, yo no creo que exista una “mejor canción de rock” de la historia. Como tampoco creo que exista la “actriz más guapa”, “el actor más sexy” o “el niño más majo del mundo” (y esto último a pesar de la insistencia de mi propia abuela en sentido contrario). Los conceptos de “bueno” o “malo” son esencialmente subjetivos y lo que a uno le parece una maravilla, a otro le produce arcadas, a menudo por ninguna razón en especial.
Ahora bien y una vez dicho esto, cuando a lo largo del tiempo, como ocurre en este caso, una enorme cantidad de aficionados al rock mantienen su preferencia por una canción en concreto, sin duda eso quiere decir algo. ¿Cómo de grande fue y sigue siendo su popularidad? Pues es difícil de decir con exactitud, pero me parece que bien le podemos aplicar el calificativo de “enorme”. En este caso el recurso de acudir a ver la posición que ocupó en las listas de éxitos no resulta de gran ayuda, porque a “Stairway to Heaven”, al no haber sido publicada nunca como single, le llevó más de treinta años poder entrar en las mismas. El grupo siempre se negó a que la canción saliera en formato single; un movimiento realmente astuto, pues disparó las ventas del álbum que la incluía, Led Zeppelin IV. Hubo que esperar hasta noviembre de 2007, cuando la banda publicó todo su catálogo en soporte digital, lo que hacía que cada canción fuese susceptible de ser adquirida por separado. Actualmente figura en el puesto número 31 de la lista de las 500 mejores de todos los tiempos de la revista Rolling Stone.
En rigor, es un tema que encaja dentro de lo que en su momento se llamó rock sinfónico o clásico, es decir, composiciones bastante más elaboradas en cuanto a instrumentación y composición de lo que era habitual en las bandas de rock duro. La estructura musical se divide en tres partes, que suman un total de 8:03 minutos. La primera de ellas, se inicia con un punteo de guitarra acústica (una Harmony Sovereign) e, inmediatamente a continuación, se unen las flautas, en un tempo lento. El efecto resultante se asemeja a una composición folk y evoca un ambiente bucólico, renacentista, reforzado por el lamento vocal de Robert Plant.
Los eléctricos no llegan hasta después de pasados dos minutos, en lo que podríamos llamar la segunda parte, y la batería tarda otros dos minutos más en hacer su aparición; no es de extrañar que algunos fans se rallasen un poco la primera vez que la escucharon.
A partir del minuto 5:35, la tercera parte, la cosa se calienta con un solo de guitarra durante un minuto y la percusión apoyando. La tensión no deja de incrementarse, Page eleva la voz hasta un falsetto (en 6:45), y el compás, que había sido 4/4 hasta entonces, sube una octava. Simplemente, genial. Y es aquí donde Jimmy Page deja para la posteridad el que muchos consideran (allá vamos otra vez) “el más mejor solo de guitarra de todos los tiempos”. En esta parte, Page alterna entre una Fender Electric de 12 cuerdas y una Telecaster 1959 (regalo de Jeff Beck, ¡eso son amigos!). Para las actuaciones en directo sacaba una Cherry Gibson EDS-1275 Doubleneck, de doble mástil, lo que le evitaba en engorro de tener que andar cambiando de instrumento. Page había pensado cerrar con unos acordes de guitarra, pero finalmente decidió que el final tendría más fuerza si lo hacían únicamente con la voz de Plant a capella y acertó de pleno.
Algunos de los punteos de guitarra resultan similares a los que aparecen en “Taurus”, una canción escrita por un tal Randy California, de los Spirit, un genio precoz que a los quince años estaba tocando con Jimi Hendrix. Ni California – que falleció a los cuarenta y cinco años – ni nadie de Spirit iniciaron nunca acciones legales por plagio, pero en 2002, sí que lo hizo Michael Skidmore, un antiguo periodista musical (¡unos seres despreciables todos ellos!). Page y Plant le aseguraron al tribunal que nunca antes habían escuchado la canción “Taurus”, pero como el grupo Spirit había hecho de telonero de Led Zeppelin, no se lo tragaron. A pesar de todo, la demanda fue rechazada, pues la defensa demostró que los acordes en cuestión eran muy comunes entre las bandas rock de la época.
Hablemos ahora de la letra. Sin temor a exagerar, podemos decir que, sobre su significado, sobre lo que quiere decir en realidad, sobre el subtexto de sus versos se ha escrito tanto y existen tantas hipótesis como sobre el asesinato de J.F.K. Todo el mundo tiene la suya y algunas son tan elaboradas que dejan a las teorías de la Tierra Plana a la altura de los libros de Buscando a Wally. Lo cierto es que es una letra ambigua y alegórica, que bien puede significar muchas cosas o ninguna en especial, depende de nuestro nivel de paranoia.
Claro que teniendo a mano al que la escribió, parece que lo más lógico era preguntarle a él qué quería decir. Así que, durante años a Robert Plant le sucedió lo que a muchos otros compositores cuando aciertan con un hit, que todo el mundo les pregunta los “cómos” y los “por qués” y se ven obligados a reflexionar sobre lo que hicieron, las circunstancias en las que lo hicieron y si querían decir esto o aquello. Plant solía responder que, dependiendo del día que tuviese, interpretaba la canción de manera diferente. “¡Y eso que yo escribí la letra!”, añadía.
El problema es que Plant la lió parda cuando dijo lo siguiente: “Yo tenía delante el papel y el lápiz y, por alguna razón, estaba de muy mal humor. Entonces, repentinamente, mi mano estaba escribiendo la letra, ‘Hay una dama que cree que todo lo que reluce es oro / Y va a comprar una escalera al Cielo’. Yo estaba allí sentado y cuando vi lo que había escrito casi doy un salto de mi asiento”. Vale, o sea, una especie de “escritura automática”. El tema no es muy frecuente, pero tampoco es nada del otro mundo; es una técnica – muy en boga entre los escritores surrealistas franceses de principios del Siglo XX – en la que el subconsciente toma el control y plasmamos por escrito ideas y sentimientos que ni siquiera sabíamos que estaban ahí. Interesante, solo que la mayoría de las veces lo único que producimos son galimatías, sin pies, ni cabeza.
O bien, podemos optar por la explicación paranormal (ya saben, el “I want to believe”, de Expediente X) según la cual una entidad del mundo de los espíritus guía nuestra mano. Como era de esperar, esta hipótesis se extendió como un maldito virus y lo hizo a velocidad pandémica, porque, reconozcámoslo, es mucho más emocionante que la primera. Y aquí es donde entra en escena Aleister Crowley. Algún tiempo atrás, Jimmy Page había comprado la mansión Boleskin House, cuyo anterior propietario había sido Crowley, escritor, ocultista, gurú de su propia religión – Thelema –, y todo un personaje. De entrada, el que quiera llevarse un susto, que busque su foto en Google. Solo ver su jeta, ya acojona. Ahora bien, Crowley era un místico, iniciado en los secretos del esoterismo – alquimia, astrología, cábala; esas cosas – y creador de su propia magia (que él llamaba magick), pero no era un satanista. De hecho, se sentía ofendido cada vez que alguien lo sugería. Digamos que los satanistas y él, jugaban en ligas completamente diferentes y Crowley estaba en primera división.
Pero entonces alguien tuvo la genial idea de hacer sonar hacia atrás la canción “Stairway to Heaven”, con la intención de encontrar mensajes ocultos que revelasen una conexión satánica. Y ¡vaya si los encontraron!, porque en esta vida todo es cuestión de fe y si la tienes, ves “señales” por todas partes. De nada sirvió que Page se desgañitase asegurando que solo era una canción rock, nada más: “Fue escrita con la mejor intención y, desde luego, poner mensajes ocultos que aparecen al pasar las grabaciones del revés, no es mi idea de hacer música. Es realmente triste”.
En cambio, sí que parece clara la influencia de la obra El Señor de los Anillos, de Tolkien y ciertas alusiones, como los “anillos de humo entre los árboles” o la referencia a la dama que considera oro todo lo que la rodea, se referirían a los personajes de Gandalf y Lady Galadriel.
En todo caso, y como sucede con muchas obras maestras, la canción fue recibida en un principio con bastante frialdad. Incluso el famoso crítico Lester Bangs dijo de ella que era “aburrida” y que inducía “a la catatonia”, lo que – salvo que lleve un mensaje oculto – no es un halago, precisamente. Hubo que esperar hasta que el grupo hizo una gira por los Estados Unidos y en agosto de 1975, en el show de Los Ángeles, el tema empezó a despegar.
Con el tiempo, otros artistas reconocieron la calidad de esta composición e hicieron sus propias versiones y ahí están las grabaciones de U2, Sisters of Mercy, Fank Zappa, Foo Fighters, Pardon Me Boys, Leningrad Cowboys, e incluso una curiosa a cargo de Dolly Parton, en su álbum Halos and Horns. En la década de los noventa, la televisión australiana organizó un concierto con casi dos docenas de bandas interpretando la canción, que luego incluyeron en el disco The Money or the Gun: Stairway to Heaven. A medida que pasaban los años, la afición por el tema iba convirtiéndose en algo parecido a una manía: En 1991, la emisora KLSK, de Nuevo Mexico, la emitió ininterrumpidamente durante veinticuatro horas; el por qué sigue siendo un misterio para mí, no he conseguido averiguar la razón. En el otro extremo se encuentra la emisora KBOO, de Portland, Oregón, que hizo una colecta entre los oyentes, bajo la promesa de no emitir nunca-nunca esa canción. Plant llamó y donó 10.000 dólares. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, dijo que no es que no le gustase, pero que “ya la había escuchado antes”. Por otro lado, su partitura se ha convertido en un auténtico best seller, con más de un millón de copias vendidas.
El caso es que, como resultado de su calidad y del misterio que la rodea, ha resistido bastante bien el paso del tiempo y todavía hoy sigue siendo un placer escucharla. Para sus creadores, sin embargo, se ha convertido en algo así como una carga que han tenido que sobrellevar desde entonces y que ha distraído la atención de muchos otros temas buenos que hicieron a lo largo de su carrera. Hace un par de años, Plant le decía a Dan Rather que sí, que bueno, que el tema no estaba mal, pero que había que ponerlo en su contexto y que, al fin y al cabo, era “una canción escrita por un muchacho de veintitrés años para una época de muchachos de veintitrés años”.
Y voy a terminar reconociendo algo; he puesto la grabación del revés docenas de veces y no escucho nada de lo que dicen. Lo que sí escucho – con total claridad – es un mensaje de los habitantes del Planeta Felizonia dirigido a mí personalmente, en el que me garantizan que me nombrarán Líder Supremo cuando, llegado el momento, se manifiesten y tomen el control de este Sector de la Galaxia. Dense todos por avisados.
“Stairway to Heaven”. Led Zeppelin.
Ficha técnica
Robert Plant. Voces.
Jimmy Page. Guitarras.
John Paul Jones. Bajo, teclados.
John Bonham. Percusión.
Álbum: Sin título (Led Zeppelin IV).
Grabado y publicado: 1971.
Estudios: Basing Street Studios, Island Records. Londres. – Headley Grange, Hampsire. UK.
Compositores: Jimmy Page, Robert Plant.
“Stairway to Heaven”. Letra.
There’s a lady who’s sure
All that glitters is gold
And she’s buying a stairway to heaven
When she gets there she knows
If the stores are all closed
With a word she can get what she came for
Oh, oh,, oh oh, and she’s buying a stairway to heaven.
There’s a sign on the wall
But she wants to be sure
‘Cause you know sometimes words have two meanings
In a tree by the brook
There’s a songbird who sings
Sometimes all of our thoughts are misgiving.
Ooh, it makes me wonder,
Ooh, it makes me wonder.
There’s a feeling I get
When I look to the west
And my spirit is crying for leaving
In my thoughts I have seen
Rings of smoke through the trees
And the voices of those who standing looking.
Ooh, it makes me wonder,
Ooh, it really makes me wonder.
And it’s whispered that soon, If we all call the tune,
Then the piper will lead us to reason
And a new day will dawn
For those who stand long
And the forests will echo with laughter.
If there’s a bustle in your hedgerow,
Don’t be alarmed now
It’s just a spring clean for the May queen,
Yes, there are two paths you can go by,
But in the long run
There’s still time to change the road you’re on.
And it makes me wonder.
Your head is humming and it won’t go.
In case you don’t know
The piper’s calling you to join him,
Dear lady, can you hear the wind blow
And did you know
Your stairway lies on the whispering wind.
And as we wind on down the road
Our shadows taller than our soul
There walks a lady we all know
Who shines white light and wants to show
How everything still turns to gold
And if you listen very hard
The tune will come to you at last
When all are one and one is all
To be a rock and not to roll.
And she’s buying the stairway to heaven.
Felicidades. Me gusta mucho esta sección
¡Se agradece, Amable Desconocido!
No sólo por la mística profunda de la letra, sino por tener una armonía perfecta y una melodía que hipnotiza a cualquiera, esta canción es la base de muchos de los éxitos que se hicieron en el rock después de Led Zep.