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Gipsy Kings ft. Nicolás Reyes + Los Manolos (Noches Del Botánico) Madrid 19/07/24

Finalmente llegó el día que llevaba años esperando. El sábado 19 de julio, por fin pude presenciar un concierto en directo de los Gipsy Kings, y además, en una de las mejores localizaciones posibles: Noches del Botánico. Su espectáculo cumplió todas mis expectativas, resultando ser un rotundo éxito.

Mi relación personal con la música y la historia de los Gipsy Kings siempre ha estado marcada por un profundo amor y respeto. Sin embargo, mi historia con sus conciertos ha sido todo lo contrario: un cúmulo de situaciones inverosímiles que nunca me permitieron verlos en vivo. Retrasos de aviones, acreditaciones rechazadas u olvidadas por parte de las organizaciones, o entradas agotadas, son algunas de las historias.

Incluso el año pasado en Estambul, sucedió algo curioso. Gran parte del barrio de Galatasaray estaba decorado con carteles anunciando su concierto en la ciudad, como parte de su gira «Gipsy Kings ft Nicolas Reyes». Nada menos que en la Volkswagen Arena, uno de los recintos más grandes de la ciudad. En aquel momento, iluso de mí, pensé que los astros se habían alineado, pero de nuevo, las entradas estaban agotadas, las ticketeras eran extrañas y la reventa tenía precios irrisorios. Confiar en el mercado negro de entradas es arriesgado en cualquier lugar, y en Estambul, sin hablar turco, no me parecía el mejor momento para tentar al destino.

Mi amor por sus canciones se basa en tres pilares fundamentales de mi identidad y gusto musical. El primero es la calidad. Aunque es un concepto subjetivo, en el caso de este grupo flamenco, incluso el heavy más purista ha aplaudido alguna vez al escuchar «Bamboleo». Si no, sería muy difícil vender 14 millones de discos.

El segundo pilar es la nostalgia. Crecí con sus canciones en el coche y heredé su música desde niño. Y el último, y sin duda el más importante, es la fusión única que este conjunto ha logrado entre el pop, el flamenco y la rumba. Además, como la propia historia personal de sus miembros, lo han hecho con una perspectiva internacional.

Son muy pocos los países que no han disfrutado de la música en directo de este conjunto franco-español. Han servido de inspiración para llevar el sonido rumbero a las partes más indómitas y remotas de China y  han sido una influencia fundamental en el sonido mestizo de Cataluña. Un grupo de ida y vuelta, de música como elemento de conexión entre culturas, pero sobre todo, de diversión.

En cuanto al concierto en Las Noches del Botánico, fue la propuesta liderada por Nicolás Reyes. Cabe mencionar que esta formación ha tenido cambios de miembros y, al más puro estilo Yes, incluso se ha separado en varios conjuntos por cuestiones personales. Los otros Gipsy Kings, tan originales como estos, son los liderados por André Reyes. También están los Gipsy Kings ft Tonino Baliardo o Patchai Reyes. Sin embargo, los principales, con intercambio de guitarristas de todas estas formaciones, son los de Nicolas y André.

El concierto comenzó a las 20:45, quince minutos después de la hora programada. Fue un espectáculo de alrededor de noventa minutos que se extendió hasta pasadas las 22:15, dividido en dieciocho cortes. Por supuesto, no faltaron los clásicos, aunque hubo alguna excepción, como la versión de «Hotel California» que formó parte de la banda sonora de la película El Gran Lebowski.

Las colas para entrar al recinto estaban abarrotadas, a pesar de que las puertas se habían abierto una hora antes. Las Noches del Botánico habían colgado el cartel de «sold out» y, a diferencia de otros conciertos de este ciclo de verano, como el de Paolo Nutini que también cubrí, nunca había visto tanta gente en pista como en esta ocasión. Realmente, no cabía un alfiler.

En otros conciertos, parte del público se espera dentro del propio recinto, en las medianías del escenario, pero esta vez, el jardín botánico estaba prácticamente desocupado. Lo sé por observación: hasta que no pasaron unas cuantas canciones, era prácticamente imposible pisar el césped artificial que cubre gran parte de la pista, así que disfruté de los primeros temas desde uno de los laterales. En otro lugar, esto podría ser un inconveniente, pero en este recinto y con este festival, la acústica es perfecta desde cualquier ubicación. Un rara avis en el mundo de macrofestivales en el que vivimos.

Como era de esperar, el público era de diversas nacionalidades. Principalmente había españoles, franceses e ingleses, aunque también muchas personas de origen asiático. Este detalle es un claro indicador de la proyección internacional que tiene este conjunto.

En cuanto a la música, el concierto fue un éxito en todos los sentidos: organización, setlist, calidad instrumental y, sobre todo, diversión. Es cierto que la voz de Nicolás no es la misma que hace dos décadas, pero en ningún momento esto fue un problema. Cuando llevaba varias canciones seguidas, se apoyaban en grandes partes instrumentales, solos de guitarra o teclados por parte de sus miembros, o incluso composiciones exclusivamente sonoras, como “Galaxia” o “Pharaon”. Esto permitió mantener su garganta a salvo y dio al concierto una cohesión conjunta, más allá de una mera recopilación de singles.

El inicio fue por todo lo alto con canciones como “Chiribi”, “La Montaña” y la reconocida “Djobi Djoba”. A lo largo del espectáculo también interpretaron una versión en francés de Demis Roussos, “Mourir auprès de mon amour”, y himnos intergeneracionales como “Historia de un amor”, que conectaron musicalmente con “A Tu Vera”, canción de la gran y única Lola Flores. Todo, por supuesto, con su inconfundible estilo.

Este estilo levantó a todo el público de sus asientos, incluso las muletas de varios asistentes se alzaron en señal de reconocimiento, con el final apoteósico que nos ofrecieron los Gipsy Kings. De manera perfecta, cuadrado hasta el último acorde, nos maravillaron con “Bem, Bem Maria”, “Bamboleo” y “Volare”. Entre medias, presentaron una versión rumbera de “Asturias” de Isaac Albéniz, para mí una de las grandes composiciones de la noche. Por último, como bis, llegó el turno de “Vamos a bailar”, tema que cerró la noche entre aplausos y júbilo, seguido de una versión reducida de la mítica “A mi manera”, cantada a capella por Nicolás, quien finalizó con una despedida al más puto estilo Gipsy Kings: Gracias, Madrí. I love you.

La noche, por si fuera poco con esta experiencia, no acabó con los Gipsy Kings. A esta fiesta de baile, rumba y diversión se sumaron Los Manolos. Con un público completamente entregado, este conjunto que en los años noventa volvió a poner en valor la Rumba Catalana, se subió al escenario con una única misión: hacernos disfrutar. Es posible que su setlist no estuviera tan calculado como el de los anteriores, pero sinceramente, y siendo lo más objetivo posible: ¿a quién le importa?

El conjunto catalán se subió a la palestra media hora después de los Gipsy Kings, a las 22:45 de la noche, en un horario óptimo. Y en esta ocasión, creo que incluso con sentido. Porque durante esta jornada, aunque a todas vistas el grupo principal fuera el conjunto franco-español, Los Manolos no se quedaron atrás, e incluso ofrecieron un cierre de lo más energético posible. Sea o no casualidad el horario, fue un éxito. Viendo el nivel de ambos grupos, también podría haber sido al revés.

En este caso concreto, el concierto estuvo dividido en varios actos, al menos musicales, pero manteniendo la gracia y el buen rollo que tanto los caracteriza. Desde un inicio con temas como “Sono la Rumba”, “El Ventilador” o uno de sus grandes buques insignia como es la versión de The Beatles “All My Loving”, pasando por una parte más acústica con himnos imperecederos de Peret como “El gitano Antón”, “Borriquito”, “Gitana Hechicera” o “Tracatrá”. En total, a lo largo de su concierto, pudimos disfrutar de más de ocho temas del rey de la rumba catalana. Tampoco faltaron versiones igualmente rumberas como “Perdido de Amor” de Rumba Tres o un “Strangers in the Night” de Frank Sinatra.

Con este setlist, ¿a quién no le va a gustar? Por último, y después de aplausos y gritos, llegaron los bises de “El Muerto Vivo” y “Amigos Para Siempre”. Una noche espectacular que demostró una vez más cómo una guitarra española y un rasgueo pueden sacarte una sonrisa, ya sea en México lindo, en el lejano Japón o en cualquier otro lugar del mundo.

Fotos: Fer González (Noches del Botánico)

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