El Hijo
Madrid es una balsa para náufragos donde todo el mundo se agarra y va renqueante y medio hundia, a punto de naufragar, pero que más o menos se mantiene a flote
Tener la oportunidad de charlar sobre música con Abel Hérnandez es una auténtica gozada. Ex Migala y Emak Bakia, y actualmente El Hijo, el artista madrileño es por trayectoria, talento e ideas, uno de los músicos más importantes de nuestra escena. En un rincón de La Buena Vida, una librería del viejo Madrid, charlamos con él sobre Madrileña, su último disco.
Madrileña es un disco en torno al que se ha creado la idea de que está dedicado conceptualmente a Madrid, pero realmente, esta relación no es premeditada.
Sí, es cierto. No es premeditada, pero tampoco es una casualidad, Madrid se ha colado de alguna manera sin que yo me de cuenta conscientemente. Hubo un momento durante la grabación del disco, precisamente en esta misma mesa en la que estamos sentados hablando con amigos, que Fernando Navarro, que hizo un poco del papel de productor de la idea del disco, se dio cuenta que Madrid estaba muy presente. Tanto Fernando como otros amigos y yo vivimos por el centro, por esta zona. Para ellos era muy reconocible en el disco el ambiente de ciertos bares, locales por la noche, episodios que pueden ocurrir también por el día, calles…
Pero lo cierto es que cuando yo escribía las letras pensaba más bien en otros lugares, y lo que pasa es que al final se ha colado Madrid.
Creo que el título también contribuye a que el disco se asocie a Madrid. Títulos, portadas, art works, son muy importantes. De Las otras vidas se decía que era un disco muy medieval y buena parte de la explicación que de que la gente tuviera ese concepto era porque utilicé la palabra “medieval” en la letra de “El Vals de los besos”, y porque la portada tenía un punto románico. Volviendo a Madrileña, es indudable que Madrid está presente al menos como escenario y lugar de representación de las historias.
¿Cómo concibes las canciones?
Suelo tener una especie de plano en la cabeza, de imagen mental de dónde está transcurriendo la historia y quien la cuenta. “Por si Charlie Pace no pudo acabarla” transcurre en un centro comercial a las afueras de Madrid. En el “Hada de los dulces” y “Quebradizo y Transparente” tenía en mente el Palentino o algún otro bar de la calle Pez. “A Belén” transcurre en el entorno de la Plaza Mayor o La Latina en Navidad, con la muchedumbre que se aglutina en los aledaños de la Plaza. “Toda la noche nevando” transcurre en una zona de Soria que también conozco. Suelo localizar quien narra la canción y suelen ser sitios conocidos por mí, que me han llamado la atención, o que suelo pisar. Muchos de ellos suelen estar en el centro de Madrid.
Hablando del centro de Madrid, ¿prefieres el Madrid de La Latina, las Cavas, a Malasaña o Chueca?
Sí, yo vivo en esta parte de Madrid (La Latina). Malasaña ahora me resulta un barrio un tanto desconocido. Paso por ahí, tomo algo, ceno, pero no lo tengo transitado como en los 90, cuando yo tenía 20 años y allí era el punto en lo que ocurría todo. Ha cambiado mucho. Prefiero el Madrid más antiguo. Me llama mucho la atención por ejemplo por la sensación de lleno y vacío. Paseas por Sol entre la muchedumbre, y en dos minutos te puedes escabullir por callejuelas siguiendo a una chica que se pierde entre callejuelas. Esta sensación ha sido motor de varias historias del disco, de “A Belén” desde luego, y de alguna más.
Desde los tiempos de Migala, siempre se te ha etiquetado como compositor melancólico, pero este disco resulta muy luminoso, incluso alegre ¿contagiado por esa luz especial con la que siempre se despierta Madrid?
En El Hijo hay una búsqueda de estilo que empieza con La Piel del Oso, muy titubeante. Ahora este disco me encanta y cuando lo acabé, y lo mezclé, no estaba muy convencido. Pero es un disco que en cuestiones de interpretación vocal, de letras, lo veo un poco buscando. El Hijo no parte de unas referencias claras, a diferencia de cómo lo hacía por ejemplo Migala que combinaba una serie de factores buscando un resultado propio. En El Hijo ha sido más buscar algo propio al margen de los factores que se fueran a combinar. Ha sido un poco al revés.
Madrileña también es un disco que se está buscando. La alegría que se puede detectar es cierta premeditación. Aunque es demasiado generalizador que se me etiquete como un compositor melancólico, si que he buscado nuevas cosas. Por ejemplo en la voz, en la manera de cantar. He buscado salir del tono grave, de la octava casi en el límite de mis graves, y encontrar otras cosas, ir al revés, al límite de mis agudos, o incluso probar falsetes o tonos bastante altos. Todo esto transmite otra cosa.
Por otro lado, hay una intención, tanto en la interpretación como en las letras, de jugar más, de no caer en algo tan sentido que en ocasiones en muy verdadero y en otras más fabricado.
Ya que comentas las generalizaciones, ¿qué opinas que siempre te unan a Nacho Vegas y al folk de cantautor de influencia americana? Yo creo que Madrileña tiene muchas cosas más que simplemente eso.
Nacho es muy amigo mío y me encanta lo que hace, pero no asumo la herencia de Nacho Vegas. Creo que Nacho es una figura muy importante en la música de los últimos 10 años en España porque ha roto un montón de prejuicios acerca del castellano, de determinada interpretación y del cantautor. Creo que es algo en lo que Nacho ha ayudado mucho a todos, a los que ya estaban y a los que han llegado después.
Al margen de que su estilo te influya o no, lo más importante es su actitud que ha mantenido de seguir estelas que ya estaban en los 90, El Niño Gusano, las letras de Sergio Algora, Los Planetas, otras cosas más folk como Vainica Doble o Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Esto ha ayudado mucho y ha abierto los ojos a todos sobre las cosas que se pueden hacer.
Sin embargo, yo no me reconozco como apóstol de Nacho. Quizás me ha influido más de lo que creo, pero no soy consciente de esa influencia. Sí que es cierto que íbamos un poco por referencias parecidas. Nacho y yo tenemos background común, hemos compartido giras de Migala, hemos tocado juntos mucho tiempo, y sobre todo tenemos referencias, y gustos en cuanto a cine, cosas de la vida y música muy parecidos. Por eso, y por usar guitarras arpegiadas y canciones a partir de estas guitarras, letras en castellano o similitudes al interpretar, se puede entender cierto parecido.
Madrileña como bien dices, tiene muchas más cosas que folk de cantautor e influencia americana con el que se suele asociar El Hijo. El camino que lleva ahora El Hijo es más abierto, y con el grupo con el que toco ahora en directo va mucho más allá de eso. Hay una apertura estilística y un juego mayor en el disco, y aún más en directo.
Folk, psicodelia, rock clásico, el sonido del disco es mucho más variado.
Es la producción de Raül (Refree) que es muy rica. Los músicos con los que hablo que se han fijado en el disco me preguntan como hemos hecho algo, como hemos conseguido un sonido. Y eso que es un disco hecho en casa, a cuatro manos. Salvo esas cajas de batería que metió Mole el resto lo hemos grabado Raül y yo, y el 70% Raül. A pesa de eso, tiene mucha riqueza porque hemos jugado mucho, nos hemos reído mucho, y eso se nota bastante.
Ornamento y Delito, uno de los grupos que produces defiende en una canción que en Madrid solo hay putas y cocheros.
La canción de Ornamento me encanta porque es una sátira hecha desde la visión del de fuera (los Ornamento son tres vascos y uno de Mejorada del Campo). Es una crítica divertida que acierta en cosas como que Madrid es un ídolo con pies de barro, que en realidad es una ciudad vulgar, cochambrosa y bruta. Pero creo que eso es una parte. Madrid es mucho más. Yo tengo una relación de amor y odio, pero incluso en el odio debo reconocer que es una ciudad donde puede ocurrir cualquier cosa y en la que se reúne gente de una forma que quizás es única. Tiene una cualidad de balsa para náufragos donde todo el mundo se agarra y va renqueante y medio hundia, a punto de naufragar, pero que más o menos se mantiene. Lo que pasa dentro de la balsa es más interesante y divertido, a todos los niveles, incluso en la tragedia o en la tragicomedia que es el estado habitual de la ciudad.
Todo esto la diferencia de cuidades más estables. Por ejemplo yo no he vivido en Berlín, pero cuando he estado allí y salvado sus partes positivas que también las tiene, me ha parecido una ciudad tediosa en comparación con Madrid. Cuando te paras a observar está lo más bruto, y donde el casticismo y muchas cosas antiguas se mantienen conviviendo con una velocidad de vértigo, una capacidad de transformación y de absorción de gente brutal.
Aunque esto es una cosa de Madrid que me sale por ser de aquí. De todos modos, no soy muy rehivindicativo, no me gustan los derroteros por lo que va la política de la ciudad. Creo que es una ciudad fascinante.
Se nota que no eres muy reivindicativo porque el disco, aún titulado Madrileña, paradójicamente se ha grabado en Barcelona.
Sí es una paradoja. Pero creo que positiva, si el disco no se hubiera grabado en Barcelona no hubiera salido así. Si el disco lo hubiéramos hecho en un estudo de Madrid hubiese quedado más chapucero, con más prisas. Seguramente habríamos salido por la noche hasta las mil y hubiéramos rendido menos. Pero creo que ha influido mucho que no se haya grabado en Madrid y que las distancia le ha venido bien.
Además lo grabé en casa de Raül durmiendo allí, comiendo allí, es decir, con un ambiente muy relajado. Con falta de horarios pero trabajando muchas horas al día y todo esto permite una distancia.
Tampoco lo grabamos del tirón, sino en varias visitas espaciadas en semanas que permitían ver el material grabado con un poco de perspectiva y distancia. De alguna manera creo que quizás el mirar Madrid desde Barcelona es una manera de ver Madrid mejor, igual que mirarlo desde Bilbao o Gijón. Recuerdo que estuve leyendo un libro antiguo de Carandell que había en casa de Raül (Vivir en Madrid, años 60). Carandell era un barcelonés que vivió en Madrid, que retrataba los 60, sobre todo por la noche, un ambiente delirante y muy triste. Hablaba de las clases medias altas, de los chavales que salían por la noche y de sus costumbres. Era un Madrid deprimente que comenzaba la noche en Metropolitano, tomaba copas en la cafetería de Aeropuerto, y terminaba entre toreros, señoritas y cachorros de clase alta en las churrerías de Lavapiés tomando aguardiente.
El libro influyó en algunas de las letras que escribí, sobre todo las últimas, “Balada baladí” y “Quebradizo y transparente”, que terminé habiendo ya empezado la grabación. Incluso creo que cosas de Barcelona o de los viajes en tren se han colado en el disco.
En una entrevista reciente a Refree (Jenesaispop), dice que termina haciendo en los discos más de lo que querría. ¿También te pasa a ti?
Opino como Raül, creo que siempre hago más de lo que debería. Soy apasionado y me acabo metiendo tanto o más que el artista y termino sintiendo síndrome de Estocolmo y creyendo que el disco es casi mío y te tienen que parar los pies. Raül es un gran músico y un gran productor, con unas facultades que le permiten ser muy rápido a la hora de pensar y tocar la música y eso le hace poder ser muy expresivo con la ornamentación.
Por cierto, qué tal está siendo tu experiencia como productor, por ejemplo con Mc Enroe.
Escuché a Mc Enroe en directo teloneando a Tulsa y me llamaron la atención. Me los presentó Carlos Galán, me pasaron un disco y al poco me llamaron para que les produjera. Les comenté la idea que yo tenía sobre lo que les podía aportar sobre canciones nuevas que me presentaron. Había cosas que veía claras como que había canciones que podían tener un toque al Cold House de Hood, que fue un disco que estuvo en nuestras cabezas, que sus trabajo tenía una oscuridad que quizás resultaba interesante resaltar y darle brillo porque era hermosa, que la voz de Ricardo tenía más posibilidades.
Yo creo mucho en la figura del productor, aunque no sea imprescindible porque siempre va a aportar algo positivo porque te da una visión diferente del concepto del disco que has hecho. Siempre te va a dar un punto al que tú no puedes llegar. Ahora por ejemplo estoy trabajando con Tortel, que son amigos y a los que conozco desde hace mucho tiempo y es curioso como descubres cosas nuevas que te sorprenden, o como ayudas a superar limitaciones autoimpuestas. Creo que nos pasa a todos cuando alguien nos produce.
Le dedicas una canción a Charlie Pace de Perdidos, meses antes de que Weezer te copiara la idea y le dedicara a Hurley un disco? ¿Qué tiene Perdidos para tener reflejo en tantos ámbitos?
Mucha gente nos hemos tirado enganchados a una serie diferente muchos años. Mucho tiempo siguiente a unos personajes. Escribí la letra antes de que acabara la serie, cuando comencé a sentir cierto sentimiento dramático de tener que despedirme de los personajes. La canción está también relacionado con los centros comerciales de la periferia de muchas ciudades, a los cuales a veces deseo la destrucción. En algún momento se me cruzaron estas ideas con el Humo Negro y con mi personaje favorito, Charlie, y decidí escribir la canción de Charlie no pudo acabar.
¿Ves alguna serie actualmente?
Estoy viendo un poco Los Soprano y de Office americana, que me parecen interesantes. Creo que seguro que terminaré Los Soprano que creo que es una obra con mucha profundidad y diferente.
Comienzas gira dentro de nada.
Sí, llevamos ya 9 conciertos con la banda nueva, incluida el FIB, y ahora en diciembre y enero tenemos muchas más fechas, por ejemplo el 15 de diciembre en Sol con Gepe.
¿Algún proyecto nuevo adicional?
Voy a sacar un single para el Club del Single de Acuarela grabado con Ornamento y Delito que se llama Soltero nego y se grabó con ellos antes de que yo les produjera. Contendrá una adaptación de “All Tomorrows Partie´s” de Lou Reed en castellano y una versión en el idioma original de “Baga Biga Higa” de Mikel Laboa.