Eddine Saïd – Onírica (Avoid-El Diablo)
Eddine Saïd es un cantante barcelonés (del Raval) de origen marroquí. Es, sin duda, uno de los primeros representantes de lo que podríamos llamar como “nueva integración”, es decir una segunda generación de inmigrantes que configuran su propia cultura a partir de la asimilación de ideas procedentes de diversos orígenes. En el caso de Saïd, esta integración se resuelve en un discurso musical aseadísimo capaz de canalizar esas energías y muchas otras, sin duda. Así, Onírica es un tratado de soul-hop que paradójicamente tiene pocas reminiscencias marroquíes (algún eco sí que hay, pese a que su autor no lo busque). Y las reminiscencias hispanas vienen por el uso del castellano como vehículo expresivo (un castellano excelso, raro de oír, sin duda). Pero, ante todo, las referencias aquí son afroamericanas. Maxwell, d’Angelo, Erika Badu, The Roots … son algunas de ésas referencias que tiñen la música de Eddine Saïd de modernidad bien entendida.
Desprejuiciado, Saïd despacha un disco soleado y esperanzado, pese al poso de tristeza que rebosan sus letras (en el libreto interior aparece la fotografía de aquel padre palestino que protegía a su hijo de las balas asesinas que perforaban sus almas: una imagen inolvidable). La temática es de la libre interpretación por parte del oyente, ya que hay una especial dedicación a las metáforas y las reflexiones (siempre claras, por otra parte). Esto hace que el disco crezca escucha tras escucha, por lo que, en el fondo, agradará al fan de Solo los Solo, que encontrará algunos de los elementos de aquellos; agradará al amante del funk-soul línea Prince, ya que encontrará el mismo detallismo sonoro y la misma calidez. Y debe calar entre los que normalmente escuchan soul. Y agradarán, principalmente porque son canciones llenas de ideas, que combinan una voz natural y muy cuidada (sedosa como la de Sade) con profundas líneas de fender-rhodes, ritmos down-tempo, hip hop soulero e incluso disco-funk. Orgánico 100%.
Y si Onírica no recibe una mejor promoción es por prejuicios, que no por sonido. Un sonido que podría funcionar en las radios comerciales, si no fuera por el exhaustivo trabajo de algunos censores, que dictan lo que debe ser popular y lo que no; porque a nuestro juicio, Eddine Said sería, por sus características, un cantante muy popular en Francia. Y es que este cantante seduce por la luminosidad de su voz, demasiado clara quizás y demasida apasionada, para según quien. En Eddine Said no sobra ninguna palabra, ni ninguna frase o significado: sobra talento. Por ser bastante único dentro del panorama nacional y por su voluntad de transgredir barreras, ya merece buenos comentarios. Como dirían Solo los Solo, las mejores fiestas las bañan las mujeres, el vino, el reagge… y Eddine Said. Para calibrar sus méritos, hay que imaginar su música en un ambiente parecido. Merece un reconocimiento mayor.