Eli Paperboy´ Reed + The Right Ons – Joy Eslava (Madrid)
Poco a poco emerge en la escena musical un interés por estilos tan minoritarios en la actualidad como el funk y el soul. Prueba de ello fue la entusiasta respuesta por parte del público madrileño para recibir a las supuestas esperanzas blancas de la maltrecha música negra. Eché en falta a James Hunter y su luminoso The Hard Way (08) con el que británico ha encontrado su particular rumbo al castillo del mago de Oz.
El escenario fue inaugurado por la banda madrileña The Right Ons. Pese a que su último disco Look inside now (09) atesore algún acierto y aunque la exhumación de alusiones “James Brown, Sly & The Family Stone” ejerzan de cebo efectivo, su directo no acredita la desproporcionada recepción que han despertado. Nervio, jubilo y poco más… Carentes de sutileza y liderados por un vocalista sobreactuado recrearon su particular garage-funk, a mi juicio, con una enlatada espontaneidad bastante descafeinada.
Eli “Paperboy” Reed, en cambio, impartió una pedagógica crónica de la historia del soul. No pretendió reivindicar el cancionero popular afroamericano. No vino a traducir el lenguaje de los míticos sellos Stax y Motown de los años 60. No vino a fusilarse el ideario de Otis Redding. Simplemente se mostró tal como es.
Aunque el acontecimiento esta diseñado para el lucimiento particular del “chico del periódico”, el sexteto que le escolta habitualmente “The True Lovers” sonó vigoroso y compacto. Sin exhibiciones pirotécnicas en forma de interminables solos. Para eso, tenemos el heavy. El show deambulo entre el repaso del visceral disco que le dió a conocer Roll With You (08) y algunos aperitivos de su próximo apuesta Come And Get It (010). Estos últimos, aunque auguran noches de vino y rosas en los clubs de medio mundo, sonaron algo dispersos… Todavía requieren horas de vuelo.
No faltaron los trucos habituales para dotar al set de dinamismo: la eficaz ejecución estilo gospel “you can run” y el acústico habitual con el que los más desorientados suelen relacionar que deben callarse. No perdió credibilidad en las distancias cortas pero no consiguió conmover. Eso, son palabras mayores.
En definitiva, una brillante sucesión de canciones son sabor añejo adaptado a las nuevas generaciones. Espero que su progresión transite por territorios más osados donde la emoción prevalezca al sano y trivial divertimento. Caminos construidos con baldosas amarillas.