Kassi Valazza (Clamores) Madrid 23/11/23
La presencia de Kassi Valazza se intuía propicia para amantes de los sonidos más puristas. Café para los muy cafeteros, podría decirse. Al menos, atendiendo al contenido de los dos discos publicados hasta la fecha por la de Arizona, “Dear Dead Days” (Auto, 19) y “Kassi Valazza Knows” Nothing (Gravy, 23), a los que sumar el EP “Highway Sounds” (Auto, 22). En la práctica, y al contacto con el escenario y la intachable acústica de la mítica Sala Clamores, el paso de la norteamericana resultó un regalo para los sentidos, superando así todas las expectativas previas de un respetuoso (a excepción del tonto de turno) público.
Flanqueada por dos músicos idóneos para la empresa (con uno pellizcando guitarra osteel guitar, y el otro a las teclas), Valazza tiró de impecables maneras para concretar ese tipo de clasicismo folk ribeteado con country que maneja en propiedad, dibujando (con merecida calma) pasajes de raíces plagados de nostalgia, tristeza o ternura. Lo hizo a partir de una presencia sensiblemente más humana, delicada y, en definitiva, emocionante, que aquella desprendida de su versión de estudio, hasta alcanzar niveles adicionales de calado y belleza.
Una aparente fragilidad creativa impecablemente desarrollada, que fue tónica dominante durante los ochenta minutos que regaló sobre las tablas, resultando igual de convincente cuando tensó ligeramente músculo para, incluso, apuntar hacia líneas psicodélicas. La de por sí bonita voz de Valazza sonó pulcra y sin aspavientos; sin necesidad tampoco de lucir un claro elemento diferenciador, señalando de frente a referentes evidentes como son los de Joni Mitchell, Carole King y Joan Baez en canciones bien parecidas del tipo de “The Rapture”, “Watching Planes Go By”, “Johhny Dear” o “Verde River”.
Definitivamente, Kassi Valazza nació en el momento equivocado, y resulta escandalosamente fácil imaginarse a la autora formando parte de aquella comunidad de artistas que en los setenta tomaron Laurel Canyon para disfrutar de Los Ángeles, la filosofía hippie, la hierba, el sol y el desierto, mientras se codea con Neil Young, David Crosby, la mencionada Mitchel, The Mamas & The Papas, Zappa o Gram Parsons, y programa conciertos en el Whisky a Go Go y The Troubadour. Afortunadamente (para nosotros), pertenece a nuestra época y, a su paso por Madrid, el encantador aroma retro del trío dejó excelentes (y, por supuesto, algo místicas) vibraciones.