Horace Andy – Razzmatazz 2 (Barcelona)
El concierto tuvo lugar en Razzmatazz 2, una estancia que, incluso intentando ser algo racional, no deja de darme siempre algo de mal rollo. Una sala, empero, que rebosaba vitalidad cuando entramos, puesto que la ocasión era muy especial. Horace Andy, el mítico cantante reggae aterrizaba por vez primera en solitario en España. O al menos por vez primera desde que se dio a conocer de forma muy popular con Massive Attack, grupo con el que ya había recalado en diversas ocasiones por estos lares.
Tal era la expectación que cuando la banda salió al escenario, el murmullo del público se convirtió en calurosa ovación. Y una vez situados e instalados los músicos, Andy y su querida banda pasaron a ofrecernos un prólogo donde a modo de popurrí empezaron a insinuarse los acordes de «Money, Money, Money» y «Skylarking». Según confesó en la breve entrevista que realizó antes del concierto, sus actuales músicos, de origen francés, son la banda que deseaba desde hacía años, pues sus anteriores instrumentistas japoneses desvariaban en demasiadas ocasiones. El reggae japonés abstracto puede ser tan divertido como desconsiderado con las leyendas. Mientras tanto, los olores de reminiscencia jamaicana rebosaban la microatmósfera del local. La gente había traído lo que tenía que traer, para disfrutar plenamente de la música que emanaba del escenario. Pero la ocasión lo merecía más que nunca. Y más cuando sonaban temas como Mek It Bun, una canción que dio pie a las mejores intenciones cannábicas del personal. ¡La música de Horace Andy incitaba a ello sin tener que insitir en las consignas de siempre!
Al son de los primeros compases de «Money, Money, Money (The Root of all evil)» , un auténtico himno que condena el uso manipulador del dinero con fines destrutivos (acallar, comprar conciencias, matar), se confirmaron mis mejores expectativas. Pero esa noche iban a caer un buen número de clásicos. La banda, Homegrown Band & Stepper Horns, respondió a la perfección, situándose muy por encima de lo esperado (no como en otras visitas de estrellas jamaicanas, con bandas de apoyo mediocres; véase Max Romeo). Brilló mucho la música de Andy, gracias a la luz ofrecida por los jóvenes músicos de acompañamiento, perfectos conocedores de su obra. Ofreciendo incluso algún que otro solo de tintes brillantes, aunque cediendo siempre el protagonismo a este progenitor espiritual del reggae.
Cayeron temas de roots, lovers rock, y algo de dancehall ochentero, es decir, para todos los gustos. Se tocaron, además, dos temas del disco de Massive Attack Blue Lines, de 1991: una versión accapella de «Hymn of the Big Wheel» (inmensa demostración de facultades) y «One Love». También pudimos disfrutar de «Skylarking», aunque echamos de menos canciones como «Love of a Woman», «Just Say Who» o «See a Man’s Face».
Es difícil, en suma, encontrar tanta honestidad y tanta dignidad en un músico. Muchos consideran que su voz de falsete es una de las joyas de la música del siglo XX. Tanto para los que le conocimos a través de Massive Attack (o sea que chapeau para el Grupo Salvaje) como, seguramente, para los que le conocieron en la época fundamental del sello de Clement “Sir Coxsone” Dodd, Studio One, cuna de Burning Spear, Jackie Mitoo, Marcia Griffiths, Bob Marley & The Wailers, Johnny Osbourne y de los Skatalites.
Humildes felicitaciones, por cierto, para Abdenegus-Reggae Shack, promotores del concierto y artífices de la presencia en Barcelona de Horace Andy, Mad Professor y Lee “Scratch” Perry. Y esperemos que den la bievenida a Barcelona de muchos más artistas relacionados con los paisajes mentales jamaicanos, que no son pocos: viejos, jóvenes, retro y modernos. Respeto.