Florence + The Machine (Wizink Center) Madrid 21/03/19
Florence Welch lo ha vuelto a hacer. Ha dado un concierto redondo ante más de doce mil personas creando una cálida atmósfera más propia de pequeño club, que de concierto multitudinario.
Acompañada de su máquina engrasada, la londinense continúa presentado su cuarto álbum High as Hope (Virgin/EMI 2018) que la llevará por Estados Unidos y finalizará en Escocia. Con un pequeño retraso sobre la hora anunciada, saltó la banda al sencillo escenario –Florence no necesita de más – que están empleando en todo el tour, ante un público rendido a los descalzos pies de la diosa envuelta en gasa para arrancar con: “June” y “Hunger”, ambas del citado último trabajo. Sin duda, una forma energética de comenzar el concierto y es que el set estuvo deliciosamente escogido de entre lo mejor de su cancionero.
La portentosa presencia de la cantante y sus hipnóticos bailes influyen en la percepción de sus canciones, pero estoy seguro de que «Between Two Lungs” cobró en directo un cariz mucho más épico que “enlatada”. Con “Queen of Peace” nos trasladó a su lado más Soul, comenzando a poner a los presentes con los pies tan elevados como los suyos propios (la acrobática Florence está más tiempo en el aire que pisando tierra) y en “South London Forever” llegó la primera “conversación” seria de la noche. La canción no solo habla del lugar donde nació, con ella invitó a todos los presentes a que nos amaramos y desterrásemos los malos sentimientos, habrá que seguir sus consejos.
La tercera representante de la noche de High as Hope, tenía nombre de otra mujer de presencia imponente en los escenarios, “Patricia”, canción dedicada a su amiga y musa Patti Smith, a la que, según sus propias palabras, debe mucho. A en la mitad del concierto, “Dog Days Are Over” puso a prueba la complicidad del publico con la banda, haciendo que todos, prácticamente sin quererlo, ejerciésemos de percusionistas; unos con las palmas y otros con los pies.
Le tocaba el turno a una de sus más inapelables canciones, “Ship to Wreck”, en la que volvía a quedar patente su capacidad de dar todas las notas con esa voz de otro mundo, mientras iba prácticamente volando sobre el escenario. “Moderation”, otra de sus piezas más “souleras”, que bebe de las fuentes del Northern Soul, dejó clara su amplísimo abanico musical y en directo es musicada magistralmente por una banda a la que es difícil poner un “pero”.
Para este entonces la británica ya nos había hecho saber que hay que expulsar a la masculinidad tóxica de la sociedad, y que Florence + the Machine es una banda exenta de esa lacra. También dejó claro la poca gracia que tiene el uso de móviles en los conciertos, pero no de la manera que lo hubieran hecho estrellas como: Bob Dylan o Van Morrison, Florence se permite dar esas “ordenes” con una extraña dualidad entre fiereza y fragilidad, que a nadie molesta.
“100 Years” fue la canción elegida para dar las gracias a todo el público español y para recordar su primera actuación en España: “En la sala Razzmatazz, a las cuatro (con cara de asombro) de la madrugada”. Quizás por recordar ese concierto salvaje, según ella misma, se vino tan arriba como para romper “la cuarta pared”, abandonar el escenario, mientras sonaban los primeros acordes de “Delilah” y meterse entre el público cruzando (no exagero) toda la pista del Wizink Center, para irse al final, donde estaban los menos afortunados o, mejor dicho; los que no habían abonado la costosa entrada de la zona aledaña al escenario.
No podía finalizar con otro tema que no fuera “What Kind of Man”, eso lo sabíamos de antemano. Como también sabíamos que iba a hacer unos bises, que culminaron con la que quizás es su canción más comercial: “Shake it Out”.
Florence + The Machine te hacen olvidar el mundo durante dos horas de concierto, obligándote a orbitar, sin que puedas hacer nada por evitarlo, por su universo. Necesarios.
una noche mágica
Es una diosa. Ninguna como ella
Fue absolutamente fantástico.