Conciertos

Elliott Murphy & Olivier Durand – Teatro del Mercado (Zaragoza)

Hace cinco años descubría la música de Elliott Murphy en el salmantino Teatro Liceo. Entonces, ya acompañado de su fiel escudero de lujo Olivier Durand, me ganó de por vida con su arrolladora actitud y una honestidad poco habitual. Por el camino ha habido más ocasiones, pero al fin llegó la hora de reencontrarme con ambos protagonistas de nuevo al amparo de un recogido teatro. El neoyorquino afincando en Francia, regresaba a una ciudad donde es admirado y consigue agotar el papel con facilidad, a sabiendas de que es un valor seguro.

Con uno de sus habituales sombreros dejando entrever parte de su melena canosa, el poeta se encontraba con un emplazamiento abarrotado, dispuesto a ofrecer una de sus siempre efectivas actuaciones acústicas. No esperen leer vistosas novedades sobre esta enésima gira. Eso no va con el viejo Elliott, que simplemente hace sobre el escenario lo que mejor sabe. Si acaso, cabe mencionar que algunas de sus más recientes composiciones van ganando protagonismo y, sin desentonar, aún no consiguen calar tanto como antiguos clásicos de su repertorio. Precisamente éstos comenzaron con un “Green River” dedicado al Ebro, mientras los ánimos iban caldeándose con los duelos de guitarras cruzadas entre el pálido artista y el virtuoso guitarrista francés. Infatigable, el músico cuenta historias desde su voz ligeramente rota en canciones como “Tell Me”, “You Never Know What You’re In For”, “On Elvis Presley’s Birthday”, o el mejor corte de su último trabajo, “And General Robert e Lee”. En el tramo final se mostró decidido a enlazar algunos clásicos del Rock & Roll con una profunda revisión del “L.A. Woman” de The Doors, antes de desear suerte a Barack Obama con “Change Will Come” y desatar la apoteosis con “Come On Louann”.
El concierto terminó con el dúo obviando micrófonos y sentado a menos de medio metro del público para, casi susurrándole, finiquitar más de dos horas de concierto. En ese momento, el teatro al completo puesto en pie ovacionaba al último verdadero héroe del rock clásico.

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